LA FLECHA LITORAL DEL ROMPIDO. HUELVA

El paisaje es toda una lección de sedimentación en la que intervienen tres agentes: el río, el mar y el viento.

La desembocadura del río Piedras se produce en una zona de grandes corrientes marinas superficiales (es la entrada del agua del océano hacia el Mediterráneo por medio del corredor creado por el Estrecho de Gibraltar)

De esta manera, los sedimentos (tantos los del río como los marinos provinientes de la costa portuguesa) se van colocando de forma paralela a la playa (pues la corriente del río impide la formación de una playa tradicional).

Se crea así una larga flecha litoral que crece a un ritmo endiablado (40-50 metros anuales), aunque no de forma continua. Como podéis ver en la fotografía, las arenas generan migraciones en bucle (debido a la turbulencias que se generan en el encuentro de las aguas del río y las marinas), creando islotes separados de la flecha que más tarde son absorbidos por ella.

Sobre esta estructura actúan (en momentos puntuales) fuerzas extraordinarias (oleaje violento o crecidas del río) que pueden romper la frágil flecha creando rompidos (las golas típicas de las albuferas mediterráneas). Éstas suelen ser efímeras, y pronto la sedimentación las ciega.

El proceso continuará hasta encontrar un obstáculo (cabo, promontorio, rocas…). En este momento se podrá crear una albufera que puede degenerar en un marjal (como ya explicamos aquí).

Una tercera fuerza, el viento, generará dunas litorales (que ya explicamos aquí) tanto en la flecha como en la playa fluvial.

La vegetación tiene una importancia capital al fijar los sedimentos. En un primer momento será el barrón el primero en colonizar y fijar las dunas.

Más tarde será una densa garriga para que los pinos y el sotobosque mediterráneo  termine el proceso.

 

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Vicente Camarasa

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