El alumnado del Ciclo Formativo de Grado Superior en Diseño Industrial: Mobiliario, acompañados por los profesores Marga de la Flor Ledesma y Diego Baquerizo, realizan un recorrido arqueológico por los dólmenes de El Pozuelo en el contexto de la actividad sobre Arqueología experimental que están desarrollando en el módulo de Taller.
En el transcurso de la salida, el alumnado pudo reflexionar sobre como la gran mayoría de los instrumentos que previamente habían observado en la sección de arqueología del Museo de Huelva; hachas, azadas, puntas de flecha, de lanza, etc, necesitan de una parte en madera para ser útiles. Por ejemplo las flechas, sin un arco y sin un astil de madera, no serian efectivas. «En el Museo de Huelva se pueden observar gran cantidad de instrumentos líticos, no obstante, no podemos saber con precisión cómo eran las partes de madera que los conformaban, pues de todos es conocido que la madera es un material que se destruye con el tiempo, debido a los ataques de xilófagos y por las condiciones ambientales» nos cuenta la profesora De la Flor. Y añade: «Aquí nuestra pequeña contribución a través de la arqueología experimental para aportar nuestro granito de arena a seguir descubriendo, experimentando y estudiando sobre el tema. Por otra parte, es una actividad que además de divertida hace comprender al alumnado tres conceptos interesantes, a la vez que está unido a otros planes que están presentes en la escuela como Aldea, demostrando que el contacto con la naturaleza y el respeto hacia el medio ambiente llevado a cabo por estos primeros pobladores de Huelva, conduce a una sociedad sostenible y evolutiva», aporta la profesora.
A continuación, concluye: «la influencia del uso de la madera, como materia prima inagotable, da pie a una sociedad evolucionada y eficiente, ayudando a la caza y a la defensa de los primeros pueblos que empezaban a constituir la base para nuestra evolución social. Por otra parte, esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de las artesanías y cómo no debemos abandonarlas, ni olvidar su elaboración ya que constituyen los primeros pasos de nuestra evolución cómo seres humanos. Su empleo conllevó el abandono de posturas y costumbres animales y nos hizo humanos. Las técnicas ancestrales transmitidas durante milenios entre generaciones constituyen un riquísimo patrimonio inmaterial de valor incalculable que en nuestra sociedad altamente tecnologizada está en grave riesgo de desaparición.»