MUJERES INVENTORAS QUE CAMBIARON EL MUNDO DE LA INFORMÁTICA.

Las vocaciones científicas nacen en el colegio, se consolidan en el instituto y deben hacerse realidad en la universidad y el mundo laboral. Este camino, en apariencia sencillo, es todavía hoy muy tortuoso para muchas mujeres”. Estas son palabras de nuestra compañera Victoria (Dra. en Arqueología Clásica), quien ha trabajado en el campo de la investigación y es conocedora de las muchas dificultades (aunque por suerte cada vez menos) que encuentran las mujeres. En cuanto las leí supe que no había mejor manera de encabezar esta publicación pues, desde la sencillez que le caracteriza, supo resumir perfectamente la realidad.

Por ello, este año desde el I.E.S Montes Orientales, nos propusimos para  conmemorar el 11 de Febrero darle voz a diferentes mujeres de distintos campos de estudio. Además, quisimos hacer ver a nuestro alumnado la necesidad de luchar contra el efecto Matilda, prejuicio que evita que los logros de las mujeres científicas sean reconocidos, siendo más frecuente atribuírselos a sus compañeros hombres. Este fenómeno fue descrito por primera vez por la sufragista y abolicionista Matilda Joslyn Gage en su ensayoLa mujer como inventora”.

Celebramos un ciclo de conferencias, algunas presenciales como la de la Dra. en Astrofísica Alba Fernández (quien desarrolla su actividad laboral y científica en el Observatorio de Calar Alto y también imparte clases en la Universidad), otras fueron telemáticas, como mandan las circunstancia. Así fue como compartimos una sesión que nos supo a poco con la biotecnóloga y divulgadora científica Azucena Martín Sevilla, redactora en la sección de ciencia de Hipertextual [https://hipertextual.com/ / https://hipertextual.com/author/azucenamartin], quien de una manera muy interesante, amena e instructiva nos contó (entre otras muchas cosas) la historia de estas dos mujeres. ¡Disfrútenla tanto como lo hicimos nosotros!

«La lucha más importante a lo largo de la historia (…) es la que libran las mujeres por la libertad y por su pensamiento, y por el derecho a comunicar ese pensamiento al mundo”

 (Matilda Joslyn Gage)

Lara García Bello

Coordinadora del Proyecto de Coeducación.

 

DOS MUJERES QUE CAMBIARON LA HISTORIA DE LA INFORMÁTICA

Aunque afortunadamente esta ya no es una opinión tan extendida como en el pasado, en la actualidad todavía hay personas que creen que las mujeres no sirven para la informática. Intentan dar solidez a su postura argumentando que hay pocas que se dediquen a ello. Y quizás sea cierto. Todavía falta mucho para que la proporción de ambos géneros sea la misma en profesiones técnicas, como la ingeniería informática. Pero no porque sean menos válidas, sino más bien por esos prejuicios que tanta falta hace derribar. De hecho, si ahora mismo estáis leyendo esto en vuestro móvil u ordenador es precisamente gracias a dos de ellas. Al menos en parte. Pero veamos quiénes eran.

Ada Lovelace, la madre de la programación informática

Ada era hija del famoso poeta inglés Lord Byron y la matemática y astrónoma Anna Isabella Milbanke.

Aunque el escritor reconoció la paternidad de la pequeña, se desentendió de ella casi por completo poco después de nacer. Eso, como es lógico, no hizo ninguna gracia a la madre, que igualmente acabó alejándose también de ella, dejándola al cuidado de su abuela casi todo el tiempo. Aun así, se esforzó en que heredara su pasión por las matemáticas y no por las letras, como su padre. Y realmente lo consiguió ya que si bien Ada terminó siendo una gran poetisa, por lo que más se la reconoce hoy en día es por su papel en el área de las matemáticas.

Ya desde muy joven comenzó a moverse en los ambientes científicos gracias a su tutora personal, Mary Sommerville, quien también fue una reputada matemática en el siglo XIX. A través de ella conoció a personajes como Andrew Crosse y Michael Faraday. Pero, sin duda, el contacto que más influyó sobre su futuro fue el matemático Charles Babbage. 

Por aquel entonces, Babbage se encontraba desarrollando una máquina a la que él mismo bautizó como motor diferencial. Su objetivo era obtener un mecanismo con el que realizar cálculos de forma automática. A día de hoy esto parece algo muy sencillo, que podemos hacer fácilmente con una calculadora, pero en esa época era todo un reto.

Ada quedó tan fascinada por esta innovadora tecnología, que quiso mantenerse al tanto, carteándose regularmente con el inventor. Por otro lado, siguió leyendo e informándose sobre el tema, llegando a desarrollar un algoritmo matemático aplicable a esta máquina que permitía desarrollar una serie de cálculos complejos. Además inventó una notación que permitía aportar a la máquina instrucciones precisas. A día de hoy este se considera el primer lenguaje de programación de la historia, por lo tanto Ada está reconocida como la primera informática de todos los tiempos. Faltaba todavía mucho tiempo para que se construyera el primer ordenador tal y como lo conocemos hoy, pero sin ella darle vida hubiese sido una tarea prácticamente imposible.

 

Hedy Lamarr, una historia de película.

La de Hedy Lamarr es una historia de película. Literalmente.

Era la única hija de un matrimonio judío afincado en el antiguo imperio austrohúngaro. Desde muy niña se interesó por la interpretación y comenzó a ejercer como actriz muy joven. Inicialmente empezó también a estudiar ingeniería, pero tres años después abandonó la carrera para dedicarse solo a la actuación.

Pronto se convirtió en una actriz muy famosa y llamó la atención de un rico fabricante de armas, que no tardó en acordar un matrimonio de conveniencia con sus padres. No le quedó más remedio que ceder, sin saber lo que se le venía encima, pues una vez que se hubieron casado todo cambió para ella. Su marido era extremadamente celoso y apenas la dejaba salir de casa. 

Separada forzosamente de su trabajo como actriz, volvió a centrarse en la ingeniería, a espaldas de su esposo. Entre las pocas salidas que este le permitía estaba acompañarle a la fábrica de municiones en la que trabajaba. Allí ella podía hablar con clientes y proveedores, muchos de ellos ingenieros, por lo que aprovechaba para resolver sus dudas sobre tecnología. De este modo, sin terminar sus estudios, se hizo con los conocimientos de una gran ingeniera. Y ya con ellos, escapó de casa, abandonando a su marido.

Por aquel entonces ya había estallado la Segunda Guerra Mundial. El hombre con el que había estado casada suministraba armas al ejército nazi y eso era algo que, como hija de judíos, a ella le ofendía profundamente. Por eso se puso en contacto con el ejército aliado, para ofrecer su ayuda. Quizás los secretos que conocía de su marido podrían serles útiles.

Pero al acercarse a ellos se percató de algo más. Los sistemas de radio que utilizaban sus cazas bombarderos se rastreaban muy fácilmente, por lo que los nazis se adelantaban una y otra vez a sus movimientos. Sería necesario diseñar algún sistema que permitiera ocultar esas señales.

Hedy se unió a su amigo el compositor George Antheil y juntos inventaron un mecanismo de salto de frecuencia que cumplía esa función. Lamentablemente, en un principio el ejército no tomó muy en serio la invención de un músico y una actriz. Sin embargo, con el paso de los años el ejército de los Estados Unidos terminó viendo su eficacia y comenzó a usarlo. Pero la cosa no quedó ahí, pues esta tecnología más tarde sirvió de base para la base del WiFi que utilizamos hoy en día para conectarnos a Internet.

Sin duda, su vida real fue mucho más interesante que cualquiera de las películas que llegó a interpretar.

Para saber más:

https://www.grafitoeditorial.com/prologo-de-clara-grima-para-objetivo-hedy-lamarr/

https://mujeresconciencia.com/2015/11/30/hedy-lamarr-la-inventora/

https://mujeresconciencia.com/2018/07/10/ada-byron-condesa-de-lovelace-1815-1851/ 

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