ARTE URBANO, PATRIMONIO Y FLÂNEURISMO EN TIEMPO DE LAS PRISAS (I)

A lo largo del pasado mes de diciembre y de enero, el alumnado de 1º de bachillerato de la materia de Patrimonio realizó una Situación de Aprendizaje sobre ese patrimonio (o no) visual y urbano que habitualmente pasa desapercibido ante en ciudadano y el viandante: grafitis y murales. A partir de un ejercicio de flâneurismo, todo un acto revolucionario en los tiempos que corren (y que nos hace correr), los alumnos y alumnas debían levantar la vista más allá de sus pantallas y prestar atención al paisaje urbano de los pueblos y ciudades que habitaban y visitaran durante las vacaciones navideñas. Observar y captar todas aquellas expresiones artísticas murales que les llamara al atención, con el objeto de elaborar un catálogo de grafitis y murales que debían ubicar, describir y catalogar tras el correspondiente trabajo previo de investigación y documentación sobre el mundo y la cultura del grafiti y del arte urbano (orígenes, evolución, características, tipologías, escuelas, opiniones favorables y contrarias al respecto, etc.).

Por otro lado, dicho catálogo debía ir acompañado de una reflexión personal sobre si estas manifestaciones gráficas callejeras pueden ser consideradas artísticas o meros actos vandálicos; si se pueden catalogar como elementos patrimoniales; valorar el debate existente al respecto; y manifestar su valoración y experiencia propia y personal, tanto del tema objeto de investigación como de lo que ha supuesto y le ha aportado la realización de esta actividad, tanto en el proceso de investigación y aprendizaje, como de su experiencia flâneurista. El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos, que decía Walter Benjamin.

Arte callejero, grafitis… ¿Hablamos de arte o de vandalismo? Las posturas respecto a este movimiento han cambiado durante los últimos años pero, aun así, esto sigue siendo un tema donde las opiniones son variadas. Hoy en día una cantidad de arte urbano enriquece nuestras ciudades y pueblos. Esta creatividad combina estilos de arte muy variados y normalmente es considerado un movimiento cultural diverso, constructivo y a la vez vandálico. Sin embargo, arte urbano no equivale a vandalismo. El vandalismo no es arte, es una forma de violencia sin un sentido ni una comunicación social o artística. Según los artistas, el arte urbano es símbolo de rebeldía, que presenta una nueva forma de creatividad, pero lo que lo hace un objeto artístico es la opinión personal, es decir, el significado que tenga para el creador y el mensaje que este quiera transmitir al público. Por el contrario, “el grafiti podría categorizarse como vandalismo o garabato cuando es un parche al azar en cualquier pared vieja y sin significado”, afirma Pearce, uno de los artistas tipográficos con más éxito del mundo.

Antes de remontarnos a los orígenes, veo necesario dejar claras las diferencias entre “grafiti” y “arte urbano”, ya que a veces tendemos a considerarlos como sinónimos. Es complicado explicar las diferencias entre estas dos disciplinas debido a que sus semejanzas son remarcables. Los expertos afirman que las principales diferencias se encuentran en las técnicas utilizadas y en el objetivo perseguido. Por un lado, el grafiti es mucho más antiguo que el arte urbano, y lo que lo ha hecho perdurar hasta ahora ha sido su componente cultural. Los grafitis siempre han estado ligados a mensajes con carga política y social, así como a la formación de pandillas. Respecto a la técnica, este usa mucha menos técnica que el arte urbano.

Por otro lado, el arte urbano, como indica su nombre, tiene una finalidad más artística que social o política. Y, como ya he mencionado, hace uso de más técnicas que el anterior, entre ellas se encuentra el mural, el «sticker» o el cartel. Cada vez más encontramos en las calles murales que han sido encargados a los artistas, por ejemplo, las obras que encontramos en los escaparates de las tiendas o en los centros escolares.

El arte urbano es parte de nuestra historia. De hecho, el primer grafiti encontrado se remonta a la antigua Roma, inscripciones hechas por los ciudadanos romanos donde ya entonces manifestaban sus pensamientos y emociones plasmándolos en las paredes. Encontramos los orígenes del arte urbano, tal y como lo conocemos ahora, a finales de los años 60 en el metro de Nueva York bajo la forma de grafitis, tags, collages y carteles, formas de expresión normalmente ligadas a la ilegalidad y a la necesidad por parte del individuo de reivindicar algo, o autoafirmarse dentro de una comunidad. Sin embargo, el desarrollo del arte urbano comienza también, de forma paralela, durante los años 60 en Francia, concretamente en París donde los artistas comenzaron a expresarse en las calles, inicialmente como una forma de expresión reivindicativa, con carácter político y social, unido a los barrios urbanos. Todavía en la actualidad el arte urbano conserva algo de aquel carácter, pero ahora encontramos muchas corrientes que se utilizan como una forma más de arte, que expresa sentimientos y emociones, sin necesidad de implicar la política u otros temas sociales. 

A partir de los 2000, el arte callejero comenzó a llenar los periódicos y medios informativos de todo el mundo. De esta forma el movimiento empezó a salir del anonimato y la ilegalidad. En nuestros días el arte callejero forma parte del turismo, y se ha convertido en patrimonio cultural de las ciudades de todo el mundo atrayendo la atención de los visitantes. Ciudades como Ámsterdam, Berlín o Bruselas han adoptado el grafiti como bien cultural, y los turistas hacen visitas por los puntos más destacados. 

A continuación voy a tratar un tema que antes desconocía: la gentrificación. Se trata de un movimiento socioeconómico mediante el cual, un barrio de bajos recursos es transformado a través de la inversión y el desarrollo, atrayendo así a residentes de mayores ingresos. Esto trae ciertos beneficios, sin embargo causa un importante aumento en el precio de las viviendas, por lo que los antiguos habitantes se ven obligados a salir de ahí. Por esto se dañan los estándares culturales y se desplaza a las personas que crearon dicha comunidad, produciendo así una injusticia. Aquí, en Granada sufrimos esa gentrificación, concretamente en el Albaicín. Se trata de una gentrificación que ha sido resultado de varias circunstancias, como su situación o la influencia de la Alhambra y el hecho de formar parte del Patrimonio de la Humanidad. Actualmente el Albaicín acoge a estudiantes, bohemios, turistas y vecinos de toda la vida. Ha sido un cambio inmediato, una gentrificación dividida entre la continuidad y la ruptura. 

Pero, ¿Qué relación guarda este fenómeno con el arte urbano? Lo cierto es que la relación entre estos dos conceptos es compleja y contradictoria. Por un lado, el grafiti ha servido como forma de expresión cultural y social respecto a la gentrificación, ayudando a los grupos desfavorecidos a manifestar sus derechos y a reivindicarse. Sin embargo, este movimiento también ha contribuido al desarrollo de la gentrificación, aumentando los valores de las viviendas, atrayendo así a residentes más ricos. 

Después de informarme e indagar acerca del arte urbano, me han llamado la atención las obras y la historia en general de Banksy, un pseudónimo con el que se denomina a un artista callejero inglés conocido mundialmente, a pesar de que la mayoría de los datos sobre su identidad son desconocidos. Pero lo importante son sus obras, visibles en Londres y en diversas ciudades de todo el mundo. Piezas satíricas que tratan temas tales como la política, el consumismo, la guerra, los derechos humanos o el racismo. Su estilo se encuentra influenciado por Bleck le Rat, un gran artista urbano francés, y por la banda punk «Crass», seguidora del anarquismo como ideología política y modelo de vida. Sus trabajos, en general, hablan sobre los males por los que el mundo se ve afectado y en ellos critica la sociedad moderna y la hipocresía que la caracteriza. 

Flower Thrower” es probablemente el trabajo más emblemático de Banksy. Se puede observar a un hombre encapuchado, con la intención de lanzar un ramo de flores. Esto produce una primera impresión confusa, y nos hace pensar que algo falla en la imagen debido a que estamos acostumbrados a ver en la mano de un hombre en esa posición otro tipo de objetos como una bomba o una piedra. Esta obra fue creada en 2005, en un muro en Cisjordania, es decir, el artista plasmó su obra en un lugar donde sale a la luz su significado. Allí donde las diferencias religiosas y étnicas han dado lugar a numerosos conflictos, encontramos una figura dispuesta a lanzar, no una bomba, sino un ramo de flores, con la esperanza de calmar la situación y luchar por la paz. Me ha llamado la atención este artista porque en sus obras refleja la vida en su forma más real y sincera, y pienso que tiene una manera muy sutil y a la vez directa de representar los problemas que vivimos y de luchar por los derechos humanos. 

También me gustaría hablar sobre Elle & Pitr, una pareja de artistas callejeros franceses que plagan la ciudad de St. Etienne desde 2007, con su arte insolente y poético. Dos personas que se unieron para crear un estilo único y para demostrar a todo el mundo que el arte callejero es tanto para las personas a las que les gusta, como para las que no. Estos artistas están llenando la ciudad de innovación y modernidad con su arte atípico y mordaz. Y no solo eso, si no que su arte se está expandiendo por todas las partes del mundo. 

«Les gens». Elle & Pitr (Saint Etienne).

Desde mi punto de vista, el arte urbano, en todas sus formas y mientras se haga con una finalidad legal, no es un acto de vandalismo ni un simple objeto visual, si no que es patrimonio, son historias, y forma parte del reflejo de la cultura y la sociedad en la que se encuentra. Y, además, es una forma llamativa, útil y reflexiva de reivindicar los problemas sociales, políticos y de todo tipo que cada día inundan nuestra sociedad, una manera de darlos a conocer situándose en lugares públicos, accesibles para todo el mundo. 

«Somos maestros de nuestro pasado,  artesanos de nuestro presente y aprendices de nuestro futuro». El niño de las pinturas, Avda. Jaén (Peligros).

«Volver». Badi Coloreando, Casa de la Cultura de Domingo Pérez.

Concluyo mi reflexión con un término que desconocía y con el que después de informarme acerca de él me he sentido muy identificada. “Flâneur”, con origen en la literatura francesa, es aquella persona que se dedica a vagar por las calles de París o de cualquier ciudad, sin ningún destino ni objetivo fijo, simplemente admirando la vida urbana, atraído por lo efímero y lo infinito. El flâneur es un explorador y un artista, que no se deja llevar por el contenido ni la mercancía, si no que busca las huellas del pasado y del humano en todos los rincones. Todos deberíamos ser un flâneur…

Carmen Huertas Vega

1º de Bachillerato-B

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