UNIDAD 2.- ISLAM Y AL-ÁNDALUS

UNIDAD 2.- ISLAM Y AL-ÁNDALUS

  1. EL ISLAM Y EL PROCESO DE UNIFICACIÓN DE LOS PUEBLOS MUSULMANES.

El Islam es una religión monoteísta que surgió en la península arábiga en el siglo VII y que en la actualidad es la segunda religión con más seguidores en el mundo.

En el siglo VII, la península arábiga estaba formada por un conglomerado de tribus nómadas dedicadas a la ganadería y al comercio de caravanas. Ocupada por extensos desiertos y estepas, únicamente destacaban algunas ciudades como Medina o La Meca. Las tribus arábigas, que estaban desfragmentadas políticamente y a menudo se enfrentaban entre ellas, apenas contaban con organización política, se organizaban socialmente en clanes y practicaban una religión politeísta y animista.

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En este contexto aparece la figura de Mahoma, nacido en el año 570 en La Meca en el seno de una familia de mercaderes que le permitió mantener contacto con otras culturas como la judaica o la cristiana. A partir de ahí y según la tradición, Mahoma recibió el anuncio del arcángel San Gabriel de su elección como profeta de Alá y su obligación de predicar la nueva religión, el islam.

La predicación de Mahoma en La Meca le hizo convertirse en un hombre peligroso para los gobernantes de la ciudad que lo veían como un peligro para el orden establecido. Es por ello que Mahoma tuvo que refugiarse en Medina en el año 622, la Hégira. En Medina pronto obtuvo una legión de seguidores con la que iniciar una expansión territorial que le llevó a tomar La Meca y desde ahí casi toda la península arábiga, convirtiendo a todos sus habitantes al islam, lo que significó la unión de todas las tribus árabes bajo un mismo poder. En el año 632 murió y desde ese momento se desarrolló una expansión territorial sin precedentes.

La religión islámica cuenta con un libro sagrado, el Corán, y cuenta con 5 preceptos principales: el primero, la profesión de fe admitiendo públicamente que “solo hay un Dios, Alá, y Mahoma es su profeta”; el segundo, la oración ya que el musulmán debe rezar cinco veces al día en dirección a La Meca; tercero, la limosna pues el buen musulmán es aquel que ayuda a los necesitados; el cuarto, el ayuno desde que amanece hasta que se pone el Sol durante el mes de Ramadán; y el último, la peregrinación a La Meca, al menos, una vez en la vida. En definitiva, la religión islámica supone un conjunto de normas para la vida de los fieles, que incluso están obligados a impulsar la conversión de los infieles a través del concepto de yihad.

El imperio islámico se organizará como una monarquía absoluta y teocrática donde el califa tendrá todo el poder político, militar y religioso. Tras la muerte de Mahoma el imperio islámico vivirá una expansión territorial asombrosa a través de varias etapas:

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  • Califato Ortodoxo entre el 632 y 661, donde todos los califas serán parientes directos de Mahoma, y se llevará a cabo la conquista definitiva de Arabia, así como de Palestina, Siria, Mesopotamia y Egipto.
  • Califato Omeya entre 661 y 750, donde tomarán el control califal la familia Omeya que trasladó la capital a Damasco. Es la época de mayor expansión ya que arrebatarán territorios al Imperio Bizantino, incluso atacarán Constantinopla, al norte; en el este conquistarán Persia y Afganistán, llegando hasta el río Indo; y en el oeste tomarán todo el norte de África y gran parte de la Península Arábiga.
  • Califato Abasida entre el 750 y 1258, donde tomarán el control califal la familia de los Abasíes y trasladarán la capital a Bagdad. Durante este periodo apenas hay conquistas territoriales aunque la expansión de la religión musulmana seguirá creciendo. De este periodo destacamos la división territorial, primero política y luego religiosa, con la creación del Califato Fatimí de El Cairo y el Califato andalusí de Córdoba.
  • Otras dominaciones. En 1258 el Califato de Bagdad cae a manos de los mongoles y al poco tiempo vuelve a ser dominado por los turcos otomanos. Estos en 1453 tomarán Constantinopla y se harán con el Imperio Bizantino y mantendrán un vasto imperio hasta 1918.
  1. LA PENÍNSULA IBÉRICA. LA INVASIÓN MUSULMANA (AL-ANDALUS)

A principios del siglo VIII, la monarquía visigoda vivía un periodo de inestabilidad política que se vio intensificada con la muerte del rey Witiza. Tras ello se produjo un enfrentamiento por el poder entre los hijos de Witiza y el monarca elegido por los nobles visigodos, don Rodrigo. Los primeros, en su intento de acabar con el rey visigodo, pidieron ayuda a los musulmanes asentados en el norte de África. Esta fue la causa por la que se produjo la invasión musulmana, aunque más bien fue el pretexto, ya que los musulmanes ya tenían puestas sus miras en el territorio peninsular.

Así pues, en el año 711, un ejército formado por árabes y beréberes dirigidos por Tariq, cruzaron el estrecho de Gibraltar y vencieron a don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Tras la derrota visigoda, el reino de Toledo cayó sin apenas ofrecer resistencia ante los avances de los ejércitos musulmanes dirigidos por Tariq y Muza. El nuevo territorio conquistado recibió el nombre de Al-Ándalus que se convirtió en una provincia o emirato dependiente del Califato de Damasco, estableciendo su capital en Córdoba bajo la autoridad del emir.

En definitiva, la mayor parte de la península ibérica quedó en manos musulmanas, hecho que fue aceptado por la población hispanovisigoda. Incluso la nobleza pactó con los musulmanes a cambio de mantener sus propiedades y únicamente algunas zonas montañosas del norte, que incluso estaban débilmente dominadas por los visigodos, quedaron fuera del control musulmán y se mantuvieron independientes.

La dependencia de Al-Ándalus sobre Damasco se mantuvo hasta el año 753 cuando se produjo la llegada del único miembro de la familia Omeya sobreviviente de la matanza abasida. Abderramán se hizo con el poder en Al-Ándalus rápidamente e impuso la independencia política, que no religiosa, de Bagdad.

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  1. EMIRATO Y CALIFATO DE CÓRDOBA. LOS REINOS DE TAIFAS.

La evolución política de Al-Ándalus va estar marcadas por varios etapas políticas que acabarán en 1492 cuando el reino nazarí de Granada sea conquistado por los Reyes Católicos:

  • Emirato independiente de Córdoba (756-929). Tras la toma del poder por los abasidas en Damasco, un príncipe omeya consigue escapar a Al-Ándalus donde toma el poder y da comienzo el emirato independiente con capital en Córdoba. Este periodo asistirá a diferentes momentos ya que el poder de los emires sufrirá sublevaciones y disputas por parte de linajes poderosos. Sin embargo se acabará imponiendo una importante estructura de Estado y sobre todo se desarrollará un esplendor económico y cultural en Al-Ándalus.
  • Califato de Córdoba (929-1031). Ante la aparición del Califato Fatimí en El Cairo y su posible expansión territorial a la península, Abderramán III se proclama califa en 929. Así los califas cordobeses concentraban el poder absoluto ya que reunía en su persona el poder político, militar y religioso. Este periodo fue el de mayor esplendor de Al-Ándalus, donde Córdoba se convirtió en una de las mayores ciudades de Europa, y con un esplendor económico y cultural sin parangón. Además Abderramán III consiguió sofocar las últimas rebeliones internas por lo que desarrolló un poder personal absoluto. Sin embargo, a finales del siglo X el califato se debilitó fuertemente, únicamente destacó el gobierno personal de Almanzor que consiguió cierta unidad política, pero tras su muerte se producirá la desintegración del Califato en los reinos de taifas.
  • Reinos de taifas (1031-1248). Este será el periodo más convulso de la historia de Al-Ándalus ya que asistiremos a diferentes etapas: en primer lugar, tras la caída del Califato se impuso una fuerte división territorial a través de los reinos de taifas. Estos eran pequeños reinos donde el poder lo asumían familias aristocráticas y poderosas pero que para mantener sus reinos frente a los poderosos reinos cristianos tuvieron que recurrir al régimen de parias (pago de tributos); en segundo lugar, a finales del siglo XI asistiremos a la llegada desde el norte de África de los almorávides, que tras vencer a los cristianos en la batalla de Sagrajas en 1086 se harán con el control de Al-Ándalus. Sin embargo, su intolerancia religiosa le hizo granjearse la enemistad del pueblo andalusí y junto a la llegada de los almohades al norte de África, su poder desaparecerá a mediados del siglo XII; en tercer lugar se impondrán los segundo reinos de taifas que se mantendrán hasta finales del siglo XII gracias a la política de parias con los reinos cristianos; en cuarto lugar, nuevamente desde el norte de África asistimos a la llegada de un gobierno musulmán que se hace con el poder de Al-Ándalus, los almohades. Estos vencen a los cristianos en la batalla de Alarcos en 1195 y establecen su control sobre el territorio andalusí situando la capital en Sevilla. Sin embargo, la alianza de todos los reinos cristianos peninsulares supuso la derrota almohade en la Navas de Tolosa, en 1212, lo que propiciará la desaparición del poder almohade en Al-Ándalus; en último lugar se impondrán los terceros reinos de taifas que irán asistiendo a la terminación de la reconquista cristiana del territorio peninsular.
  • Reino Nazarí de Granada (1248-1492). El reino de Granada, que ocupaba las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería, fue el único reino musulmán capaz de resistir frente a los avances cristianos, si bien es cierto que lo hicieron gracias al régimen de parias impuesto frente al reino de Castilla. Este reino logró mantener un fuerte desarrollo económico gracias a una próspera agricultura y fuerte comercio con el norte de África, así como una gran prosperidad cultural del que destacamos la obra arquitectónica de la Alhambra de Granada.

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También debemos destacar durante todo este periodo el desarrollo económico y la organización social de Al-Ándalus. En primer lugar la economía andalusí vivió un notable desarrolló gracias a una próspera agricultura y artesanía, y sobre todo a un revitalizado comercio que estableció fuertes relaciones con el mundo musulmán pero también con el resto de Europa. La agricultura se benefició de la introducción de nuevas técnicas de regadío como la noria o las acequias, así como la llegada de nuevos cultivos provenientes de Oriente como el arroz o los cítricos. Mientras tanto la artesanía, desarrollado fundamentalmente en las ciudades, alcanzó gran fama y prestigio en todo el Mediterráneo gracias al trabajo de materiales como el cuero, el hierro, la cerámica o el vidrio. Finalmente, el comercio vivió un enorme dinamismo ya que se estableció como la puerta entre Oriente y Occidente. Por lo tanto a Al-Ándalus llegaban tanto materias primas como productos de lujo, mientras que se exportaban productos agrícolas y artesanales. Todo ello ayudado por la unión monetaria mantenida en todo el mundo musulmán a través del dinar de oro y el dírham de plata.

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Por su parte la sociedad andalusí vivió un proceso de mezcla entre los habitantes que habitaban la península y los conquistadores llegados de Arabia y el norte de África. En este sentido, la sociedad andalusí era profundamente diversa y además establecía esa diversidad en base a diferentes criterios. Nosotros diferenciaremos dos grupos: los conquistadores y los peninsulares.

  • Los conquistadores eran el grupo más poderoso y se dividían en: árabes, que tenían el poder político y constituyeron una aristocracia que controlaba la mayor parte de la tierra y la riqueza; y los beréberes, procedentes del norte de África, que pese a participar en la conquista recibieron menos riqueza y no accedieron al poder político por lo que protagonizaron varias rebeliones.
  • Los peninsulares eran el grupo más numerosos y se dividían en: muladíes, la mayoría de la población, antiguos cristianos convertidos al islam; dimníes, eran los no musulmanes a quienes se respetaba su religión a cambio del pago de un tributo, entre ellos diferenciamos a los mozárabes, que eran los cristianos, cada vez menos y muchos de ellos se marchaban a los reinos cristianos; y los judíos, dedicados al comercio y al préstamo, la mayoría de ellos vivían en las llamadas juderías.
  1. EL ARTE ANDALUSÍ.

El arte andalusí está marcado, al igual que el islámico, por dos factores claves: las influencias continuas de todas las zonas conquistadas y la prohibición de representar imágenes lo que provocó que se desarrollasen fundamentalmente la arquitectura y las artes decorativas, aunque estas siempre vinculadas a la arquitectura.

La arquitectura andalusí está marcada por diferentes características fundamentales: en primer lugar, el uso de materiales pobres como el ladrillo o el yeso, por lo que el uso de mármol o piedra se debe a la reutilización de materiales romanos o visigodos; en segundo lugar, la aparición de una rica decoración que embellece y adorna el uso de materiales pobres, destacando los motivos geométricos, vegetales o caligráficos; en tercer lugar, el uso de una arquitectura abovedad destacando el uso de los arcos de herradura y polilobulados, y a pesar de que la mayoría de los cerramientos eran techumbres planas de madera, también utilizaron las cúpulas profusamente decoradas; y en último lugar, la aparición de interiores cuidados que se trataban con especial esmero, destacando los efectos de luz y sombras mediante celosías, o la utilización del agua a través de fuentes o piscinas.

Para finalizar, la evolución de la arquitectura andalusí se puede dividir en tres periodos fundamentales: el primero será la época califal, donde destacaremos fundamentalmente la Mezquita de Córdoba, iniciada en el emirato con Abderramán I y finalizada en el califato con Almanzor, y la ciudad palatina de Medina Azahara, construida por Abderramán III en el siglo X; el segundo será la época de taifas y almohade, donde destacamos el palacio de la Aljafería en Zaragoza, la alcazaba de Málaga o la Torre del Oro y la Giralda de Sevilla; y por último, la época nazarí, donde destacamos fundamentalmente la Alhambra y el Generalife de Granada.

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