EL INFINITO EN UN JUNCO. LA INVENCIÓN DE LOS LIBROS EN EL MUNDO ANTIGUO – Irene Vallejo

La definición de ensayo nos dice que se trata de un tipo de texto en prosa que explora, analiza, interpreta o evalúa un determinado tema. La seriedad y la didáctica se dan por añadidura. Pues este ensayo, «El infinito en un junco», de la filóloga zaragozana Irene Vallejo es algo más. Avalado por la editorial Siruela y con el Premio El ojo crítico de Narrativa 2018 se nos presenta como un bocado apetitoso.

El subtítulo «La invención de los libros en el mundo antiguo» es un tanto inexacta, por cuanto se limita a Grecia y a Roma, los dos grandes pilares en los que se asienta la obra. Muchos pensarán que falta un buen pedazo de la tarta, tantas y tantas civilizaciones importantísimas, aunque en su descarga diré que no me importó demasiado una vez leído. Las premisas a la condición de ensayo expuestas con anterioridad las cumple con creces. Y por eso es algo más.

Parte del encanto se encuentra en la habilidad de la autora al atreverse a exponer su vida privada, sus miserias, sus sinsabores, los recuerdos amargos o gozosas vivencias para ir tejiendo la historia de los libros con sumo cuidado, entre susurros, como las antiguas bordadoras. Su experiencia se derrama e impregna las palabras mientras nos recuerda a unos y descubre a otros, el periplo vital de un invento: el libro.

Los que acudan a esta obra con el ánimo de profundizar, versados lectores o investigadores, no encontraran en ella material nuevo ni diferente del que pueden consultar en tantos y tantos textos anteriores. Y aún así, les pronostico un rato de lectura agradabilísima porque Irene Vallejo hace magia con las palabras. Palabras díscolas, aliadas de la escritura que maneja a su antojo. El recorrido por la historia del libro, desde los orígenes, cuando solo era un deseo, aedos, narradores y transmisores de la cultura grecolatina, pasando por Alejandro, el macedonio, la biblioteca de Alejandría y un sinfín de cronistas y pensadores hasta mezclarse con los apuntes de Fahrenheit 451, Taxi driver o Gangs of New York en la primera parte dedicada a Grecia.

La segunda parte se la dedica a Roma, al latín, líber, de donde procede nuestra palabra: libro. A los árboles y a los bosques que aportan en nuestro beneficio la materia prima de los libros actuales, algunos tan sostenibles. Sin olvidar a los libreros, incluso a los «protectores de los libros», es decir, aquellas personas que, aun a riesgo de sus vidas, cuidaron y promovieron la cultura y con ello que obras importantes llegasen hasta nosotros. Los millones de ejemplares perdidos por unos u otros motivos, para siempre, están entre estas páginas, así como aquellos que fueron destruidos por la ignorancia o la necedad de los hombres, los que ardieron en hogueras de intolerancia, los que nunca fueron copiados, incluso, los que no llegarán a publicarse gravitan entre las páginas de este particular ensayo.

Es a la vez un libro de enseñanzas, descubrimientos, aventuras y viajes. Apto para los iniciados y para los que rezuman experiencia. Una obra que se lee en un suspiro y en la que es necesario frenar el ritmo para que no se acabe tan pronto.

La autora desgrana con precisión de maestra los rostros femeninos ocultados con intención, tan necesarios en el proceso de los libros. Las mujeres que fueron arte y parte en esta historia, transmisoras, contadoras, mecenas o copistas, impresoras y escritoras. A todas ellas rinde un merecido homenaje en el que nos recuerda con firme reivindicación su posición en el mundo. Libros y mujeres, algunos ni se lo imaginan.

El vigor de la prosa de Vallejo es soberbio, lo que ha supuesto para mí el descubrimiento de una autora que no conocía y cuya escritura me ha deslumbrado. Y lo ha hecho porque se ha dedicado a rebatir lo que nos parece obvio, como por ejemplo que el autor busca siempre ser original, pero no era así para los romanos, que pretendían en sus escritos mantenerse fieles a la literatura griega. O nos recuerda que, hasta hace bien poco, solo se dedicaban a ella los ricos, algo que se nos olvida cuando se populariza en occidente la posibilidad de comprar ejemplares de edición más modesta y a un precio asequible.

Este es un ensayo nacido de la pasión por los libros, de los recuerdos infantiles asociados a ellos, de la dependencia que confiesa la escritora a lo largo de las diferentes etapas de su vida, de entender la vida a través de sus enseñanzas. El poder de la palabra escrita que hace al hombre poderoso. Un poder temido desde tiempos de la Inquisición hasta los delirios del nazismo y su bibliocausto, (palabra, por cierto, acertadísima). La sabiduría de los libros incomoda, amenaza, agrede y trasciende a los necios, como la historia recuerda con numerosos ejemplos a lo largo de la historia.

Recomiendo esta obra a todo aquel que se haga las mismas preguntas que Irene Vallejo:

«¿Cuándo aparecieron los libros? ¿Cuál es la historia secreta de los esfuerzos por multiplicarlos o aniquilarlos? ¿Qué se perdió por el camino, y qué se ha salvado? ¿Por qué algunos de ellos se han convertido en clásicos? ¿Cuántas bajas han causado los dientes del tiempo, las uñas del fuego, el veneno del agua? ¿Qué libros han sido quemados con ira, y qué libros han sido quemados de forma más apasionada?».

Irene Vallejo, El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo. Madrid, Siruela, 2019, 472 pp.

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