ÚLTIMAS PASIONES DEL CABALLERO ALMAFIERA – Juan Eslava Galán
Muy buena novela de recreación histórica, con mucho nivel literario y rigurosa en los hechos. Abril de 1212. Don Gualberto de Marignane viaja hacia Zaragoza, donde quiere unirse a las huestes reales y a los caballeros europeos que allí se están agrupando para acudir a combatir junto al rey de Castilla, Alfonso VIII, en la cruzada que contra los almohades ha convocado el papa Inocencio III. Es natural del condado de Provenza (sur mediterráneo de la actual Francia), territorio vasallo del rey de Aragón Pedro II, y quiere reclamar ante este la propiedad de su feudo, arrebatado injustamente por don Hugo de Tours al albur de la reciente cruzada contra los cátaros, mientras él combatía a su vez como cruzado en Tierra Santa. Como se ve, el papa en aquellos tiempos estaba bien ocupado declarando guerras santas contra herejes e infieles. De Zaragoza partirán hacia Toledo, punto de encuentro con las tropas castellanas de Alfonso, que ha sido el promotor de la cruzada. Preocupado por la amenaza que supone el avance almohade, ha convocado a los demás reinos cristianos peninsulares para formar un ejército común con el que hacerles frente. Sin embargo, a pesar de estar todos ellos afectados por la amenaza musulmana y de los lazos familiares que les unen, pueden más los recelos y las envidias, y ni el rey de León ni el de Portugal acudirán a su llamada, y el de Navarra lo hará con solo 200 caballeros. El de Aragón es el único que acude presto a la convocatoria del castellano, del que es buen amigo. Los cruzados europeos abandonarán pronto la expedición, enojados porque Alfonso no consiente en que masacren a los judíos de Toledo, ni a los musulmanes de las fortalezas y villas que se rinden en su avance hacia Sierra Morena, en lo que consideran debilidad del rey hispano y connivencia con el moro.
En el camino hacia el sur, Guadalberto, llamado Almafiera, tratará con la muy variada gente que componía aquellos ejércitos: “reyes, arzobispos, caballeros, mensajeros, trovadores, moros, ganapanes, putas y otra gavilla menuda” (pág. 9). Y se enamorará como un verraco de una bella y noble dama, Eliabel de Nemours, que da la casualidad que es la mujer maltratada de don Hugo de Tours, un malo malote de libro, que la quiere básicamente para relajarse en ella y tener descendencia masculina que continúe su cruel linaje.
Eslava Galán ha creado un personaje de ficción y una trama de amores adúlteros y pasiones desbordadas que le sirven para revivir un momento histórico trascendente, el de la batalla de Las Navas de Tolosa, desde sus preparativos hasta su desenlace y momentos posteriores, haciendo una recreación magistral de la batalla en sí misma, que es hacia dónde conduce la trama. No es casualidad que el libro se haya publicado en el 2012, pues en dicho año se cumplieron precisamente ochocientos años de dicha batalla, que tuvo lugar el 16 de julio de 1212. Fue un choque crucial en el devenir histórico de España, en la que se jugaban muchos años de reconquista, así como el frenar definitivamente a los almohades, que amenazaban peligrosamente Toledo. La victoria abrió el fértil valle del Guadalquivir al avance cristiano, que pudo reconquistar Córdoba y Sevilla unos pocos años después. Es conocida como la batalla de los tres reyes, pues las tropas las comandaron los reyes de Castilla, Aragón y Navarra. También acudieron importantes contingentes voluntarios de León y Portugal, a pesar de la ausencia de sus respectivos reyes. Y junto a las huestes reales combatieron las milicias concejiles castellanas, hombres armados enviados por ciudades y villas, como Madrid o Segovia, que eran territorio de frontera por entonces, así como las órdenes religiosas, como la de Calatrava y Santiago, tropas de muy buena calidad combativa, al estilo de los Templarios de Jerusalem. En la batalla se enfrentaron dos enormes ejércitos, como no se habían visto hasta el momento en los largos años que duraba ya la reconquista, quinientos años desde la invasión musulmana de Hispania. El califa almohade Miramamolín había convocado la yihad, y sus tropas, muy fanatizadas, superaban los cien mil hombres, mientras que las tropas cristianas rondaban los setenta mil. Sin embargo, y a pesar de su notable inferioridad numérica, la victoria fue para los cristianos, gracias a la mejor preparación y calidad de sus tropas, sobre todo de la caballería pesada, así como a la buena táctica utilizada, y a la buena elección del terreno desde el que combatir.
La narración engancha rápidamente, cuesta dejar de leer el libro. La acción es trepidante, sobre todo conforme se acerca el momento de la batalla. Es una novela muy entretenida, escrita con un estilo sencillo, ágil y muy realista, además de abundar en humor e ironía, y también en sensualidad. El lenguaje arcaizante que utiliza ayuda al lector a trasladarse a aquellos tiempos medievales, sin que enturbie la narración. Lectura muy recomendable en general, e imprescindible para los que gustan de la novela histórica, y también para aquellos que quieran saber un poco más acerca de los orígenes de nuestra nación, a la que tanto ha marcado esa interminable guerra contra el moro. Edición de tapa dura, muy cuidada, con un apéndice bastante útil de notas aclaratorias, vocabulario utilizado y censo de personajes. Que tengan feliz lectura.
Edit. Planeta. Primera edición, febrero 2012. 520 págs.
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