Arte, ensayo y literatura

Existe un venerable indicio por medio del cual se distingue entre una subespecie de moda presuntamente artística y una obra de arte propiamente dicha: cuando los juguetes de la moda pierden su fachada, su capa superficial y efímera, pierden todo su valor, pero una obra de arte como la de la imagen, goza de larga vida, nunca nos cansamos de ella; resulta valiosa e instructiva para cada nueva generación. En definitiva, esta obra de arte tiene la propiedad de volverse venerable en medio del adocenamiento y el diletantismo, y existe una razón artística para ello: desde un primer momento revolotea en sus ramajes el alma, el pensamiento del hombre, el óbito del melocotonero, la sequedad angosta de la nada; de todo ello dará cuenta sus ramajes, sus retorcimientos, sus espinos flamígeros, y en su grito de muerte se encenderá la llama, se esparcirá la ceniza en la nada.

Miguel de Unamuno, en su libro “Del sentimiento trágico de la vida”, lo explica y comenta en esa dicotomía vida/muerte, fe/razón, el trágico e irresoluto combate de la vida con la razón, de la muerte con la locura.

“La mente busca lo muerto pues lo vivo se le escapa; quiere cuajar en témpanos la corriente fugitiva, quiere fijarla. Para analizar un cuerpo, hay que menguarlo o destruirlo. Para comprender algo hay que matarlo, enrigidecerlo en la mente. La ciencia es un cementerio de ideas muertas, aunque de ellas salga vida. También los gusanos se alimentan de cadáveres. Mis propios pensamientos tumultuosos y agitados en los senos de mi mente, desgajados de su raíz cordial, vertidos a este papel y fijados en él en formas inalterables, son ya cadáveres de pensamientos. ¿Cómo pues, va a abrirse la razón a la revelación de la vida? Es un trágico combate, es el fondo de la tragedia, el combate de la vida con la razón…”.

 

 

 

Y la plebe del realismo, los entendidos que no saben que no saben, no podrán saber ni entender, por más que miren, el sentido oculto, la representación de sus ramajes, el encendido grito de su incomprensión, las espinas de sus limitaciones, los agarraderos de subterfugios y fes de misacantanos.

 

Ortega y Gasset intentó explicarlo en “La deshumanización del arte”, intentó explicarlo tal vez sin mucho éxito, porque sus aseveraciones sin ser malas, no pueden aprehender toda la maravillosa esplendencia de este arte de ramajes, porque el fuego necesita verse en las enredaderas de la materia seca, en el encendido desvelo de la oscuridad; mas ello no constituye razón de rémora para afirmar que sus aseveraciones -valga la redundancia asertiva-, son, en relación a esta obra artística, actualidad candente y cultural, porque el arte de una minoría selecta no lo marchita el tiempo, jamás: “A mi juicio, lo característico del arte nuevo -desde el punto de vista sociológico- es que divide al publico en estas dos clases de hombres: los que entienden y los que no lo entienden. Esto implica que los unos poseen un órgano de comprensión negado, por tanto, a los otros; que son dos variedades distintas de la especie humana. El arte nuevo, por lo visto, no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va desde luego dirigido a una minoría especialmente dotada. Cuando a uno no le gusta una obra de arte, pero la ha comprendido, se siente superior a ella y no ha lugar a la irritación. Mas cuando el disgusto que la obra causa nace de que no se la ha entendido, queda el hombre como humillado, con una oscura conciencia de su inferioridad que necesita compensar mediante la indignada afirmación de si mismo frente a la obra. El arte joven, con solo presentarse, obliga al buen burgués a sentirse tal y como es: buen burgués, ente incapaz de sacramentos artísticos, ciego y sordo a toda belleza pura.”

Y entre sus ramajes, entre los espinos secos e inconstantes de la quebrada y sinuosa esencia, existirán dos refulgencias en mitad de la hiriente oscuridad para alumbrar a gritos que el espíritu se oscurecerá siempre en silencio de olvido. Llamadlo arte de ramajes. Llamad imperecedero al tiempo de la muerte solidificada y maldita.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *