Autor:D. Antonio Giménez Azcona.
Este acto tradicional se celebraba y aún se celebra, aunque no con la pompa de épocas anteriores, el día 19 de enero por la tarde y noche, víspera de nuestro patrón San Sebastián, y podríamos decir que forma parte de los actos con los que el pueblo de Espiel agasaja todos los años a este santo que tomó por modelo.
No sé ni el origen de estas candelas, ni el por qué de ellas. Puede ser que imitando las celebradas en casi toda España días después, el uno de febrero, víspera de la «Candelaria» y que aquí son también tradicionales; o bien que el devoto nativo de estas tierras viendo la imagen del santo desnuda en fechas del más crudo invierno, creyese oportuno calentarle con esas hogueras, como así reza la cancioncilla que los chiquillos cantan cuando van y vienen de recoger tomillos…
“El día de los tomillos
van los chiquillos
a por un haz… haz… haz
para calentar al santo
que está desnudo
San Sebastián… an.. an..
Quizá sea más serio pensar que esas candelas se encienden en recuerdo de las que en otros tiempos se hacían para quemar o calentar agua con la que desinfectar la ropa de aquellas personas contaminadas por las numerosas epidemias que se sufría (peste, cólera, «tabardillo», etc.), evitando de esa forma el contagio. Hay que recordar que San Sebastián, nuestro patrón, es el intercesor ante la divinidad para curar esas enfermedades. En el Archivo Municipal (Doc. 34, Leg. 5) se hace mención de la celebración de una misa y procesión en honor de San Sebastián «titular y patrón de esta villa»… «para que intercediese con su divina Majestad por la salud de este pueblo que se halla oprimido con pernicioso tabardillo».
Posiblemente igual que se hicieron esas rogativas en 1.709 Y con el mismo fin, se harían las candelas, quedando como tradición en tiempos que ahora no conocemos.
Hay quien fija el origen de las candelas en la peste de 1.649, pero documentalmente nada se conoce sobre ello. Cierto es que, años antes de 1.771, ya se celebraba con mayor pompa, incluso que en el día de hoy.
En el apartado de Asuntos Varios, Estante 22, Caja 4 del Archivo General del Obispado de Córdoba, se encuentra un documento, del que tengo noticias por gentileza de D. Manuel Moreno Valero. El documento en cuestión habla de la costumbre que existía en la villa de salir al campo algunos días antes de la festividad de San Sebastián, a eso de las vísperas, para recoger tomillos: «salían las mozas de cada barrio con panderos e iban al campo donde concurrían también los mozos y allí resueltos hacían haces de tomillos que los mozos cargaban a las mozas en la cabeza»… «cuyos haces de tomillo traían a la villa y de ellos se iba haciendo un gran montón en cada barrio y a la noche, víspera del Santo, se iban quemando»… «a cuya luz se hacían grandes bailes…» a los que concurrían los mozos, mozas y otras gentes, así del pueblo como de fuera de él.
Hoy, la fiesta comienza cuando, después de la merienda, numerosos grupos de espeleños abandonan el pueblo en todas direcciones para recoger tomillo, romero y demás plantas olorosas, que abundan en los cerros próximos. Estas cuadrillas pasan la tarde en amigable compañía, dándose bromas, haciendo sus haces y, ya al atardecer, tiene lugar el regreso. Unos portando el haz a «cuestas», otros arrastrándolo y todos cantando.. .
«Candelorio de renta quien no traiga tomillos no se calienta».
«El día de los tomillos…. etc.»
La gente menuda da muchos viajes para poder presumir ante sus amigos de tener un gran candelorio, el mejor.
Con la anochecida comienzan las primeras candelas. Son las de la gente más joven, la chiquillería, y también las de los maduros. El pueblo se inunda de perfume natural. Tomillo y romero se mezclan en la fresca noche de Enero con el humo de la candela y el sonido alegre de las canciones en torno a ésta.
Los jóvenes las organizan ya pasadas las once de la noche. Se juega al corro, se canta y los mas osados saltan el candelaria, una y otra vez. La fiesta dura mientras hay tomillos y, en algunas ocasiones, mientras el cuerpo aguanta, aunque sólo queden los rescoldos de lo que fue una gran candela. Entre tanto, Cupido trabaja lanzando sus «flechas» sobre los presentes y más de una espeleña puede decir que en esta fiesta tuvo lugar alguno de sus romances, posiblemente el único y definitivo.
Antes de terminar reseñaré algunas de las canciones que se cantaban y se bailaban alrededor de la candela, así como la forma de hacerla, que, por desgracia, se perderá y no pasado mucho tiempo.
CANCIONES CANTADAS Y BAILADAS EN EL «CANDELORIO»
* Salí de la Habana un dia.
Primera:
Salí de la Habana un día
camino de Santander
y en el camino encontré
un papel que así decía:
Salí de la Habana un día
Camino…………… (se repite continuamente)
Cada vez que se repite la estrofa, el corro gira en sentido contrario a como lo hacía la vez anterior.
A tender los cordones
Segunda:
A tender los cordones que son de seda
a tender los cordones sobre la arena
que se la lleva el agua
que el agua se la lleva
que se la lleva el río
que el río se la lleva
A tender los cordones que son de seda
…………….. (se repite continuamente).
Los mozos y las mozas forman parejas, y cogidos de la mano, van pasando por debajo de los brazos de las parejas que le preceden, las cuales forman un arco con sus cuerpos, brazos y manos unidos, hasta llegar al primer lugar de la columna. En ese momento dejarán pasar a todas las parejas que le siguen hasta quedar en el último