Nuestra Historia

NUESTRO COLEGIO

El colegio… un poco de historia.

Si miras en Google Earth, en pleno corazón del Campo de Gibraltar, cerca de donde se cruzan el paralelo 36o y el meridiano 5o, verás un triángulo reticulado por calles horizontales y verticales.

Eso es Castellar. En una de esas manzanas está nuestro colegio. Allí los niños de Castellar aprenden, conviven, comen sano y disfrutan.

Pero no siempre estuvo ahí. Su historia comienza más lejos, en el castillo en 1846, cuando  había 70 casas y se creó una Escuela de Primeras Letras para 18 niños dotada con 1.100 reales. Con la Ley Moyano de 1857 se quiso dar un salto en la instrucción pública de Castellar, algo que menguara el analfabetismo del lugar, aunque se hiciera en un edificio ruinoso, incómodo y sin materiales, pero donde los niños pudieran aprendieran a leer, escribir, sumar, restar y rezar las oraciones básicas. Cuando en 1917, siendo el alcalde Francisco Avilés, el inspector de la zona visitó la Escuela Unitaria de los niños y la de las niñas, las vió completamente inadecuadas para el uso al que estaban destinadas, sin higiene, luz ni ventilación, necesitadas de una reparación inmediata, y consideró la instrucción de las niñas muy pobre. Pero la siguiente visita, realizada en 1920, ya encuentra a nuevos maestros, Carlos Lisbona y África Mas, y clases con 25 y 35 alumnos respectivamente, en condiciones más satisfactorias. En cualquier caso, era necesario crear un grupo escolar, y sucesivas peticiones formuladas desde 1928 tuvieron su fin cuando en 1935 fue aprobada la construcción de una Escuela Unitaria de niños y otra de niñas, y las casas para sus maestros.

La llegada de los maestros siempre seguía el mismo proceso. El Rector de la Universidad de Sevilla, y más tarde la Delegación de Cádiz, nombraba los docentes. El maestro llegaba a la villa y tenía lugar un acto en el Ayuntamiento donde acreditaba su personalidad, y se le hacía entrega de la llave de la escuela, su mobiliario, su inventario y la casa para habitar. La Junta de Enseñanza la constituían el Alcalde, el Concejal, el cura y los representantes de Falange y Frente de Juventudes.

José Sanz fue uno de los maestros más recordados. Nombrado en 1948, ya en fechas tan antiguas como 1953 celebró el Día del Libro. En ese tiempo, María Teresa Romero fue la maestra que se hacía cargo de las niñas. Además, el cura del pueblo patrocinaba algunas escuelas privadas, en caseríos como Santa Clara, donde la maestra Mercedes Bertelli daba clases por cuatro pesetas diarias y vivía como huésped con una familia.

El primer problema que tenía la escuela en ese tiempo era que los profesores por aquel entonces apenas duraban un año en el cargo. En 1954 vino el interino Andrés Sierra y la maestra «idónea» María de Juan García. Nuevos maestros en 1955: José Sebastián Jiménez y Mari Carmen Aliaño.

Otros en 1956: José María Ortega y Josefa Sánchez. En 1958, Mari Ángeles Navas y un maestro nuevo, Luis Echi de Vergara, que en semana santa después de las vacaciones ya no regresó al colegio y fue sancionado durante un año. Así, cada año hubo un nuevo profesor. Cuando estaba de baja el docente, el cura solía sustituirlos. También el Ayuntamiento  realizaba exámenes entre la población con ciertos estudios para encontrar un sustituto; así se hizo cargo de las clases Ernestina Ortega.

El otro problema era que la población de Castellar estaba muy diseminada. Los que vivían
en Castellar Viejo asistían casi siempre a la escuela, pero la inmensa mayoría de los niños
del pueblo vivía en fincas dispersas, con dificultades para acceder todos los días al castillo, sobre todo los meses de invierno, y era normal que no asistieran a clase, a pesar de que el Ayuntamiento se empeñase en su asistencia, poniendo multas a los padres, creando un censo de todos los niños residentes en los pagos y cortijales del término, y gestionando la asistencia de algunos a la Escuela-Hogar de Los Barrios. Se hacía muy urgente crear grupos escolares y viviendas para los maestros. La Junta Local de Enseñanza Primaria, formada por el alcalde Francisco Fernández, el concejal Adolfo Rodríguez, el cura José María Ortega, el médico Juan Marcos, la maestra Amalia Avilés y representantes de los padres (Juan Coronil e lsabel Delgado) y del Frente de Juventudes y de la Sección Femenina de la Falange, movió hilos para construir cinco escuelas en 1959. Dos fueron para niños y niñas en Castellar Viejo, otras dos en La Almoraima, y una Escuela Mixta en la Estación Férrea de Castellar.


En 1960, los maestros fueron Ángeles Navas
y Manuel Ortigosa; en 1961, José Manuel
Molina y Antonio Comino. En 1962, Alejandro Sáiz. En 1964 se trajeron sacos de leche en polvo como complemento alimenticio. Los maestros seguían renovándose. Después de Tomás Corona vinieron José María Delgado y María Josefa lbáñez en 1967. El siguiente maestro, Apolinar Larqué, pidió destino a Algeciras en 1969 y le sustituyó Agustín Molina. Él y María Dolores Delgado, ambos con el título de Bachiller Superior, serían los últimos profesores de esa década en el castillo. Por aquel entonces había 46 niños y 41 niñas. La Jornada Escolar tenía dos partes: por la mañana de 9:30 a 12:30 y por la tarde de 15 a 17. Había tres horas de clase los sábados por la mañana para actividades extraescolares y los domingos había que asistir a Misa. El material de las escuelas era sumamente escaso: una mesa, un sillón, los pupitres de los niños, un crucifijo, imágenes de José Antonio y de la Inmaculada, algún que otro mapa, y unidades didácticas, lecturas, atlas, juegos de geometría,
pizarras y un proyector con diapositivas. Después se dispuso de un televisor. No había comedores, pero en los años 60 una inspectora informó acerca de los beneficios del PlO, un
Fondo para la Igualdad de Oportunidades para traer a la escuela roperos, becas, carteras escolares, etc.

La Junta Municipal de Enseñanza envió un escrito al colegio en 1970 informando que la capitalidad de Castellar iba a pasar del Castillo a un nuevo poblado que estaba construyendo el Instituto Nacional de Colonización en el sitio conocido como Molino de Sotillo, cerca de La Almoraima, donde poco tiempo después habría de concentrarse casi toda la población de Castellar, donde la gente podría cambiar sus viviendas poco saludables e insuficientes por otras más modernas, y donde había previsión de construir una Escuela con ocho aulas y viviendas para ocho maestros. El Pueblo Nuevo se inauguró en 1971. El nuevo colegio, ya con 109 alumnos, estaba en el número 34 de la calle Príncipe Juan Carlos.

Conocido como el Colegio lRYDA, estaba dividido en cuatro bloques, con dos clases cada uno, los servicios, una pequeña habitación para material y patio para recreo. Independientes al edificio escolar, estaban las viviendas. Además, las Escuelas Unitarias de la Almoraima, continuarían funcionando con José Lozano y Carmen Meléndez como maestros. Y también la Escuela Mixta de la Estación.

Agustín Molina solicitó otro destino en 1972 y fue sustituido por Antonio Millán, que fue facultado para hacerse con la dirección del Centro por el inspector Marino Cuerda. En ese curso había 109 niños y 79 niñas de 10 a 60. Los primeros maestros del Pueblo Nuevo fueron Carmen Aguado, María de la Cruz Vázquez, José Rodríguez, José Lozano, Amelia Gil, Mari Ángeles Lobit, Antonia Pizarro, María de Cózar y Antonio Sánchez. El año siguiente ya hubo una clase de Preescolar. Aún quedaba un reducto de niños en el Castillo, así que se solicitaba un maestro para ellos, y todavía funcionaba la Escuela de la Almoraima, pero las bajas de sus docentes no se cubrían y la escuela se cerraba, en una ocasión por largo tiempo. En la escuela nueva, el lRYDA se hacía cargo de las bajas nombrando sustitutos entre gente que alegaba cierta experiencia de impartir clases.

El año 1973 comenzó con 8 unidades: 1 de preescolar y 7 de EGB. En total, 216 alumnos. El año siguiente serían 236, el siguiente 268 y el otro 389. El colegio lRYDA no tenía muchos medios modernos. Su inventario consistía en enciclopedias, catecismos, ejercicios de observación, libros sobre España o poesía, un televisor y un armario de metrología. Los medios audiovisuales, de laboratorio, de mobiliario y proyectores eran algo deficientes. En 1974 el colegio fue uno de los diez seleccionados en la provincia para concederle una biblioteca, pero tuvo que ir el Director en su propio vehículo por ella hasta Cádiz. En 1975, la Junta Municipal de Enseñanza acordó que el colegio se llamara Divino Salvador. Y en poco tiempo, el colegio nuevo ya se encontró con problemas de espacio. Con las ocho unidades abarrotadas hubo que pedir permiso al párroco para que se habilitara el Salón Parroquial para los párvulos, y solicitar al lRYDA que tabicara los patios y creara nuevas construcciones

Las actividades extraescolares se hacían los sábados y consistían en marchas, ajedrez, labores, cine o murales. Durante el curso, la monotonía sólo se rompía para celebrar el Día de la No Violencia y Paz, y el Día Forestal Mundial, el 21 de marzo, que se celebraba con plantaciones en el patio y todo tipo de trabajos alusivos al tema y de los cuales había que hacer una memoria. Eran los últimos coletazos del nacional-catolicismo en la escuela. Los maestros fueron invitados en 1975 al funeral conmemorativo de la muerte de Primo de Rivera. Cuando murió el general Franco, hubo una semana sin colegio. Meses después, algunos maestros del colegio se pusieron de huelga por primera vez.

En 1976, el colegio se acogió a un Programa Provincial de Equipamiento y se pudo conseguir una máquina de escribir, una multicopista, algunos encerados, juegos de mapas, globos terráqueos, una caseta meteorológica y algunos equipos para ciencias, física y química.
Las actividades culturales que se hacían hasta entonces se reducían a la exposición de dibujos y trabajos manuales,
teatros y encuentros deportivos. La llegada de Antonio
Torremocha como profesor del colegio catalizó en 1979 la creación de una Revista Cultural llamada El Farol, que se convirtió en todo un referente de la actualidad castellarense y del colegio en particular. Por ella conocemos los días especiales que se celebraban en el colegio, como la actividad de fin de curso de 1980. una tabla de gimnasia, una demostración de atletismo, y una función de teatro preparados por José Luis López Molina y Antonia García Egea.

En 1981 cesó Antonio Millán como director y comenzó el tiempo de Juan Manuel Santiago, al principio como Jefe de Estudios con Rafael Segura en la dirección. El primer problema con el que se encontró fue que las clases de los párvulos se suspendieron porque el párroco se negaba a seguir prestando los salones parroquiales que el Obispo ya hubo autorizado en su tiempo. Pero el colegio siguió vertebrándose: había grupos de Deportes, Música, Teatro, Biblioteca y Periódico; se acometieron arreglos en el patio, se trajeron máquinas de escribir, libros para la biblioteca, calefactores, se aprobó la construcción de un Salón de Actos, y se dio entrada por primera vez a los alumnos de preescolar de 4 años. El año siguiente será Antonio Valiente quien ocupe la Dirección, también con Juan Manuel Santiago. Ese curso se creó un aula de Educación Especial. Y ya avanzado el año, comenzaron a incorporarse al colegio alumnos extranjeros procedentes del castillo de Castellar, lo que generó inicialmente ciertos problemas de integración, que acabarían subsanándose aunque de forma paulatina. Juan Manuel Santiago ocupó el cargo de Director en 1983.

Las excursiones hasta entonces se hacían a lugares muy cercanos y típicos en las cercanías del colegio; no se habían visitado fábricas ni centros industriales porque resultaban lejos de la localidad, pero en 1983, la consecución de un premio de 5.OOO pesetas por parte de los alumnos de 8o, cuando hicieron una carroza para la Romería del Cristo de la Almoraima, y un Festival de Rock en la Caseta Municipal, les sirvió para hacer la ruta de los Pueblos Blancos de Málaga. En 1984, además de fiestas, conferencias sobre Flamenco y concursos de sevillanas, se creó un Equipo Verde para ajardinar el Centro, y se hicieron varios recorridos por la comarca, llegando hasta Bolonia y Gaucín. En 1985 se dieron en el colegio charlas sobre las posibilidades agrícolas de Castellar, montajes audiovisuales sobre Sociedad y Cultura en el Campo de Gibraltar, además de proyecciones, teatros, plantaciones y campeonatos deportivos.

La ilusión que se iba teniendo por compartir la cultura llevó a la creación de una gran Semana Cultural. Juan Manuel Santiago, reelegido ese curso como director, con Manuel Márquez como Jefe de Estudios, y Rosi Rodríguez como Secretaria, con maestros como Mariano Moreno, Pili Rodríguez, Pili Moriche, Valentín lgual, Juani Perea, Jesús González Mañas, Magarita Sarrias, y más tarde Pura Gómez, junto con un nuevo APA formado por José Acedo, Juan Pro, María Eugenia Pérez y Nieves Mescua diseñaron una semana especial que aglutinaba desde talleres, concursos, disfraces de Carnaval o dramatizaciones, hasta charlas por las tardes para los padres sobre Flamenco, salud, tertulias taurinas, y acabando en semanas siguientes con  excursiones a Jimena, al Aguapark y hasta Benidorm.

El éxito de esta Jornada hizo que tanto el Ayuntamiento como el colegio quisieran instituirlas para los siguientes cursos. Durante ocho años, hubo un momento en el curso donde se paralizaba el currículo esco1ar para Actividades deportivas, pretecnológicas, fiestas de Carnaval, gimnasia rítmica; talleres de palma, cerámica, punto, ajedrez, marquetería y pintura. En los Departamentos, se tuvo por primordial la Cultura Andaluza. Además, el Centro de Salud de Jimena aprovechaba la ocasión para impartir charlas de higiene buco-dental, educación sexual, higiene corporal, alimentación, prevención de alcoholismo, etc. Por su parte, a fines de l985, el alcalde concedió 1000 metros cuadrados de terreno municipal para la creación de un Huerto Escolar, que se inauguró el Día del Árbol del siguiente año. También se hacían grandes fiestas de Carnaval con numerosos concursos, disfraces, carreras, etc. y con premios cuantiosos.

Rosi Rodríguez, directora en 1986, estuvo en el cargo un año. En 1987 había 5 clases en lugares municipales fuera del Centro, sin condiciones idóneas para la docencia, pero el Centro siguió apostando por el crecimiento: se aprobó el Proyecto lNClME para innovación del Ciclo Medio, se puso en marcha Huerto Escolar y el colegio se acogió también al Plan Alhambra con la llegada de los primeros ordenadores. En febrero de l988 después de realizar la semana cultural anual, los problemas socio-educativos del país, la desinformación de los padres de la realidad escolar y el desencanto de los profesores generaron un mal ambiente en el Centro y la participación en una gran huelga durante tres meses en 1988 y la suspensión de toda actividad extraescolar.

El colegio adoptó en ese tiempo el nombre de Tierno Galván. En l990 el nuevo inspector de zona Rafael Fenoy comunicó al Claustro que la Delegación había elegido a este Centro, por sus peculiaridades, para llevar un seguimiento general del mismo. Poco después comenzó una Reforma Educativa en el primer curso, que con los años iría subiendo a los cursos superiores. Sin perjuicio de ir profundizando en la enseñanza de la Cultura Andaluza y la general, el Centro quiso salir de sus fronteras. En 1991 se realizó un viaje de fin de curso a las lslas Baleares con César del Alcázar y José M. Andréu. En 1992, Ramón García llevó a los alumnos a Calella (Barcelona). El ano siguiente fueron a Galicia.

Dos necesidades imperiosas llamarían a la puerta, dos servicios imprescindibles para dar una educación de calidad: el transporte y el comedor. El transporte había empezado unos años atrás, recogiendo alumnos del Cortijo Espadañal, Santa Clara, el Castillo, Jarandilla, el Convento y la Estación. Respecto al comedor, Salvador Díaz y Emilio Gallardo habrían de ser los cocineros que acometerían la gran labor de proveer una alimentación saludable en el
colegio.

Eduardo Espinosa fue director desde 1992, con Rosi Rodríguez como secretaria. La jornada escolar cambió por entonces a cinco mañanas y tres tardes. El nuevo equipo topó de frente con el problema de las casas de los maestros. Esto produjo un deterioro de las relaciones con el Ayuntamiento. El colegio debía marchar solo, y optó por un salto de madurez. Se decidió sustituir la Semana Cultural por una profundidad en la Cultura Andaluza; talleres de radio, video, informática, electricidad, marquetería o ecología; y visitas al vivero, al patio de corcho, al zoo, a la Escuela de Jerez, a la lonja y el puerto de Algeciras, a Ronda, a la granja-escuela de Jimena, al parque eólico y a las ruinas de Bolonia en Tarifa, acampadas en La Sauceda, e incluso viajes a Sevilla o Granada.

En 1994, los alumnos de 6º y 7º realizaron una acampada en Vejer dentro de un plan de acercamiento a la naturaleza, visitando cuevas naturales, restos romanos y haciendo senderismo. También se visitaron los lugares de Cádiz donde se gestó nuestra primera Constitución. El viaje fin de curso fue a Mallorca, donde se visitó la catedral, el castillo de Bellver, Manacor, Formentor y las cuevas del Drach. En 1995 se realizó una Escuela Viajera por Toledo, y un viaje de fin de curso que recorría Madrid, Asturias y Cantabria.

El horario avanzó hacia la jornada única por la mañana, lo que permitía a los alumnos emprender una serie de actividades ajenas al colegio por las tardes. Este gesto de modernidad contrastaba con el hecho de ser un colegio con alumnos repartidos por muchos edificios. El colegio antiguo, el local del Instituto, la Biblioteca, Peña Flamenca, Patio Andaluz… cualquier espacio vacío se hacía imprescindible para la enseñanza. El punto de encuentro de todos los alumnos tenía lugar en los teatros en navidad, los pasacalles de Carnaval y en la convivencia que solía hacerse en el campo.

El maestro Miguel Rodríguez auspició en 2002 la creación un Parque Botánico con todas las especies del Parque de los Alcornocales en la calle La línea, además de repoblaciones en el Cerro Peñalosa, en el Mirador, y la rehabilitación del Huerto Escolar. Después concienció al colegio de la necesidad de ser solidario: hizo un mercadillo para refugiados, recogidas para el pueblo saharaui, y hasta una campaña para reconstruir una escuela rural en Lota (Chile).
En 2002 se levantó un colegio nuevo sobre los cimientos del antiguo. Pero se dieron en él algunos problemas: se detectaron problemas en algunas clases, hubo protestas del AMPA por quejas en su construcción y se respiró un poco de mal ambiente. Jacinto Gil ocupó la dirección en 2004. Le tocarían vivir los años de la ultima crisis, pero supo restaurar las relaciones con el Ayuntamiento, y lanzó un Plan de Apertura. la escuela abrió sus puertas a un Aula Matinal y a talleres vespertinos de Idiomas, Informática, Teatro, Deportes, etc. Ya a niveles de clase seguían haciéndose excursiones a Ronda, Sevilla, La Alhambra de Granada, Juvelandia en Jerez, las ruinas de Bolonia, el zoo de Fuengirola, etc. El Día del Libro de 2005 se cerró con una monumental exposición monográfica de El Quijote.

La maestra Beatriz Izquierdo, entusiasta de la música, preparó anualmente exhibiciones de su Aula, llevó a los alumnos a la Escuela Musical de Málaga, trajo la ópera a Castellar y celebró el Año Mozart en 2006. Otra maestra, Menchu Sirvent comenzó en 2008 unos anuarios donde se resumía la actividad anual del colegio. Con ellos y con las orlas de cada curso, trajo el amor a la fotografía a nuestro Centro. Para acabar el curso en 2009 se realizó una Semanita Cultural con exhibiciones de música, baile, patinaje, teatro, capoeira, etc. El curso siguiente, Lorenzo Sevilla nos propuso participar en una Marcha Mundial por la Paz.

Un nuevo AMPA, siempre presto a ayudar, ofreciendo a su gente, preparando desayunos andaluces, proponiendo concursos, montó varios teatros de Lorca y consiguió que en 2010 todo el pueblo asistiera al colegio, organizando unas Fiestas de Fin de curso donde toda la población venía a disfrutar de las actuaciones de cada clase. En una de sus fiestas preparadas, un Día de Andalucía, se lanzaron globos verdes y blancos, uno de los cuales llegó a Argelia. Sergio Tarazona, que ha preparado numerosos Circuitos de Juegos, trajo también la afición al ajedrez, los talleres de cocina y la supervivencia en el campo.La maestra Paqui Jiménez aportó siempre la humanidad. Desde dirigir los Belenes Vivientes de Navidad hasta las campañas de Coeducación, fue notable cuando consiguió traer en 2014 a la escuela una gran cantidad de abuelas del pueblo para que nos contaran sus experiencias. Su trato tan humano le llevó a ser elegida en 2015 para un programa de televisión de Canal Sur como la persona más representativa y querida del pueblo.

En los últimos años se ha creado un Aula Específica para los maravillosos niños especiales de Castellar y sus aledaños. En lnfantil, las visitas al Cine de Palmones, la celebración de Halloween en otoño, las representaciones en Navidad, las chirigotas carnavalescas y las Ferias de Mayo se convirtieron todos los años en un clásico de esta etapa escolar. Han trabajado también la escuela como un centro de interpretación del Castillo. Juana Lasry levantó un castillo gigante con tetrabricks en el interior de la clase, y Reme Molina realizó una   dramatización medieval con sus alumnos en la plena fortaleza en 2016.

A la par hemos ido escuchando el eco y la resonancia de los antiguos alumnos de nuestro colegio, muchos ya con sus carreras terminadas, y algunos premiados, como Carlos Barea, primer premio en el certamen Ciencia en Acción de Lérida, o José Antonio Herrera Gavilán, Premio provincial Extraordinario de ESO en 2016. También maestros han sido reconocidos: Pili Moriche y Jacinto Gil fueron premiados en su día por el Ayuntamiento, así como nuestros cocineros, Salvador Díaz y Emilio Gallardo y todo el profesorado en general goza de una consideración muy alta por la comunidad educativa.

Beatriz Izquierdo ha ocupado el cargo de Directora desde 2017. Con ayuda de Chari Santos y Rosi Domínguez. ha enarbolado una nueva bandera de ilusión, secundada por una nueva generación de maestros, como Estefanía González, quien ya nos deslumbrara con la puesta en escena del mejor Teatro Musical en Inglés que nunca habíamos visto y llevando a sus alumnos a un campamento bilingüe en la provincia de Cáceres, y coordinando ahora un Proyecto Erasmus. Y aún quedan emocionantes retos del futuro: consolidar la escuela como un Espacio de Paz, llevar a los alumnos al extranjero, informatizar todas las aulas del colegio, etc. etc. etc.

Javier Flores Catalán, maestro e historiador

Deja una respuesta

Descripción general de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.