La cultura española arranca este periodo con un hecho crucial. La muerte de Franco y el final de la dictadura y la llegada de la democracia: la transición. Las consecuencias serán, como podéis comprender, fundamentales para crear un nuevo paradigma artístico y literario.
En primer lugar, la absoluta libertad compositiva, algo que se manifiesta principalmente no tanto en las técnicas narrativas como en los temas tratados y en los ambientes y la realidad reflejada. Si los años 60 y 70 se había procedido a renovar técnicas narrativas, la desaparición de la censura dará paso a la renovación temática, que pasará a ser la prioridad en este momento. Temas como la marginación, el feminismo, la libertad sexual, la diversas opciones políticas, se relacionarán con el reflejo de ambientes antes no tocados en la literatura: los bajos fondos, el mundo de las drogas, etc., e irán acompañados de un ajuste del lenguaje empleado en las novelas: lenguaje de los marginados, expresiones malsonantes, tacos, el reflejo de un lenguaje violento., etc…
La desaparición de la censura traerá cierta confusión en los primeros años, pues muchos artistas en general habían desarrollado un tipo de lenguaje encubierto, simbólico para criticar al régimen. Para algunos autores es como si le hubieran quitado el objetivo de su obra…¿y ahora qué hacemos? ¿contra quién luchamos?
Esta impresión se relacionará con otra muy expresada en los primeros años de democracia: el desencanto. El arte refleja esa sensación de desilusión al ver que tampoco la nueva España es mucho mejor que el anterior. Tanto tiempo esperando a que Franco muriera y, pues la verdad, tampoco cambia tanto la cosa. Este sentimiento irá desapareciendo poco a poco a medida que vayamos avanzando en los años 80, una época de hedonismo y optimismo vital en España (la movida) como no se había vivido desde hacía muchísimas décadas (quizá desde los años 20).
Más concretamente en la literatura, el experimentalismo de los años 60- 70 dará paso una vuelta a la narración más tradicional, a la recuperación de los géneros ( la novela policiaca, fantástica, de aventuras, romántica, etc), es decir una necesidad de volver a disfrutar de la lectura, ya descontaminada de lucha política o de experimentación compleja