NO SIN ARTE

https://www.rtve.es/m/alacarta/audios/por-tres-razones/educacion-no-sin-arte/5612658/

Más de 160 docentes del área de Didáctica de la Expresión Plástica y visual en 43 universidades españolas se han unido para mostrar su desacuerdo con la reducción de contenidos de Educación Artística que contempla la futura ley de Educación, la Lomloe, que ahora mismo está en proceso de trámite parlamentario tras ser aprobado por el Consejo de Ministros poco antes de que se decretase el Estado de Alarma. Lanzaron su manifiesto en febrero y ya han conseguido el respaldo de más de 12.000 firmas y acaban de constituirse como plataforma. En Por tres razones, charlamos con María Cao, catedrática de Educación Artística de la Universidad Complutense de Madrid y portavoz de la plataforma: «Estamos obligados a respetar la cultura pero también a crearla».

PROPORCIONES IDEALES A LA HORA DE DIBUJAR UN CUERPO HUMANO

Proporciones ideales a la hora de dibujar un cuerpo humano

Hoy vamos a explicar las proporciones correctas para que el cuerpo quede real a la hora de ser dibujado. Aclaremos que no existe unas proporciones que representen a todo el mundo, pero estas que vamos a exponer son una ayuda básica para poder conceptuar un boceto y que sea creíble y realista.

 
 

Toda esta información está extraída del libro «El Dibujo de Figura en Todo su valor» de Andrew Loomis.

 
 

Empecemos con las proporciones ideales para la figura masculina (información gráfica en la primera figura). Pensad en la altura deseada de vuestra figura y situad puntos para el alto de la cabeza y para los talones. Dividid la distancia obtenida en 8 partes iguales. Ahora vamos con el ancho de la figura. Este tiene que ser igual a 2 y 1/3 de esas octavas partes que hemos dividido en la altura, para que sea proporcional. En este momento no es necesario que ejecutéis correctamente la anatomía. Eso sí, recordad siempre las divisiones.

 
 

Dibujad la figura en tres posiciones: de frente, perfil, y espalda. Observad los anchos comparativos a la altura de los hombros, caderas y pantorrillas. También mirad que el espacio entre las tetillas es igual a una unidad cabeza (una de las octavas que hablábamos antes).

 
 
 
 
 

La cintura es un poco más ancha que una unidad cabeza. Las muñecas caen justo debajo de la cruz inguinal. Los codos están casi en una misma línea con el ombligo. Las rodillas están justo al cuarto inferior de la figura. Los hombros están a un sexto de distancia hacia abajo.

 
 

Las proporciones están indicadas también en pies y en metros para que podáis compararlas correctamente relacionando vuestra figura con los muebles de vuestro propio entorno.

 
 

Por otra parte, ahora vamos con la figura femenina. Esta figura es relativamente estrecha: dos cabezas en el punto más ancho.

 
 
 
 
 
 

Los pezones están ligeramente más abajo que los de la figura masculina. La línea de cintura mide una unidad cabeza a lo ancho. De frente, los muslos son ligeramente más anchos que la línea que une las axilas, pero más angostos vistos de espalda.

 
 

Podéis dibujar las piernas un poco más largas, desde las rodillas hacia abajo. Las muñecas están al nivel de la cruz inguinal. 1,73 metros desde los talones se considera un alto ideal (esto es una interpretación del autor) para el cuerpo femenino.

 
 

Asimismo, observad cuidadosamente que el ombligo femenino está por debajo de la línea de la cintura; el masculino, más arriba o al mismo nivel de la línea. Los pezones y el ombligo están separados por una cabeza, pero ambos están pendiendo debajo de las divisiones de la cabeza. El codo está más alto que el ombligo.

 
 

Ahora, si queréis seguir aprendiendo como han hecho los mejores pintores del momento, sólo tenéis que adquirir el libro de Andrew Loomis que más se adapte a vosotros

https://www.editorialhispanoamericana.com/post/proporciones-ideales-a-la-hora-de-dibujar-un-cuerpo-humano

LA ESENCIAL INUTILIDAD DEL ARTE

Qué pensaron, qué dijeron y cómo lo sintieron creadores de todas las épocas y de diferentes disciplinas

 

La utilidad del arte.‘La familia de Carlos IV’: el inmenso talento de Goya.

Goya / Museo del Prado.

 

Mientras Oscar Wilde en el prólogo de su novela ‘El retrato de Dorian Gray’ escribe “todo arte es inútil”, su contemporáneo Friederich Nietszche afirma “la vida sin arte sería un error”. Mas cercanos a nosotros se manifiestan el escultor Jaume Plensa “la inutilidad del arte lo hace imprescindible”, Miquel Barceló “la pintura es una inutilidad esencial”y en 2006 Paul Auster, en la recepción del Premio Princesa de Asturias de las Letras, dijo: “el valor del arte estriba en su misma inutilidad”.

¿Cómo explicar esta aparente contradicción y entender este oxímoron? La respuesta requiere precisar qué entendemos por útil o inútil. Las raíces del utilitarismo están en la filosofía empirista de John Locke, David Hume y John Stuart Mill que en su obra de 1863 ‘El utilitarismo’ defiende que el fundamento de la moral esta en la utilidad. Para Adam Smith la búsqueda del interés personal contribuye al bien social, y hoy el cientifismo y el trashumanismo siguen concibiendo al hombre con una visión materialista. En el ideal utilitario un martillo o un cuchillo valen más que una poesía o una escultura, pues sabemos para que sirve un utensilio pero resulta más difícil entender el valor de la música, la literatura o las artes plásticas.

En la lógica productiva la filosofía y el arte son inútiles, sin entender su capacidad de mostrarnos un modo distinto de expresar e interpretar lo real. Se ha dicho que el hombre piensa, trabaja y ‘juega’, entendiendo aquí el juego como una acción sin utilidad, una actividad divertida pero también una necesidad antropológica que ha originado la creatividad. Se comete el error de adoptar lo útil como medida de todas las cosas, llegando a valorar lo humano en función de su utilidad y olvidando que cada persona es única e irrepetible, consciente de su finitud y con un grado de libertad que le permite elegir hacer cosas inútiles por puro placer. Se puede dedicar mucho esfuerzo en conocer por el placer de conocer, aunque no vaya a aplicarse ese conocimiento. En arte valor y precio no tienen relación, el artista no puede actuar al servicio de un fin externo pues se desvirtuaría dejando de ser independiente y fiel a su vocación.

El ser humano no se limita a lo material y necesario, necesita cultivar su espíritu. Momento clave en la evolución fue cuando el Neardental y luego el Sapiens, hace 70.000 años, se convierte en artista y desarrolla una actividad ‘a priori’ inútil pero que nos hace más humanos y nos distingue de las demás criaturas. Desde sus orígenes, en un impulso fundamental el hombre ha hecho arte, siendo a veces su arte lo único que ha sobrevivido. El artista necesita crear y además sus congéneres disfrutan y valoran el arte que otros han creado y es por ello que perdura en el tiempo.

El arte define nuestra capacidad de apreciar la verdad y la belleza por su carácter moral, y nunca pierde su valor precisamente porque no es útil sino placentero a la vez que atrevido, desconcertante y misterioso, es el paradigma de la inutilidad suprema, sublime y fascinante. La esencia de la vida se hace patente en el arte al evidenciar que hay cosas valiosas que si se buscan por un fin distinto de ellas mismas se degradan, como la amistad, el amor o la sabiduría. El arte es autosuficiente y expresa de forma radical uno de los elementos que hacen singular al hombre.

Somos un conjunto de moléculas y células, pero no basta una descripción científica de nuestro ser; el arte nos permite conocernos y conocer el mundo más allá de la fría razón lógico-matemática, nos dice que la vida también es inútil en el sentido de ser valiosa por sí misma y nos recuerda que la muerte es el fin de la vida pero no el límite de lo humano. William Faulkner escribió “me resisto a creer que solo he venido a este mundo a resistir, prefiero pensar que he venido a trascender”. Martin Heidegger otorga al arte la capacidad de abrir nuevos mundos. Con su inutilidad esencial el arte produce extrañamiento y capacidad de asombro, al poder ver el mundo con otros ojos descubriendo la dimensión lúdica de la existencia, nos permite pensar disruptívamente. El arte y la filosofía nos devuelven la insaciable curiosidad de la mirada del niño ‘nos abren la puerta para ir a jugar’.

Michel de Montaigne escribió “no hay nada inútil, ni siquiera la inutilidad misma” y Eugène Ionesco explica “si no se comprende la utilidad de lo inútil y la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte”. En ‘El libro del té’ Kakuzo Okakura nos introduce en los misterios del ritual Zen y reza “al percibir la sutil utilidad de lo inútil, el hombre entra en el reino del arte”.

Y es que como ya enseñó Aristóteles “el arte es el único modo de dar cuerpo a la esencia secreta de la cosas”.

BANSKY SE SUMA A LAS PROTESTAS CONTRA EL RACISMO EN ESTADOS UNIDOS

Banksy se suma a las protestas contra el racismo en Estados Unidos

Banksy se suma a las protestas contra el racismo en Estados Unidos

CHRISTO Y JEANNE CLAUDE. ARTE QUE NO MUERE

“Es pasión. Te encanta y todo es real. Por eso es genial ser artista, tienes algo para ti. Ser artista no es una profesión, el arte no es una profesión. Uno no trabaja de 9 a 17… eres artista todo el tiempo. No hay un momento en el que no lo seas”. Christo

c -min 12:56-.  Película Walking on water, Italia, 2018.

Solo se me ocurre una manera de comenzar a hablar de Christo y Jeanne Claude, y es refiriéndome a la expresión popular quien la sigue la consigue. En una de muchas charlas a las que el octogenario artista había sido invitado recientemente, pude ver cómo sentía la pasión de ser artista, esa que arrastra al cuerpo a los rincones más excéntricos de la mente. Esta fuerza, para todo aquel que no esté familiarizado con ella o no la haya experimentado todavía, obliga a hacer realidad ideas que gritan, surrealistas, con una potencia insoportable. “¡Constrúyeme!”, dijo un parlamento Berlinés envuelto por polyester en su cabeza allá por 1970.

Christo y Jeanne Claude

Esa creatividad vigorosa y concentrada es la parte más poética del proceso artístico: es la que remueve, la que activa, la que engancha, pero también es la que nadie más ve. ¡Qué complicado -o desagradable- es enamorar a otro con palabras de arte cuando se trata de una idea no funcional y de la que no se va a obtener un beneficio económico! Es por eso que la pareja artística Christo y Jeanne Claude ni siquiera lo intentaron en vida: sus obras fueron enteramente financiadas a través de la venta de bocetos, maquetas y collages que habían hecho previamente. Así se cuidaron de no aceptar subvenciones o dinero público.

Christo y Jeanne Claude

Viniendo de Gabrovo -Bulgaria-, Christo pasó por Viena, Ginebra y se instaló en París, donde conoció la obra de Dubuffet, Miró, Nicholas de Stael y Pollock. Saludó a Yves Klein, al historiador de arte Pierre Restany, y estoy segura de que también a muchos otros. Así mismo, se dejó alimentar de las influencias de Casablanca, Marruecos, que Jeanne Claude le trajo al conocerse. Todo ello  estaba abocado a convertirse en un proyecto que de por vida girara en torno a un elemento rico pero tímido, intelectual, minimalista, plástico y radical: la tela. Material capaz de insinuar la forma o el aspecto más esencial de algo, de hacer desaparecer detalles innecesarios y exaltar su condición más plástica, un ejercicio idéntico al de la personalidad de los autores.

Christo y Jeanne Claude

Desde luego, ambos consiguieron acercar el arte contemporáneo a un público masivo, hacer de la calle una galería colosal. Definían sus obras como “perturbaciones” del espacio público, cosa que no les ayudaba nada con la burocracia: invirtieron 24 años de charlas con seis presidentes distintos hasta que pudieron desplegar la enorme cortina de Wrapped Reichstag en el 95. Pero ahí estaba siempre la insistencia del creador para luchar contra la negativa constante de los que no confiaban en sus proyectos. Y ahí quedará por siempre esa tozudez creativa para conseguir, aun cuando ellos ya no estén presentes, exponer piezas mayúsculas que estaban en proceso (L’Arc de Triomphe, Wrapped 2021). Conseguir, a fin de cuentas, que no muera (también) su arte.