Un Veterano embarcado en una aventura Erasmus+

       Puede sonar algo temerario, pero haciendo mías las palabras de nuestro coordinador “a veces nos liamos la manta a la cabeza y nos lanzamos a la piscina”. Eso fue lo que hice cuando me subí al carro de este proyecto ilusionado por la idea de una experiencia multicultural que empezaba a fraguarse en mi mente.       

      El 9 de Julio embarqué en Barajas con destino la academia EuroPass sita en la preciosa ciudad italiana de Florencia. Durante una semana realicé un curso denominado “Photo and Video Making in our classroom: Creating and adapting visual resources”. No soy neófito en el tema de fotografía, por lo que no esperaba muchos aportes en el aspecto técnico pero sí otras cosas y en ese sentido la experiencia no defraudó. Mis expectativas estaban más vinculadas a establecer contacto con nuestros homólogos de otros países europeos y afrontar algún tipo de experiencia con valor didáctico.

    El primer día fue la repera. Me quedé estupefacto al escuchar las presentaciones de mis compañeros. Uno tras otro realizaban interesantes exposiciones en un inglés fluido y mi nerviosismo crecía por momentos. Cuando me tocó empecé pidiendo disculpas por mi inglés y las reacciones de apoyo fueron inmediatas y cariñosas, lo que me relajó y me ayudó a realizar una presentación con la que quedé relativamente satisfecho. Un intenso dolor de cabeza, que pedía ibuprofeno y una siesta de las gordas, me acompañó de vuelta a casa ese primer día, pero no podía despistarme porque nos encomendaron trabajo de campo dirigido a ilustrar ciertos pasajes del día a día de Florencia. Aquí os dejo algunas capturas que realicé esa primera tarde.

​     Los días siguientes transcurrieron a un ritmo vertiginoso y fuimos aprendiendo algunos aspectos del lenguaje cinematográfico a la vez que explorábamos técnicas de gestión y producción de video. La meta era producir nuestra propia película en cinco días. Decidimos que sería un Stop-motion de entre 30 y 60 segundos de duración. Sí, menos de 1 minuto pero ni os imagináis el trabajo que trae todo esto. Programamos y distribuimos el trabajo como un equipo en el que cada cual aportó lo que supo y pudo. Estábamos entusiasmados con el proyecto, hasta el punto de echar horas extra. El tercer día algunos ni comimos, y empalmamos la sesión de mañana con la de tarde porque no estábamos dispuestos a terminar la semana sin poner nuestra “peli” en el candelero. Disfrutamos como enanos planificando y mimando cada detalle, desde el storyboard con el que nos hartamos de darle a la sin hueso, pasando por la recreación de los escenarios hasta la planificación de la iluminación y la realización de las tomas. Cada etapa superada resultaba gratificante y generó 920 fotografías con las que teníamos finalmente editamos lo que llegaría a convertirse en de las joyas de youtube, nuestra película: “Burning Love” .

       Es difícil valorar todo lo que me traigo de esta experiencia porque me traigo un batiburrillo de cositas entre las que no puedo dejar de subrayar:

  • La inmersión lingüística que para mí ha supuesto al tener que enfrentarme a una convivencia de trabajo con 10 profesores procedentes de distintos puntos de Europa usando como nexo la lengua inglesa. Ha sido una experiencia dura, sí, pero gratificante y emocionante.

  • El trabajo como un equipo, en el que cada cual aportó lo mejor de si, que nos valió el reconocimiento y unas emocionantes palabras de despedida con las que nuestro monitor recalcó este aspecto.

  • El producto final. Nuestra intención era filmar una película en la que plasmar los conocimientos y técnicas trabajadas en los tres primeros días de curso. El resultado, siempre mejorable, nos dejó un producto muy divertido que mereció la proyección en un pase especial como colofón fin de curso

  • La estancia en una bellísima ciudad, con muchísimo sabor pese a la marea turística que la azota. Seis tardes se quedan muy cortas para explorarla y disfrutarla. Hay que repetir cada rincón. No te cansas de pasar por el Ponte Veccio y la Piazza da Signoría, ni de contemplar boquiabierto esa imponente catedral, y qué decir del deleite de las vistas que de la ciudad ofrece el mirador de San Michel Angelo… ¡qué pasada! Una semana que se pasó volando. No queda otra que volver.

Thanks to all of you!
Manuel Ortega García.

 

mortgar203

Profesor de Física y Química y webmaster. Amante de mi profesión.

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