Roma, un museo en plena calle

Hoy viernes ha sido un dia emocionantemente agotador, hemos visitado la ciudad eterna: Roma. Después de un buen madrugón, pues salíamos a las siete menos cuarto desde el colegio, llegamos (con no pocas ojeras y cara de sueño) a la estación de Anagnina, único lugar al que nos podía acercar nuestro autobús y donde cogeríamos un nuevo medio de transporte, el metro.

Nuestro grupo tenía que dividirse en dos para la visita al Palazzo Generali, in Piazza Venezia donde nos aguardaría una piccola sorpresa, que más tarde desvelaremos. Así que siendo los segundos para entrar y en aras de no perder el tiempo pusimos pies en polvorosa y salimos a ritmo más que acelerado en dirección al Coliseo, monumento romano y mundial por excelencia.

¡No os podéis imaginar el gentío! Así que haciendo gala de ser unos buenos cicerones, levantamos nuestro paraguas y, cual guías experimentados, nos lanzamos a la vorágine… quiero decir entre la multitud para llegar al siguiente monumento que se encuentra junto al coliseo y que es un arco del triunfo, dedicado a quién es lo que tenéis que adivinar en esta ocasión.

Tres kilometros o cuatro después…

…habíamos llegado, no sin algún que otro tropiezo a la entrada del Palazzo Generali, para encontrarnos en sus habitaciones con sorpresas como estas:

¡La visita fue  teatralizada y no por ser en italiano fue menos divertida!

Al salir nos esperaba el otro grupo para ir a comer al restaurante que nuestra coordinadora italiana Cecilia había reservado en un lugar cercano: «Pastatione» (¿Veis las dos palabras que lo forman?) Donde, por supuesto, también lo pasamos muy bien.

Y lo del postre lo dejamos para ir comiendo por el camino…, como no podía ser de otra manera, un gelato italiano. Por cierto…no entreis nunca veintitantas personas a la vez a pedir helados… ¡no veas la que se lía!

Para rebajar lo comido, otra caminata. A ver si sois capaces de averiguar cuánto recorrimos para llegar a los siguientes sitios, empezando por el monumento preferido del autor del artículo y que os dejo en primer lugar (Yo de vosotros usaría GOOGLE MAPS)

¡¿No ha estado mal la caminata, eh?!

Si os parece poco, os invitamos a hacerla en una hora y media.

De regreso a casa, otra vez el metro y la primera despedida. Nuestras compañeras lituanas se despedían al grito de Erasmus! y con una tarta llena de velas encendidas de emoción e incluso de lágrimas, pero llenas de recuerdos bonitos. Has pronto Saule «As» y Saule «Esh».

Para finalizar y si podéis ver las horas que son, os dejamos la tercera y última pregunta de este post: ¿Cómo se llama el río en el que aparecen el profe José Manuel y Cecilia, la coordinadora italiana?

Y mañana…¡úlitimo día! y más despedidas…Ciao!!

 

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