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Isaac y Rebeca tuvieron dos hijos gemelos, los llamaron Esaú y Jacob. Isaac tenía predilección por Esaú, porque era un buen cazador y se encargaba de llevar el alimento. Jacob era el preferido de Sara, pues era apacible y amante del hogar. Un día, mientras Esaú estaba cazando, Jacob preparó unas deliciosas lentejas. Esaú volvió muerto de hambre y le dijo a su hermano: «Dame un poco de esas lentejas». Jacob le contestó: «Puedes comer un poco de mi plato si me dejas que yo sea el primogénito en tu lugar». Esaú accedió y así vendió su primogenitura a su hermano por un plato de lentejas. |
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Esaú se casó con dos mujeres de la tierra de Canaán, lo que puso muy tristes a Isaac y Rebeca.
Cuando Isaac se hizo viejo y sus ojos ya no podían ver, llamó a Esaú y le dijo que fuera a buscar algo de caza, y lo guisara como a él le gustaba. Después le daría la bendición.
Jacob suplantó a su hermano y recibió la bendición de su padre. Cuando Esaú se enteró, se enfadó mucho, estaba muy enojado y dijo que quería matarlo. Isaac y Rebeca no querían que Jacob se casara con una mujer de Canaán, por eso le dijeron que fuera a Harán y buscase esposa entre las hijas de Labán. Jacob obedeció y se puso en camino hacia las tierras donde vivían sus parientes. UNA FAMILIA MUY NUMEROSA Durante los años en que Jacob vivió con Labán, tuvo 11 hijos. Jacob decidió dejar las tierras de Labán y volver a Canaán. Se puso en camino con su gran familia y sus rebaños. Todo el pueblo de Israel desciende de los doce hijos de Jacob. Las 12 tribus de Israel llevan los nombres de diez hijos de Jacob y dos de José. |