Me desperté a las 6:00 de la mañana, gracias a Dios pude dormir esta noche. ¡Por fin es el día del Erasmus!!
Empecé a preparar los últimos detalles, ya que lo dejé todo listo anoche, tenía unos nervios inmensos pero por lo menos pasarían pronto. Bajé a Canjáyar a las 8:00, me subí al bus y muy tranquilo todo el ambiente. A mí no se me hizo largo el viaje y a la mayoría de mis compañeros tampoco, ya que íbamos un poco nerviosos, emocionados y ansiosos. Todos íbamos o viendo “Tik Tok”, escuchando música o leyendo.
Llegamos al aeropuerto de Málaga sobre las 11-12 de la mañana y nada más bajarnos del bus nos pusimos a comer, ¡veníamos muerto de hambre! (o por lo menos yo).
Después del breve descanso de comida nos cambiamos de sitio a una mini sala de espera enfrente de donde teníamos que facturar todas nuestras maletas, esperamos como 30-50 min y las facturamos. En la fila estábamos preparando todos nuestros documentos (DNI, NIE, Pasaporte, permiso de menores, la tarjeta de viaje, etc). ¡Mi maleta por poco no pasa y me toca pagar 13 euros!! Me quedaron 500g de diferencia entre el límite y el peso de mi maleta.
Después de eso nos dispusimos a ir al control de seguridad, donde tuvimos que dejar nuestras mochilas, chaquetas y aparatos electrónicos en bandejas, y después de eso pase al scanner ¡Y me pitó! Era la cartera que no la había dejado en la bandeja y tenia metal, también tuve la suerte de que me tocó el control de drogas (obviamente salió negativo).
Y justo enfrente del control ¡el Duty free! (Tienda libre de impuestos) y creo que esa es mi parte favorita de todo el viaje, comprar cosas libres de impuestos.Nos dejaron 15 minutos para echar un vistazo pero no había mucha cosa, solo alcohol, tabaco, perfumes, maquillaje ¡y la mención honorífica a una tienda de trajes de flamenca!
Seguidamente nos fuimos a unos asientos enfrente de nuestra puerta de embarque, la D49.
Clara, German, Achraf y yo nos fuimos a una cafetería y las demás hicieron mas o menos lo mismo.
En 30 min se abría la fila a nuestro vuelo, algunos estaban nervioso porque era la primera vez que volaban, otros estaban ilusionados por hacer fotos y algunos deseando ya descansar. Nos subimos al avión y todos estamos grabando el despegue y también los que querían ventanilla a la vuelta discutiendo con los que estaban ahora en la ventanilla. El avión arrancó motores y en 10 min estábamos ya en pista despegando, fue muy sutil todo y apenas tembló el avión. En el viaje yo estuve viendo una película con Achraf y después escuchando música un poco. El vuelo fue muy tranquilo y a mí se me
paso rápido. Dos horas y media después aterrizamos y en seguida teníamos las maletas facturadas, ya que era un aeropuerto muy pequeño.
Salimos donde teníamos die coger el bus a la estación de tren, pero después de esperar 20 minutos, cuando llegó nos dijo que no nos podíamos subir, ¡qué estaba lleno!! Después de eso las profes comunicaron el problema, todo el mundo estaba muy nervioso, ya que nos podíamos quedar ahí toda la noche (en un hotel) y perderíamos el tren, y preguntándole a gente local preguntamos por el precio de unos taxis, negociamos un precio y también intentamos pedir un Úber que falló. Así que no nos quedo mas opción que coger 2 taxis. Fueron 45 minutos de taxi, ya en ese momento perdimos los nervios de quedarnos en el aeropuerto, el taxi se hizo rápido, ya que estuve escribiendo parte del blog.
Llegamos a la estación con 30 minutos de antelación y por un cambio de andenes del tren llegamos con 15 min de antelación al andén correcto.
El viaje en tren fue muy tranquilo, estuvimos todos relajados y pensando que ya pronto estaríamos en la cama. Cuando llegamos a nuestra parada nos empezó a dar un ataque al corazón, ¡estaban allí las familias! Yo la verdad estaba super nervioso y se me había olvidado hasta cómo hablar español, me las apañé como pude para decirle que cómo estaba, y lo mismo con sus padres. Yo creo que el momento de conocernos en persona fue cuando peor lo pasé por los
nervios, el cansancio y el miedo. Luego en el coche estuvimos hablando un poco pero las palabras no me salían (como antes).
En la casa me tuve que quitar los zapatos al entrar y la casa era impresionante.
¡Hasta un suelo de cristal tenia!, me ayudaron con la maleta y cené un burrito, aunque no estaba seguro de que si me iba a gustar, pero me lo comí y no estaba nada mal.
Después de un día tan intenso y lleno de emociones, por fin me metí en la cama. No podía creer que ya estaba aquí, en Francia, comenzando esta aventura de ocho días. El viaje había sido largo y agotador, pero valió la pena.
Todavía sentía los nervios del primer encuentro con mi familia de acogida, el esfuerzo por hablar y entender el idioma, y la emoción de todo lo nuevo que estaba descubriendo. Era mucho para asimilar en un solo día, pero también sabía que esta experiencia pasaría rápido y quería aprovecharla al máximo.
Con una mezcla de cansancio y emoción, intentaré dormir. Mañana será otro día lleno de descubrimientos. ¡A ver qué me espera!
Por Aitor Sánchez (3º ESO B)
30 de marzo de 2025