Desde que los niños son muy pequeños comienzan a descubrir todo lo que sucede a su alrededor y, en la misma medida en que van creciendo, se plantean preguntas sobre su entorno, de hecho, la curiosidad es la mejor herramienta que tienen para aprender. Por eso, por muy peliagudas que resulten sus preguntas, es importante darles una respuesta satisfactoria que no mate su curiosidad. Obviamente, uno de los temas más espinosos para los padres es la sexualidad.
¿Cuándo y cuánto se debe hablar de sexualidad con los niños?
La orientación sexual debe comenzar desde que los niños empiezan a descubrir sus genitales. Por lo general esto sucede a partir de los 2 o 3 años de edad aunque lo normal es que el pequeño comience a interesarse por estos temas y a hacer preguntas a partir de los 5 años.
Hablar de sexualidad con los niños: ¿Cómo y cuándo hacerlo?
Esto no significa que los padres deban convertirse en una enciclopedia andante, simplemente deben limitarse a responderle a los pequeños las preguntas que estos les plantean. Eso sí, es importante que respondan de manera comprensible y sincera porque así estarán creando las bases para una relación de confianza mutua en el futuro.
Por ejemplo, a un niño de 5 años bastará explicarle que los bebés provienen de una semilla que crece dentro de la madre, cuando ésta se combina con la semilla del padre. No obstante, un niño de 8 años querrá saber más y seguramente preguntará cómo ha llegado la semilla del padre hasta la madre. Finalmente, al niño de 11 años ya se le puede hablar de las relaciones sexuales propiamente dichas.
Cinco consejos básicos para abordar la sexualidad
Recuerda siempre que el sexo es parte integrante de nuestra vida, es algo normal y natural por lo que no hay ningún motivo para sentirse avergonzados. Si queremos que nuestro hijo sea un adulto sano y sin prejuicios, es importante comenzar desde muy temprano y la actitud que asumas ante sus preguntas será fundamental.
Si le explicas sin titubeos por qué los aviones vuelan pero te pones nervioso al explicar cómo se forman los bebés, el pequeño comenzará a asociar la sexualidad con algo “malo” u “oculto”. Como resultado, desarrollará un interés desmedido hacia ella o, al contrario, se irá formando una actitud puritana que a la larga suele provocar numerosos trastornos sexuales.
1. Sé directo. Responde solamente a las preguntas que el pequeño te haga, no intentes abarcar demasiado porque correrás el riesgo de que el niño no entienda.
2. Sé sincero. Cuando le hablas a tu hijo de sexo, no inventes historias fantásticas, explícale lo que sucede en realidad usando un lenguaje que pueda comprender.
3. Sé claro. Hablar de sexo con los niños no siempre es fácil porque a menudo no comprenden muy bien los conceptos, por eso se deben utilizar metáforas que puedan entender. No obstante, intenta que no se te vaya la mano, si creas una historia de fantasía demasiado elaborada también correrás el riesgo de que el pequeño no entienda.
4. Llama a cada parte del cuerpo por su nombre. No utilices epítetos que desvirtúen la sexualidad porque, aunque no lo creas, al niño le parecerá extraño que a la cabeza le digas “cabeza” y a su pene le digas “cosita” o algo por el estilo.
5. No le reproches ninguna pregunta. No te pongas histérico cuando te realice una pregunta sobre la sexualidad, ni siquiera si se trata de un tema que, supuestamente, no debería conocer. De esta forma sólo lograrás que pierda la confianza en ti y que busque información sobre el sexo de otras fuentes, quizás mucho menos fiables. Cuando te haga una pregunta, respóndela inmediatamente como si fuese la cosa más natural del mundo.