Proyecto Rodablás

   Hace unos años, varios profesores del centro estuvimos manteniendo un debate en la sala de profesores sobre los recursos informáticos que nos ofrecía La Administración para realizar nuestra labor. Con anterioridad a este debate, a propuesta de Álvaro (nuestro director), había estado montando una nueva asignatura para el siguiente curso: “Taller de Cerámica”. Mi naturaleza me lleva a aceptar las propuestas que se me lanzan si considero que redundan en el bien común, aunque en ese momento no tenga ya las herramientas, destrezas o conocimientos necesario. Para sacar adelante este nuevo proyecto necesitaba adquirir cierta destreza plástica, por lo que, en primer lugar solicitamos formación al respecto a nuestro Cep y finalmente terminé buscando, costeando y realizando un curso sobre pintura impartido por una pintora profesional. Estas clases me hicieron reconsiderar muchos pensamientos previos y me llevaron a conclusiones que salieron a relucir en el debate que he citado al comienzo de esta entrada y que ahora retomaré.

   En este debate informal, uno de mis compañeros mantenía que los recursos informáticos que nos ofrecía La Administración eran muy precarios y que esto llevaba a que los frutos que cosechábamos con ellos fuesen poco lucidos, además sostenía la hipótesis de si nos diesen equipos de los de “la fruta mordida” los resultados serían muy buenos, pues esos equipos eran muy buenos y sus aplicaciones también. No he usado nunca tales productos, por lo que no puedo opinar si son mejores o peores, aunque esto no influye en la postura que yo planteaba. Mi planteamiento era que, en mi caso particular, los frutos que yo cosechara con los equipos y aplicaciones que ponía a nuestra disposición La Administración vendrían acotados por mis limitaciones, no por las de tales medios, pues en mi opinión eran más que suficientes. Las clases de pintura que estaba recibiendo propiciaron en mi este pensamiento, ya que me habían hecho darme cuenta de mis capacidades, de mis limitaciones y de las dificultades de esta disciplina. En este sentido manifesté a mis compañeros una reflexión que me había planteado con anterioridad:

   “Aunque dispusiese de los mejores materiales de pintura, nunca podré hacer nada que se acerque a una paloma dibujada por Picasso en una servilleta de papel con el bolígrafo de un camarero”.

   Un mejor material puede mejorar el resultado pero no hacer milagros, su efecto es limitado. Durante mi etapa universitaria, casi todos los equipos informáticos que utilicé carecían de disco duro, teníamos que cargar el sistema operativo cada vez que los utilizábamos. En comparación con los teléfonos móviles que usamos hoy día, serían una autentica birria y sin embargo nos permitían hacer grandes cosas: “lo mucho se convierte en poco tan solo con desear más”.

   En nuestro centro tenemos una disparidad de equipos informáticos, algunos bastante viejos en verdad, pero nosotros no nos dedicamos a hacer realistas animaciones de vídeo fotograma a fotograma. La mayoría de lo que hacemos se restringe a ofimática básica y trabajo en línea. En la mayoría de los casos usamos el ordenador como una moderna máquina de escribir y cuando lo hacemos no hacemos uso ni de la décima parte de las posibilidades que nos ofrece el procesador de texto. Considero que las aplicaciones y los equipos de los que disponemos permiten realizar estas labores de sobra. En mi opinión, los resultados obtenidos mejorarían mucho no porque nos facilitaran nuevos equipos informáticos de “la fruta mordida” sino por una profundización en el uso de lo que ya disponemos, adoptando la forma de proceder de los artesanos japoneses “takumi”. Antes de pasar a otra herramienta quiero explorar todas las potencialidades de la herramienta actual y acendrar el uso que pueda hacer de ella.

   Las deliberaciones antes expuestas me han hecho plantearme una cuestión: ¿Podría realizar todo mi trabajo durante un curso académico con un equipo modesto? Esta consideración la he concretado más aún:

¿Podría realizar todo mi trabajo durante un curso académico con una Raspberry Pi 400?

   La misma realidad lleva a unas personas a ver las cosas de una manera y a otras a verlas de la manera contraria. Para ver si esto es posible he comenzado un experimento al que he llamado “Proyecto Rodablás”.

   El tiempo nos aclarará si la respuesta a la pregunta planteada es afirmativa o negativa.

 

Manuel Jesús Jiménez Borreguero

Profesor del departamento de Tecnología del I.E.S. Delgado Brackenbury.

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