RELATOS PREHISTÓRICOS
Te sonará muy extraño el título, porque en la prehistoria no se había inventado la escritura, pero en la clase de 4ºC han aparecido algunos relatos contando como era la vida en la prehistoria. Te dejo a continuación algunos sobre el paleolítico y el neolítico. Si los lees con atención podrás aprender muchas cosas de nuestro pasado.
MI VIDA EN EL PALEOLÍTICO
Hoy nos hemos levantado y hemos arreglado la choza, que esta noche ha hecho mucho viento y casi no quedaba techo. Más tarde mi padre fue a pescar algo para poder comer, cogió el arpón de asta y consiguió un enorme pescado. Mientras, mi hermana preparaba la hoguera, ¡por fin ya tenemos fuego! Estábamos deseando que llegara mi padre para cocinar el pescado y comer los frutos silvestres que habíamos recolectado.
Ayer, mi tío y mi abuelo salieron a cazar animales (ciervos, conejos, jabalíes…) y con sus pieles mi abuela nos va a hacer unos vestidos y mantas para que no pasemos frío. Todavía hay que esperar a que las pieles se sequen al sol, para que pueda coserlas con la aguja de hueso que he preparado.
Mi prima y yo hemos hecho pinceles con los huesos de animales y con el carbón vamos a hacer unas preciosas pinturas rupestres de animales en manadas y algunos aislados.
Pronto nos iremos de aquí a buscar comida a otro sitio.
Escrito por Carmen Martínez 4ºC curso 20-21
Hola amigos, me llamo Andrea y tengo 10 años. Soy una niña del neolítico y os voy a contar como es mí día a día. Mi gran familia y yo vivimos en una aldea.
Por la mañana, al levantarnos, mi prima Celia se va a pescar al río. Después, mis tíos, mis primos y mi madre se van a cazar. Mientras tanto, mi padre y mis abuelos y abuelas, se van a recoger el trigo. Un día, el trigo estaba tan alto que mi padre se cayó en medio y tardaron una hora en encontrarlo. ¡Menos mal que apareció! A media mañana mi prima Carla y su hermano Lucas se van a pasear el rebaño o a ordeñar a las cabras.
Siempre comemos una comida riquísima. Ayer, por ejemplo, mi primo Mario cazó un bisonte que estaba para chuparse los dedos. Por la tarde mis titas Tere y Belén me tejieron varios vestidos para mi madre y para mí. Finalmente, mi prima Carla y yo nos fuimos a jugar con los perros y las ovejas. Tyson, un perrito muy chiquitito, ¡casi se nos escapa! A la hora de dormir toda la aldea se queda en calma.
Escrito por Andrea Bulnes 4ºC curso 20-21
UN DÍA EN EL NEOLÍTICO
Al despertarme, por el cacareo de los gallos que tiene mi padre junto a la choza, me levanto y me visto con la ropa hecha con piel de bisonte por mi mamá. Me tomo una jarra de leche de cabra con cereales que mi tito ha cultivado en un campo cerca de donde vivimos. Las jarras las hace mi abuelo en un horno que tenemos en el poblado. Mi abuela me está tejiendo un vestido de lana que saca de un rebaño de ovejas que cuidan otras familias del poblado. Mi abuela hila la lana en un huso que construyó mi abuelo. Como no hay colegio todo lo que aprendo es de mi familia y del resto de la gente del poblado.
Mis amigos y yo nos vamos al río a pescar y los peces que cogemos los llevamos a casa para comerlos. Por la tarde, como hace frío, mi padre enciende una hoguera golpeando dos piedras. También me está haciendo un hacha de piedra pulida porque quiere enseñarme a talar. Mi familia es muy divertida. Una vez que el fuego se apaga, porque se acaba la leña, tenemos frío y sueño y nos acostamos.
Escrito por Irene Rodríguez 4ºC curso 20-21
Hola, soy Lucía, vivo en el Neolítico y os voy a contar como pasé el día de ayer. Por la mañana me desperté temprano y me puse a tejer con mi tía. Al cabo de un rato, fuimos a repartir las prendas ya confeccionadas por toda la aldea. Después vi a mi padre irse con la barquita a pescar. A varios metros de la orilla se le volcó el tronco y cayó al río. Aún no ha regresado. Luego nos dirigimos a los cultivos a recoger la cosecha. Había mucha y la hoz no estaba afilada, por lo que me cansé bastante.
Un ratito antes de comer mi tío Rodolfo fue a cazar un bisonte. Le sorprendió una gran estampida de la manada y lo pisotearon. Vivir en el Neolítico es bastante peligroso.
Por la tarde, nos pusimos a moler trigo en el molino de piedra. Al anochecer, cogimos palos e hicimos unas cestas hermosas. A la luz de las estrellas ordeñamos a las cabras, que es cuando están más tranquilas y no nos dan coces.
Cuando ya íbamos a acostarnos un animal salvaje intentó saltar las murallas de nuestra aldea. Todos los hombres y mujeres cogieron sus armas y ramas encendidas y salieron a defender el poblado del peligroso depredador.
Escrito por Lucía Ruíz 4ºC curso 20-21
¡Qué buena forma de aprender y divertirse!. Estoy deseando leer más historias vuestras. ¡Ánimo!
Me han encantado todos los relatos de vuestro día a día en la Prehistoria. Una muy buena manera de aprender y divertirse, sí señor.