Sepultura de los reyes viejos
Alfonso VII es retratado con barba, corona, túnica, manto y chapines.
Sancho IV figura lampiño, con hábito franciscano y descalzo, y su mano derecha esboza un “mea culpa”.
El cadáver de Sancho IV estaba momificado. Vestía sólo unos calzones y llevaba a la cintura un cordón de San Francisco y los pies cubiertos con calzado de cuero.
Don Sancho fue el primer rey castellano en romper con la tradición de enterrarse con el manto escarlata y los ropajes bordados en oro, plata y seda. Llevaba, eso sí, corona, espada y espuelas.
El cuerpo se encontraba envueltoen una rica colcha de valioso tejido oriental. Este edredón no se ha devuelto a la tumba. Conserva en su mitad una mancha oscura, consecuencia del proceso de descomposición del cadáver, y un olor a cadaverina imposible de eliminar, pese a haber sido ventilado durante años.
El otro ataúd del lado derecho contenía los restos de un niño, del que sólo se conservaban los zapatos. Se supuso que correspondían al bastardo de Alfonso XI.
Entre los restos de Alfonso VII había, casi intacto, un almohadón aún mullido, forrado con una tela decorada con leones y flores de lis.
El entonces cardenal-arzobispo de Toledo dispuso que el cadáver de Sancho IV fuera vestido con un hábito franciscano, y depositado de nuevo en su cenotafio.
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