Orientaciones para la atención de alumnado con dislexia (Parte 2)

B) Adaptaciones relacionadas con la metodología:
Con la finalidad de conseguir que el alumno con D. preste atención y se motive por la comprensión de un texto escrito, debemos proporcionar estrategias de aprendizaje efectivas para cada alumno. Algunas adaptaciones que podemos realizar son:
– Procurar un entorno educativo estructurado, previsible y ordenado.
– Darle atención individualizada siempre que sea posible. Hacerle saber que puede preguntar sobre lo que no comprenda.
– Tener en cuenta que tiene una dificultad tan real como un niño ciego, del que no se espera que obtenga información de un texto escrito normal. Algunos niños pueden leer un pasaje correctamente en voz alta, y aún así no comprender el significado del texto.
– Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señale aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible.
– Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar aquellos, sobre los que se está trabajando en cada momento.
– Dar explicaciones e instrucciones más claras, más lentas o con más repetición.
– Escribir y escuchar (dictado o apuntes) simultáneamente puede resultarle muy difícil.
•• Traducir a grafemas escritos los fonemas que escuchamos es una tarea muy compleja para el niño o la niña con dislexia.
•• El ritmo del dictado debe ser inferior al que se utiliza con el resto de sus compañeros y compañeras.
•• Las unidades auditivas que se le van dictando deben ser cortas (de 2 ó 3 palabras), emitidas como una unidad y repetida en sus componentes varias veces.
•• Necesita más tiempo que los demás.
•• Dosificarle la tarea.
•• Por supuesto, cuando llega el momento de tomar apuntes, su precisión no es adecuada, por lo que siempre les deberemos proporcionar un “texto seguro” escrito para que puedan estudiar. No es aconsejable que se le deje estudiar de sus apuntes.

– Asegurar que el alumno ha entendido las instrucciones de la tarea: cuando el alumno debe realizar una actividad cuyas instrucciones se le presentan por escrito, el profesor deberá asegurarse de que éste las ha entendido. Para ello deberá preguntarle al alumno y él explicará verbalmente lo que ha entendido.
– Utilizar las instrucciones paso a paso: la nueva información se puede presentar en pasos secuenciales pequeños. Esto ayuda a los alumnos con dificultades ya que necesitan unas explicaciones explícitas y desmenuzadas.
– La información nueva, debe repetírsela más de una vez, debido a su problema de distracción, memoria a corto plazo y a veces escasa capacidad de atención.
– Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa.
– Dar información verbal y visual simultáneamente: introducir el tema (siempre que sea posible) por medio de imágenes, ya que el alumno con D. tiene más facilidad para recibir la información por vía visual y auditiva. El uso de DVD, vídeos, diapositivas, murales, etc. le sirven como complemento de la explicación oral.
– Escribir los apartados y el vocabulario más significativo del tema en la pizarra: antes de una explicación el profesor puede escribir las nuevas palabras de vocabulario y los aspectos principales en la pizarra.
– Fomentar técnicas de aprendizaje cooperativo por parejas o grupos pequeños en aquellas actividades que tienen un alto componente lector.
– Colocar al alumno cerca del profesor para que le pueda ofrecer la ayuda necesaria y de la pizarra. La proximidad le facilitará una atención más focalizada, más dirigida. También ayuda al maestro o maestra al control y la supervisión de la realización de la tarea.
– Utilizar señales para resaltar los aspectos más importantes: los asteriscos u otros marcadores pueden acentuar las preguntas o actividades que son más importantes para la evaluación. Esto ayuda a los alumnos a rentabilizar el tiempo durante los exámenes.
– Permitir el uso de apoyos materiales: se debe permitir el uso de recursos didácticos tales como abecedario, calculadora (una vez que tienen adquiridas operaciones), tablas de multiplicar, etc.
– Mostrar los trabajos realizados: enseñar a los demás los trabajos bien realizados puede ayudar a los alumnos a mejorar su autoestima, su motivación hacia la tarea y sus expectativas.
– Utilizar la enseñanza tutorada: el profesor puede juntar a alumnos de diversos niveles para repasar las actividades, para preparar un examen, leer en voz alta uno a otro, escribir historias, etc.
También un compañero o el profesor puede leer los problemas de matemáticas de forma oral (de esta forma facilitaremos al alumno con dificultades lectoras que los comprenda) El o la docente lee el problema y después los alumno/as van siguiendo unos pasos también a nivel oral, contando con sus palabras de qué trata el problema y respondiendo a preguntas: ¿Qué sé del problema?, ¿Qué me preguntan?, ¿Qué operaciones tengo que hacer? , ¿En qué orden?, ¿Qué resultado he obtenido?…
– Tener flexibilidad en el tiempo de trabajo: los alumnos que trabajan más lentamente pueden disponer de más tiempo para realizar las tareas escritas.
Darle tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su trabajo. Si no hay apremios de tiempo estará menos nervioso y en mejores condiciones para mostrarle sus conocimientos. En especial para copiar de la pizarra y tomar apuntes.
– Proporcionar actividades adicionales: no todos los alumnos requieren la misma cantidad de práctica para dominar un contenido, muchos alumnos con dificultades necesitan una práctica adicional.
– Tener en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procurarle un trabajo más ligero y más breve. No aumentar su frustración y rechazo.
– Eliminar aquellos procesos de copia innecesarios que hacen que ralenticen el trabajo del alumno: copia de enunciados de los ejercicios o tareas de clase.

María Ángeles Medina Castillo

Orientadora EOE de San Fernando