He llevado la furgo a montarle una segunda batería y una placa solar, me quedo sin vehículo durante unos días, y necesitaba ir desde el Polígono la Cepa hasta la estación de autobuses. He echado mano de mis recursos en cuanto movilidad, a correr, 11, 13 km, no he mirado el camino más corto si no el más seguro, y me encontrado con carril bici, bastante verde y mar.
En el camino me he encontrado a Roudan Elouzi tirado, ensangrentado, en la avenida que va del centro comercial Torrecardenas al barrio de El Puche. Lo primero que hice es pensar en el zorro, que se hace el muerto cuando ve peligro, me pasó una vez cerca de la Zajurda en Cádiz, porque en realidad es eso, es miedo, mucho más que el miedo que me ha producido la posibilidad de tener que hacer un RCP. Saqué el teléfono, respiré, marque el 112 y realice un primer contacto ocular- ¡Oiga! Le grité-, nada. Vi que tenía pulsera de Torrecardenas, que había muchas sangre seca en la camisa. Me cogen el 112, y le digo a la chica, siempre muy profesionales donde estoy. Como estoy nervioso no atino a mirar Google Maps, la chica pregunta diligente y averigua rápido donde estoy. Roudan, reacciona, yo me pongo a distancia prudencial, no me fío. Se incorpora y veo que tiene puntos en la cabeza, eso junto con la pulsera, me hacen pensar que esa situación es normal. Está muy borracho, le hablo y le pregunto si está bien, yo ya esto ya aliviado de ver que está consciente, que está aparentemente bien, lo del RCP da miedo. Me pide que le dé la mano, dudo, quiere ponerse en pie, no puede, no quería forzar. Estoy hablando con auriculares a la vez con el 112. mi interlocutora, paciente entiende que estoy interaccionando con Raduan, no supe que se llama Raduan hasta que me pregunta la chica del 112 que sí se cómo se llama que le pregunté, le digo que no me entiende, no sé si por su borrachera o por el idioma. Le pido que me enseñe su pulsera y le pregunto si es así como se llama, Raduan, se ríe, supongo que por mi pronunciación, le digo que yo me llamo Antonio. Le repito el nombre a la chica que me pasa con servicio de salud de Torrecardenas el, hospital de Almería. Roduan me pregunta dónde está carrefour, coge el brik de vino tinto y toma un sorbo. Hay una obra contigua, pasa una chica a mi lado, mi interlocutora me dice que están mandando un patrulla de policía local. Yo sigo mi camino.
De 1982, como es posible acabar así, ensangrentado, lleno de lesiones superficiales y tirado de cualquier manera, en cualquier sitio. Podría ser yo, podríamos ser cualquiera. Andar, correr, nadar, ir bicicleta a los sitios te agranda la mirada, te permite ver cosas del ecosistema natural y social que la cápsula de tu coche te ennegrece.