Josué Mantero Campos 3º ESO
Todo ocurrió en un plato de paella hecha por un chef con dos estrellas Michelín. En esta inmensa paellera había un dilema: no sabían cual debía ser el presidente de este gran país. Había varios candidatos: Mejillón Rajoy, y sus ministros las almejas; Gamba Putin, y sus ministras las rodajas de limón; y por último Pollo Chávez, y sus ministros los calamares.
Cualquier grano de arroz mayor de dieciocho minutos de cocción podía tener su voto. El problema era que ningún candidato al puesto convencía, y solo quedaban tres semanas para las primeras votaciones.
La reina de la nación, la Paleta de Madera Isabel II, ya se había reunido con todos los candidatos al puesto para dialogar con ellos. Gracias a informaciones filtradas por “Tu Almuerzo de Domingo TV” hemos descubierto que la reina tampoco estaba muy conforme con los candidatos.
Cuanto más se acerca la hora de la votación, más crece la tensión en el país. Hay granos de arroz que han llegado a tal punto como para irse al borde de la paellera y chamuscarse hasta morir. La ciudad está muy descontrolada.
Por fin, llegan las primeras votaciones. Salen empatados Gambas Putin y Pollo Chávez con treinta y ocho gramos de votos cada uno; por lo tanto, Mejillón Rajoy queda descalificado. Conocidos los resultados, los vecinos del país vecino, las migas, se lo dijeron a su presidente, Mejillón Trump, que, disconforme por haber eliminado a su compatriota, se rebela y muestra su disconformidad.
Esto desató una guerra entre los dos países. En ella acaban muchas granos de arroz pegados y muchas migas quemadas. La guerra finalizó a los cuarenta y cinco minutos, cuando el camarero se dispuso a llevar el plato de comida a la mesa de los comensales y todos se tuvieron que unir para combatir contra los meteoritos en forma de cucharas que caían del cielo.
Al final todos terminaron en el infierno, ardiendo entre ácidos gástricos, pues no se puede hacer nada contra los Dioses Humanos.