¿Qué es una buena práctica educativa?

El término buena práctica se aplica a diferentes contextos. En el ámbito educativo el concepto se emplea para definir a aquellos proyectos destacables e imitables que conciernen a la administración de colegios, al trabajo pedagógico de los docentes o que constituyen experiencias innovadoras creadas por el docente para la mejora de los aprendizajes de sus estudiantes.

Son fruto de la identificación de una necesidad. Una buena práctica empieza con la evaluación y detección de un problema.

Algunos aspectos a destacar podrían ser:

  • Son sistemáticas, sostenibles y flexibles. Es decir, no son acción de un día, sino que se desarrollan de modo continuo. Son sostenibles porque cuentan con una estructura económica, organizativa y técnica que hacen posible su práctica de forma sistemática y flexible porque se adapta a diferentes contextos.
  • Deben contar con el apoyo de sus órganos de dirección. Este es un factor crítico; la buena práctica, como la calidad, no es cuestión de otros, sino de todos, pero esencialmente la dirección debe liderar estos procesos, impulsarlos y respaldarlos permanentemente. Por lo tanto, una buena práctica no es el resultado de una acción profesionales aislados de las líneas estratégicas planteadas por la dirección.
  • Deben estar documentadas para servir de referente a otros. Este es un sentido esencial de la buena práctica, pues permite el traslado del conocimiento fácilmente a otra institución para aprender a realizarla.