En esta ocasión vamos a hablar de la función principal del lenguaje y como puede ser usado como medio de comunicación y como arma arrojadiza de destrucción.
Nuestra peculiar forma de comunicarnos a través del lenguaje es una de las características más humanas, no porque nos permita trasmitir y compartir una cierta información (eso lo hacen los seres vivos), sino porque nos permite clasificar la realidad que nos rodea en palabras, de modo que podemos pensar en ellas aunque no tengamos delante de nosotros las cosas.
El lenguaje nos permite comunicarnos, llegar a acuerdos, trabajar juntos, colaborar en la adquisición de nuevos conocimientos, valorar la realidad y lo que pasa en ella y compartir nuestra visión de la misma. El lenguaje es en eso creativo de identidades, nos aporta humanidad, nos exige respeto y nos hace más humanos y nos permite crecer como personas y como especie.
Pero el desarrollo adecuado del lenguaje depende, como en otras capacidades humanas, del uso que queramos hacer de él, de nuestra voluntad a la hora de comunicarnos. Y para ello son necesarios algunos requisitos básicos entre los cuales destaco la voluntad de hacerse entender y la de entender a los demás.
Conocemos bien el refrán que dice: “A buen entendedor pocas palabras bastan”, y casi todo el mundo tiene claro que entender a alguien depende mucho de la atención y voluntad de quien escucha y pone interés en lo que se le está diciendo. Pero no me parece menos importante la voluntad de hacerse entender, el esfuerzo por explicarse bien y, más todavía, el esfuerzo por explicar lo que se piensa, no quedárselo dentro dejando a los demás en la ignorancia de lo que ronda nuestra mente. Luego, a veces en vez de diálogo, nos sale como reproche. Pero, si no lo hemos dicho, ¿cómo podemos reclamar que no se nos tiene en cuenta o que no se nos ha hecho caso? La cuestión es, que las más de las veces, las personas que usan el lenguaje para insultar, ridiculizar, o minimizar a alguien, previamente han ocultado o sus ideas o sus intenciones y con ello nos dejan sin defensa posible y nos empequeñecen culpándonos de cosas de las que son ellos los únicos responsables.
Desconfía de las personas que no te dejan explicarte, que no colaboran en entenderte, o quieren manipularte o en el peor de los casos sólo pretenden imponerte sus ideas. Pero desconfía también de toda persona que no se esfuerce por explicarse lo mejor posible y que la entiendas, o no tiene nada que decir o sus intenciones no son confesables.
APRENDE A CONOCERTE Y VALORARTE PARA QUE NO PUEDAN DESTRUIRTE CON EL LENGUAJE
HASTA LA SEMANA QUE VIENE
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