LAS EMOCIONES DE LOS POLLITOS. EL EMOCIONÓMETRO
Las emociones influyen de manera directa en el aprendizaje. Si preguntamos a los niños y niñas cuál ha sido el aprendizaje del día, seguramente nos comenten las enseñanzas que les han emocionado. Ante la constante información que recibimos en nuestro día a día, nuestro cerebro se queda con aquella información que le ha producido algún tipo de emoción, ya sea sorpresa, interés, ira, curiosidad, alegría, tristeza… Como dice Begoña Ibarrola, psicóloga y escritora, “las emociones son las guardianas del aprendizaje”.
Las emociones, positivas o negativas, ayudan a crear recuerdos dejando huella en nuestro desarrollo. Por lo tanto, para que el proceso de aprendizaje sea pleno, tenemos que trabajar la educación emocional desde edades tempranas, tanto en casa como en el colegio.
EL EMOCIONÓMETRO es una actividad de conciencia emocional donde tratamos de desarrollar en el niño/a la capacidad de reconocer sus propias emociones y mejorar cada día la EMPATÍA, es decir, la capacidad de percibir los sentimientos de los demás y tomar un interés activo en sus preocupaciones.
En la asamblea o en cualquier momento del día que lo necesitemos, los niños/as explican a sus compañeros/as como se sienten y por qué. Después busca su pinza con su nombre y la coloca en el monstruo que representa la emoción de su estado de ánimo. Así los niños/as aprenden a identificarlos y descubren que las emociones se pueden ver en otros si nos fijamos en su expresión.
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