Presentamos una trilogía de reflexiones derivadas de la Situación de Aprendizaje propuesta para tratar la Prehistoria y la evolución humana desde sus orígenes hasta la actualidad, planteando qué futuro nos espera como especie. Como siempre la selección ha sido difícil. Finalmente se van a exponer tres reflexiones realizadas desde planteamientos distintos (ahí está la gracia) después de haber analizado y comprendido la famosa etiqueta de Anís del mono y de haber consultado las diversas fuentes de información propuestas, más las que ellos y ellas mismas hayan usado para ampliar y concretar. Lecturas, audios y audiovisuales para plantearnos las ancestrales preguntas existenciales de quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, hacia dónde nos encaminamos.

Dibujo de Rafael Valdivia Valdivia.
Si eres humano probablemente te hayas preguntado alguna vez en tu vida quién somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Pues bien, nuestro proceso evolutivo ha sido lento y gradual, empezando con la creación de útiles para la caza hasta la avanzada tecnología de hoy en día. Y este proceso se ha dado a lo largo de millones de años. Casi desde que los humanos empezamos a razonar, se han creado diversas teorías evolutivas, desde que existía un Dios hasta una de las más importantes creadas por Charles Darwin. Cuando Darwin publicó su teoría de la evolución de las especies en 1859, la historia pasaba por un periodo de influencia de la religión, por tanto cuando se publicó «El origen de las especies» la mayoría de la población la rechazó. Un claro ejemplo de este rechazo fue el creador de la etiqueta del Anís del mono, el cual era bastante creyente y rechazó las nuevas teorías publicadas a modo de burla a través de la etiqueta de su licor, en la que aparecía un primate con la cara de Darwin sosteniendo una botella y una etiqueta en al que aparecía escrito: «Es el mejor, la Ciencia lo dijo y yo no miento». Con «ciencia» se refería a la nueva teoría evolutiva darwiniana.
La mayoría de gente tiende a creer que los humanos venimos del mono, pero realmente esta afirmación es falsa, como ya demostró Darwin en su teoría de las especies. Sí que tuvimos antepasados comunes con los simios actuales, pero nuestro árbol genealógico se separó entre 5 y 11 millones de años. Por lo tanto, los humanos no venimos de los monos, sino que nuestra especie surgió a partir de un proceso evolutivo de millones de años a partir de separarnos del antecesor común con los simios. Podríamos decir que convertirnos en humanos fue un proceso evolutivo bastante lento, ya se inicia con el bipedismo y las construcción de las primeras herramientas para cazar, hasta la creación de un lenguaje. En este proceso hay cinco factores fundamentales que cambiaron el rumbo de nuestra evolución. Empezamos a ser bípedos, al contrario que la mayoría de animales. Al estar en posición vertical podíamos tener un campo de visión más amplio y nos permitió liberar las extremidades superiores. Después descubrimos el fuego, un hecho bastante importante para la defensa, la protección y, sobre todo, la alimentación. Por otro lado el ser humano empieza a tener conciencia de sí mismo, es decir, empezamos a razonar, cuestionarnos y plantearnos situaciones y cosas, somos los únicos seres vivos capaces de ello. A ello sumamos la capacidad de crear un lenguaje simbólico, el cual deriva en representaciones artísticas rupestres mediante las cuales reflejamos nuestros pensamiento, deseo, preocupaciones y supersticiones. Se podría decir que estos son los factores más decisivos que hacen que los seres humanos seamos seres racionales, más allá de animales.
Por otro lado, lo que nos «humanizó» fue la vida en comunidad, la relación entre los miembros de un grupo de humanos, así como la relación con otras comunidades humanes. Lo que nos hizo, y nos hace «humanos», creo que son nuestras emociones y sentimientos, la capacidad de mostrar empatía, tristeza, miedo, la capacidad de enamorarnos, de sentirnos ansiosos o de enfadarnos, fruto del gran desarrollo neuronal.
En muchos lugares podemos leer o ver que actualmente todavía tenemos genes de neandertal, y ello es fruto de la coexistencia del Homo Sapiens neanderthalensis con el Homo Sapiens sapiens, el hombre actual, durante unos 10.000 años, aproximadamente. Podríamos preguntarnos si el hombre de Neandertal era físicamente más robusto y fuerte que el sapiens, ¿Cómo es que finalmente acabó desapareciendo e imponiéndose el sapiens? Algunos estudios realizados en los últimos años han puesto de manifiesto que los neandertales, al tener un cerebelo más pequeño, no tenían las capacidades cognitivas tan desarrolladas como los humanos actuales, y por ello no eran capaces de desarrollar una sociabilidad tan compleja entre ellos y entre las distintas comunidades como sí lo hizo el sapiens. Esta mayor capacidad cognitiva del sapiens, para algunos investigadores, hizo que se adaptase mejor a las circunstancias medioambientales del momento, con lo que aumentaba su capacidad de supervivencia, acabando imponiéndose al neandertal. A ello añadir una serie de factores morfoestructurales que permitieron al sapiens adaptarse mejor y optar a mayores recursos para su supervivencia.
Por todo esto podríamos decir que somos la especie más avanzada e inteligente. Si nos ponemos a analizar nuestra situación actual como especie, veremos que hemos avanzado bastante en diversos aspectos, como la tecnología, la medicina, la ciencia, etc. A lo largo de la historia nos hemos enfrentado y hemos superado varios desafíos, demostrando que nuestra especie tiene una gran capacidad de adaptación. Actualmente nos enfrentamos a varios problemas bastante graves e importantes como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, conflictos geopolíticos, diferencias sociales, etc. La forma en que resolvamos estas cuestiones y desafíos determinará nuestro futuro como especie. El camino hacia nuestra extinción únicamente depende de nosotros, la colaboración internacional, las prácticas sostenibles, la inversión en educación, conservar el medioambiente, etc. son prácticas cruciales que debemos llevar a cabo para sobrevivir como especie. Es fundamental que como sociedad reflexionemos sobre nuestras acciones actuales y sus repercusiones para con nosotros como especie, no individualmente. La conciencia crítica de especie y la acción colectiva pueden marcar la diferencia en el rumbo que tome nuestra especie en un futuro, por tanto podemos unirnos como especie o podemos dividirnos tal y como está pasando en la actualidad, y acabar extinguiéndonos.
Para hacer que la sociedad mejore podríamos plantear algunos cambios varios ámbitos, como por ejemplo a nivel político haciendo que desaparezcan los sistemas de gobierno autoritarios y excluyentes, o a nivel social con el objeto de que todo los seres humanos tengamos la existencia digna que nos merecemos a través de derechos y libertades, sin distinción de etnias, religiones o creencias.
Realizar este trabajo me ha ayudado a darme cuenta de que si realmente queremos seguir existiendo como especie, tenemos que cambiar muchas cosas. También me ha ayudado a aprender y a aclararme cosas sobre la evolución de nuestra especie. Creo que actualmente somo una sociedad dividida e individualista, y para poder progresar como especie debemos unirnos y mirar más por nosotros mismo como especie.
CELIA SANTIAGO MOLINA
2º BACHILLERATO-A