VILLAGE OF SHADOWS

VILLAGE OF SHADOWS

Hace mucho tiempo, una niña fue con su madre a coger bayas para su padre, mientras él trabajaba. Pero el bosque las recibió con un silencio oscuro y frío, y los arbustos vacíos.

Decidida a buscar bayas, la niña se soltó de la mano y se desvaneció entre los árboles. La pequeña no pudo escuchar los gritos de su madre mientras se adentraba corriendo en las profundidades del bosque.

Al sentir que alguien la miraba recordó los cuentos que le contaba su madre y su garganta empezó a secarse.

¡Era el señor Murciélago! Le dio la bienvenida y se mordió su ala.

“Ten, niña, sacia tu sed” Le dijo.

La niña bebió de su sangre oscura y sonrió satisfecha.

Al pasar por un cementerio, nubes de tormenta aparecieron y el aire se tornó gélido. La pequeña empezó a temblar de frío.

Entonces, el Tejedor Oscuro se dejo ver y con un chasquido le hizo un hermoso vestido de la nada.

“Ten, niña, abrígate”, le dijo. La niña se lo puso y sonrió feliz.

Atravesó aguas profundas, con la esperanza de que un barco la llevara de vuelta a casa. Pero la atenazó el hambre y su corazón se tornó pesado.

Entonces el Rey Pez se presentó y le ofreció una de sus escamas.

“Ten, niña, que aproveche” La niña comió y sonrió feliz de nuevo.

Más adelante, se adentró en el oscuro corazón del bosque.

Un corcel de hierro llegó portando un bello engranaje dorado.

La criatura permaneció en silencio mientras la niña cogió lo que pensó que era otro regalo. El caballo se enfureció y llamó a las otras criaturas.

La niña se atemorizó cuando un fuerte viento sopló tras las bestias.

Entonces, surgió una bruja, sombría, pero elegante.

“Regalos te dimos más cogiste”, le dijo. “Así que más nos debes”.

Al momento la niña quedó atrapada en un espejo.

Sus padres la habían buscado todo el día y por fin la encontraron.

Con rabia, su padre se enfrentó a la bruja mientras su madre rompió el hechizo con su amor.

Pero la bruja era más fuerte y su padre gritó:

“¡Salva a la niña!”.

Así que la madre la puso a salvo mientras el bosque se consumía.

Ahora el bosque calcinado es el triste recuerdo del sacrificio de su padre.

Hoy en día si un niño fija la mirada en el yermo paisaje, tendrá pesadillas en las que se verá perdido buscando bayas.

 

LUCAS TORRES MOLERO, 1º ESO B

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