Las similitudes entre estos niños jugando a los dados, resultan significativas. Ambas escenas están bañadas con una luz similar y se desarrollan ante el mismo fondo arquitectónico. Dos de los chiquillos juegan a los dados en posturas encontradas mientras que un tercero come una fruta mientras un perro le mira.
Se supone que se trata de vendedores de fruta o aguadores debido a la presencia en primer plano de una canasta con una fruta y una vasija de cerámica, jugando a las escasa monedas conseguidas, realizados todos los detalles con una impronta claramente. Los gestos de los muchachos están perfectamente caracterizados, especialmente el que echa los dados cuyo rostros están parcialmente iluminado por la rica y dorada luz.