APRENDIZAJE BASADO EN TAREAS O APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS

     Hay una confusión original en qué se entiende por Aprendizaje basado en proyectos en España. Dicha confusión viene originada por cómo han entendido los que han querido teorizar sobre la temática. Quizá por falta de claridad en las redacciones, quizá por interpretaciones derivadas de la cultura enciclopédica; las reinterpretaciones que han ido derivando en el aula han acabado por relegar los aspectos más relevantes del desarrollo de competencias, habilidades o destrezas que se pueden trabajar a partir del aprendizaje basado en los propósitos de los estudiantes. 

 

     Si se hace una búsqueda bibliográfica sobre el tema, aparece una clara diferenciación entre el aprendizaje basado en tareas y el aprendizaje basado en proyectos. El aprendizaje basado en tareas se puede definir como la adquisición de destrezas, habilidades y competencias en función de una tarea final o conjunto de tareas que guiarán la presentación de diferentes contenidos (Candlin, 1990; Jerez-Naranjo & Garófalo-Hernández, 2012). En la decisión de esa terea final se puede hacer partícipe al propio alumnado, aunque no es imprescindible (Jerez-Naranjo & Garófalo-Hernández, 2012). 

 

     En el aprendizaje basado en proyectos, es el propósito del alumnado lo relevante y es el individuo aprendiz o el grupo de aprendices quienes marcan qué será el producto final (Kilpatrick, 1921; Orellana-Ríos, 2010; Steven Wolk, 1994). Es en el camino donde el profesorado acompaña y donde cuidará del desarrollo de los elementos curriculares (contenidos, objetivos, indicadores o estándares) según marque la legislación educativa en curso. Por ejemplo, si una estudiante de quinto de primaria decide realizar un perfume, el profesorado debe identificar qué objetivos e indicadores educativos para quinto de primaria se cubren con este trabajo. Es probable que todos y cada uno de ellos y de cualquier área. La decisión debe ser de qué indicadores se van a recoger datos para evaluar. 

 

     Es importante el matiz de quien decide porque marca gran parte del trabajo y desarrollo de competencias necesarias para la toma de decisiones, la autonomía, gestión del tiempo, gestión de intereses, procesos participativos y democráticos, etc. Y por tanto, cambia el diseño de la concreción del currículum del profesorado. Es decir, en el ejemplo anterior, fue la estudiante quien decidió, después de dos semanas, que iba a hacer un trabajo del perfume, pese a la opinión de su familia y de su propio tutor. Ese tipo de toma decisiones debe entrenarse y es un hito importante en el aprendizaje basado en proyectos.  

 

    Sin embargo, en el aprendizaje basado en tareas la decisión, si se quiere tener en cuenta al alumnado, es grupal y sólo cuenta la opinión de algunos/as estudiantes. Un ejemplo, se realiza una lluvia de ideas sobre posibles tareas finales en clase y luego se vota. Es el propósito de un sólo estudiante el que se va a trabajar (la idea más votada) y siempre que le venga bien al profesorado. En este caso, el profesorado diseñará el currículum, teniendo en cuenta una tarea final. Y no tantas tareas finales como alumnado tenga una clase, o grupos tenga una clase. 

 

    En otra dimensión del trabajo por proyectos, se pueden desarrollar los propósitos compartidos trabajando a partir del aprendizaje cooperativo. En ningún caso puede predominar la voluntad del profesor/a en la elección de los propósitos más allá de su guía para como generar ideas nuevas o desarrollar la inspiración. 

 
     No se trata de generar un debate sobre que nombre le pongo a los apellidos. Son dos formas diferentes de organizar un diseño de aprendizaje que tiene muchos elementos en común. Puede ser que el aprendizaje basado en proyectos sea la categoría en la que se pueda englobar el aprendizaje basado en tareas y aprendizaje basado en propósitos, entre otros, como el aprendizaje basado en problemas. También, se puede diferenciar como dos grandes actuaciones diferenciadas. Pero es necesario clarificar los diferentes escenarios de aprendizaje que aporta el aprendizaje basado en propósitos con respecto al aprendizaje basado en tareas. 

 

BIBLIOGRAFÍA 

Candlin, C. N. (1990). Hacia la enseñanza de lenguas basada en tareas. 33–53. 

Jerez-Naranjo, Y. v., & Garófalo-Hernández, A. A. (2012). Aprendizaje basado en tareas aplicado a la enseñanza de las Telecomunicaciones. Revista Ingenieria ElectronicaAutomatica(33), 1–7. https://doi.org/10.1234/rielac.v33i3.133 

Kilpatrick, W. H. (1921). The Project MethodJournal of Education94(20), 545–545. https://doi.org/10.1177/002205742109402012 

Orellana-Ríos, A. (2010). El PROYECTO KILPATRICK: METODOLOGÍA PARA EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS. ClaveXXI., 14. https://doi.org/1989 – 9564 

Steven Wolk. (1994). Project-Based LearningPursuits with a Purpose – Educational LeadershipASCD November 1994 | Volume 52 | Number 3 Strategies for Success52, Pages 42-45. http://www.ascd.org/publications/educational_leadership/nov94/vol52/num03/Project-Based_Learning@_Pursuits_with_a_Purpose.aspx 

Publicado por

Antonio Jesús Orellana Ríos

Asesor de Formación en el CEP de Almería. Ha trabajado como maestro en la Red de Escuelas Publicas de Andalucía com tutor en Infantil y Tercer ciclo de Primaria; ha sido jardinero en el Kintergarten de la Escuela Libre de la Alpujarra durante tres años; es colaborador en el Master Interuniversitario de Educación Ambiental; coordinador de dos grupos de profundiza y

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