“He elegido con cuidado
los colores de las
vidrieras: rojos, para que
parezca que son rubíes;
verdes, para que parezca
que son esmeraldas;
amarillos, para que
parezca que son
topacios; y azules, para
que parezca que son
zafiros. De tal manera
que el que está oficiando,
al estar rodeado de los
colores más bellos que el
Señor ha puesto en la
naturaleza, piense que
está en la Jerusalén
Celeste” Suger.

 

 

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