Archivo mensual: septiembre 2014
Biblioteca Escolar y Familias Lectoras: Construyendo juntos
«La construcción del lector requiere hacer trenza, no cadena. La familia, la escuela y la sociedad han de actuar conjuntamente y no de forma sucesiva».
(Mercé Escardó)
Biblioteca escolar. Espacio de acogida
La educación ha de ser una tarea compartida. La incorporación del niño al sistema escolar no debe suponer en ningún caso la inhibición de la familia del proceso educativo, sino por el contrario, debe llevar aparejada una estrecha colaboración entre familia y escuela con el único objetivo de reforzar y potenciar el aprendizaje. Sin embargo, con frecuencia se produce una delegación efectiva de la educación en manos del maestro que se ve asumiendo en solitario la labor formadora.
¿Cómo podemos combatir esa idea? En primer lugar, encontrando un espacio en el que tanto la familia como el docente se sientan cómodos, un espacio abierto en el que poder interactuar sin tener la sensación de estar invadiendo un territorio que no le pertenece.
¿Qué espacio es este? Sin lugar a dudas, la biblioteca escolar es el sitio idóneo para poder desarrollar esa educación integradora de la que todos se sientan responsables. Lejos de la formalidad del aula en la que el docente ejerce de maestro de ceremonias y de la imposible intromisión del docente en el ámbito doméstico, la biblioteca escolar se presenta como un espacio de libertad, de aprendizaje no programado, un espacio de puertas abiertas que permite una flexibilidad que no se produce en otros ámbitos del centro educativo.
La biblioteca escolar es el ágora de la escuela entendida como lugar de encuentro e intercambio de conversación, recuperando esa idea de sociedad educadora tan necesaria en los tiempos que corren. La biblioteca escolar como espacio que posibilita el desarrollo de propuestas muy diversas pero en las que el libro y el programa educativo de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte “Familias Lectoras” encuentran su medio natural.
Antes de empezar
Ya tenemos el espacio…¿y ahora qué?
Antes de iniciar ninguna actividad lectora encaminada a incorporar a la familia a la escuela tenemos que tener muy claros cuáles son nuestros objetivos y también los medios con los que contamos.
Fijar los objetivos no suele resultar una tarea compleja, pero establecer un punto de equilibrio entre lo que realmente queremos conseguir y lo que la realidad nos va marcando no resulta tan sencillo. Seamos generosos con nuestros sueños pero no olvidemos las circunstancias de nuestro centro y los medios reales con los que vamos a contar a la hora de programar actividades dentro de la biblioteca escolar : medir las fuerzas para poder llegar a la meta.
Tres son las cuestiones que debemos plantearnos a priori:
– ¿Qué queremos?
– ¿Qué tenemos?
– ¿Qué debemos hacer para lograr nuestros objetivos?
Dar respuesta a este primer interrogante nos ayudará a concretar nuestras actuaciones. ¿Queremos actividades puntuales o de continuidad?, ¿actividades en las que las familias puedan conducirse autónomamente o bien actividades tuteladas que exigen nuestra presencia a lo largo de todo el proceso? ¿Que se desarrollen fuera del horario lectivo o solo aquellas que se puedan realizar dentro del horario escolar? Una vez aclarados estos puntos podremos hacer un planteamiento serio del proyecto de Familias Lectoras ya que cada elección exige un grado de implicación distinto y nos permitirá determinar también la disponibilidad de los componentes del claustro y el trabajo extra que estas van a suponer.
¿Con qué contamos para desarrollar estas iniciativas? El motor de arranque de este tipo de proyectos es sin lugar a dudas la propia convicción ya que solo esta nos permitirá implicar a las familias en las actividades. No debemos permitir que nos invada el desánimo: las familias con las que iniciaremos esta aventura serán pocas y su grado de formación, colaboración e incluso idioma y nacionalidad serán diversas como diversa es la escuela en la que nace.
¿Quiénes integran estas Familias Lectoras? Cuando nos referimos a las familias no nos referimos solo a padres, tenemos que entenderlas en un sentido amplio en el que los abuelos han de tener cabida convirtiéndose en muchas ocasiones en nuestros mejores aliados.
El apoyo del equipo directivo, las nuevas tecnologías y el deseo común de mejorar la competencia lectora de los chicos harán que el proyecto avance, pero también hemos de valorar el tiempo y el esfuerzo que supone la organización de estas actividades. El desarrollo del proyecto Familias Lectoras necesita el apoyo mayoritario del claustro ya que en caso contrario se convertirá en proyecto efímero, vinculado al entusiasmo de unas cuantas personas que tiende a desaparecer si no existe un compromiso firme de la mayor parte de la comunidad educativa.
¿Qué debemos hacer para incorporar a las familias? La labor de los docentes en esta primera fase ha de ser la de concienciar, formar e informar a los padres.
Las familias han de tomar conciencia de la necesidad de su implicación en la formación lectora de sus hijos. Los esfuerzos que desde la escuela se hacen en pro de la lectura se ven minimizados si en el seno familiar no se produce esa lectura lúdica y libre que va configurando la idea del libro como fuente de placer. La necesidad de que los padres se conviertan en modelos lectores, de que compartan momentos frente a un libro con sus hijos y se interesen por lo que a estos les gusta es imprescindible para ir consolidando al niño lector. “Hacer trenza y no cadena” como nos recomienda Mercé Escardó, actuando conjuntamente y no de forma sucesiva, sumando esfuerzos desde los distintos escenarios.
A partir de esta toma de conciencia el docente ha de realizar una tarea de acompañamiento a estas familias ilusionadas: ayudar a los padres para que puedan realizar con éxito su tarea de mediadores en el campo de la lectura animándoles, ofreciendo asesoramiento y facilitando el acceso a acciones formativas a las que los profesores deben asistir en plano de igualdad. Aprender y aprender juntos sobre cómo elegir libros para nuestros hijos/alumnos, cómo funciona el álbum ilustrado o las posibilidades que ofrece el teatro como herramienta de fomento lector son algunos de los ejemplos. Acudir con las familias a charlas de expertos, sesiones de narración o representaciones teatrales permite afianzar la relación entre la escuela y los padres, consolidando así el proyecto de Familias Lectoras.
La Colección Familias Lectoras por su accesibilidad y carácter práctico, puede convertirse en una herramienta muy útil a la hora de organizar sesiones formativas relacionadas con la lectura en familia; la diversidad y sencillez de sus planteamientos nos permite abordar el tema de la lectura desde diferentes ópticas con propuestas tan novedosas como la lectura en pantallas o los videojuegos junto a otras más clásicas como la lectura en los primero años o la comprensión lectora.
La información es también imprescindible en este proceso, siendo labor del responsable del proyecto tener a las familias al tanto de las actividades programadas en la biblioteca escolar: celebraciones puntuales, autores del año, concursos literarios o las novedades incorporadas al fondo bibliotecario. Los boletines informativos han dejado de ser una tarea tediosa con la incorporación de las nuevas tecnologías permitiéndonos llegar a todos los hogares a través del correo electrónico y realizar folletos atractivos con un esfuerzo mínimo. La existencia de un blog vinculado a la biblioteca facilita no solo la visibilización de la misma sino que permite la interacción con las familias enriqueciéndose con sus aportaciones.
Pero sobre todo, será el contacto directo con las familias y la disponibilidad del docente para resolver sus dudas lo que mantendrá vivo este proyecto.
Actividades de continuidad/actividades puntuales
Es necesario tener estructurado un plan de actuación desde la biblioteca escolar: actividades de más hondo calado que se desarrollarán a lo largo del curso escolar y otras que estarán ligadas a celebraciones concretas.
En un primer momento será el centro educativo el encargado de organizarlas, pero en la medida que las familias se vayan incorporando al proyecto y consolidando como grupo, debemos tener en cuenta sus propuestas e iniciativas. El proyecto Familias Lectoras es un proyecto colaborativo y es precisamente la participación de las familias la que dará fuerza al mismo, no lo olvidemos.
Las actividades de continuidad tratan de establecer “buenas rutinas” dentro del espacio bibliotecario. Sin lugar a dudas, es el club de lectura una de las actividades que más ayudan a consolidar los hábitos lectores de los participantes, aunando el placer de la lectura con el de la conversación. Muchas son las modalidades del mismo, desde clubes lectores familiares a los que acuden los alumnos con sus padres a clubes de adultos en los que docentes y padres comparten sus opiniones sobre la lectura consensuada. El moderador ha de animar a todos a expresar su opinión y hemos de valorar cada una de esas aportaciones que multiplican y enriquecen el texto. La lectura se convierte así en un acto social que va conformando la idea de pertenencia a una comunidad lectora en la que poder expresarnos con una absoluta libertad. Es también un espacio de escucha y de reflexión que nos ayuda no solo a formarnos como lectores sino también a crecer como ciudadanos. En este enlace se describe la experiencia que desarrolló el CEIP Acapulco de Fuengirola y las pautas a seguir para la consolidación de estas tertulias literarias.
Las maletas con materiales de lectura y audiovisuales para toda la familia, los libros viajeros en los que los chicos y sus padres van incorporando a la historia coral sus textos escritos o los grupos teatrales mixtos, son algunas de las propuestas.
Las sesiones de formación de usuarios se revelan también muy útiles a la hora de convertir la biblioteca escolar en un espacio propio, permitiendo a las familias conocer los fondos con los que ésta cuenta. Cada vez resulta más usual encontrar dentro de las bibliotecas una sección de “Escuelas de padres” en las que estos pueden hallar información sobre temas educativos de interés.
En muchos centros escolares las familias tienen un especial protagonismo implicándose en el plan de trabajo de la biblioteca desde los orígenes: etiquetado de libros, decoración del espacio o colaboración en la compra y selección de fondos, asumiendo así mismo la responsabilidad de la apertura de la biblioteca escolar fuera del horario escolar o la realización de las sesiones semanales de narración. Proyectos como el de La Casa de Tomasa o las madres cuentacuentos del CEIP Miguel Servet de Fraga son un claro ejemplo del alcance de estas colaboraciones.
El visionado de películas seguido de un coloquio en el que establecer paralelismos entre el libro y su versión cinematográfica o simplemente, encuentros dentro del recinto bibliotecario de padres y alumnos en los que dialogar con sencillez sobre su profesión, afición o país de origen, resultan gratificantes tanto para los adultos como para los más jóvenes.
Celebrar la lectura es también una buena excusa para fomentar la participación de las familias: el Día del Libro, el centenario del algún autor significativo o el Día de la Biblioteca pueden servirnos para organizar una yincana lectora, un mercadillo solidario en el que vender viejos libros o un concurso de fotografía con éstos como protagonistas. Revestir estos encuentros de un halo festivo puede resultar tan simple como realizar una narración de cuentos nocturna, encender unas velas y pedir a los asistentes que acudan con pijama y almohada al encuentro, como nos proponen desde el CEIP “Nuestra Sra. de la Candelaria” de Benagalbón.
Los abuelos también cuentan
Tenemos que contar con los abuelos porque los abuelos cuentan mucho. Cuentan con tiempo suficiente para compartirlo con sus nietos, cuentan historias que mantienen vivo nuestro patrimonio o simplemente cuentan viejos recuerdos de un mundo que ya no existe.
Los abuelos son los depositarios de la tradición oral, un pozo de sabiduría en forma de refranes y coplillas y los últimos testigos de una sociedad que fomentaba la escucha encargándose de transmitir el saber popular de generación en generación.
Contemos con ellos y hagámoslos partícipes de las actividades que organicemos en la biblioteca escolar. Podemos elaborar un libro de recetas de cocina de la abuela, recopilar palabras en desuso y crear un “Diccionario de palabras olvidadas” o provocar encuentros intergeneracionales en los que desarrollar una “pelea de gallos” entre antiguos troveros y jóvenes raperos. Recuperar con la ayuda de los mayores los juegos tradicionales, las canciones de ronda o cuerda que hagan abandonar a los niños las pantallas durante un rato y recobrar el placer de los juegos compartidos.
TIC y Familias Lectoras
El proyecto de Familias Lectoras debe contar, como proyecto insertado en el siglo XXI, con las TIC como aliadas. Los límites de la biblioteca escolar se ven ampliados por ese mundo virtual que se abre a golpe de clic y que utiliza los blogs y redes sociales para fomentar el hábito lector, resultando especialmente útiles en los centros de Bachillerato y Secundaria.
La existencia de un blog vinculado al proyecto de Familias Lectoras es una ventana abierta a la comunidad educativa en la que poder compartir información de actividades, reseñas de libros o creaciones originales de los alumnos, permitiendo además la participación de los padres.
Las redes sociales podrán utilizarse para agilizar la comunicación en el grupo reforzando el sentido de pertenencia a un proyecto común y facilitando con su brevedad e inmediatez la difusión de eventos puntuales o simplemente la posibilidad de compartir unos versos.
Las TIC también como herramientas que posibilitan la creación de contenidos propios: elaborar vídeo en la que las familias recomienden sus lecturas favoritas, grabación de podcast con lecturas dramatizadas o desarrollo de un taller de lip dub en el que encadenar bailes, canciones y textos.
Esta es solo una pequeña muestra de las posibilidades que ofrece la biblioteca escolar como eje vertebrador de las actividades de lectura dirigidas a las familias, pero cada centro puede multiplicar estos encuentros si se deja guiar por el entusiasmo y el convencimiento de la necesidad de aunar esfuerzos en la tarea de hacer lectores: crecer y hacerlo juntos.
Leer, disfrutar.
* Rocío Antón Cortés
http://dinamizalectura.wordpress.com
Comentarios recientes