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15. 3. Arte del siglo XX y XXI (1951-…). Pintura, Página 7

Si Hopper paseara por la Gran Vía…

Chrysler Seida.2010 cierra una década pero también un centenario, el de la madrileña que mejor se conserva, la Gran Vía. Clausura el centenario un recorrido en la memoria y en los afectos que homenajea también a sus viandantes, la segunda exposición dedicada a la calzada que exhibe la Galería Estampa, de nuevo mostrando la visión de un pintor de arquitecturas, Damián Flores Llanos.

«Como con Luis Mayo (artífice de la anterior serie sobre la avenida), la iniciativa partió del director de la galería, Manolo Cuevas», cuenta Flores, que ha dedicado el último año a patear, fotografiar y documentarse sobre su excepcional modelo.

Si en el caso de Mayo asistíamos a una serie de instantáneas al óleo de aceras desiertas y aires oníricos, en esta ocasión el pincel se ha detenido en los rostros, famosos o anónimos, reales o imaginados, que poblaron la arteria de la capital: «No quería realizar un catálogo de vistas, sino atrapar la atmósfera de la memoria». Y de ahí su particular homenaje a los fotógrafos: «a esos que llamaban minuteros» y que se recorrían la Gran Vía robándoles instantes a sus peatones, y a los ilustres, a los que le han facilitado su labor de documentación: «Aparecen Catalá Roca, el holandés Cas Oorthuys», retratistas de la calle durante los cincuenta, una época de posguerra y modernidad floreciente en la que el pincel de Flores se detiene a menudo.

En el estudio se quedaron Santos Yubero y Arturo Barea, el autor de ‘La forja de un rebelde’: «no fueron los edificios ni las perspectivas lo que se me resistió, sino las personas, en particular, dónde ubicarlas». Un trabajo de collage que resultó exitoso en el caso de Chaves Nogales. El director del diario ‘Ahora’ reposa en la terraza del Círculo de Bellas Artes: «para mí, este escritor fue todo un descubrimiento, desde su biografía del torero Belmonte hasta sus cuentos, de lo mejor que se ha publicado sobre la guerra civil: ‘A sangre y fuego’».

El Rey Capitol
Retrato de Chaves Nogales.
Si la Gran Vía es la emperatriz de todas las calles, el Capitol es su consentido: «Puede que sea el edificio que más he pintado en mi vida», reconoce Flores, un enamorado de la arquitectura y en especial del racionalismo, una corriente de líneas puras y geometría simple surgida en Europa tras la I Guerra Mundial. Gracias a sus pinturas las facciones de uno de sus arquitectos, Luis Martín Feduchi, abandona el anonimato: «Estuve buscando una fotografía del otro artífice, Vicente Eced, pero no encontré ninguna», se disculpa el artista.

Pese a que a la Gran Vía le sobra ‘fauna y flora’ durante la noche, Flores reconoce la dificultad de pintar nocturnos, y prefiere ese “azul Velázquez” que aparece con el sol y el aire de la sierra, una luz especial que otorga otra apariencia a los edificios: «las construcciones son como esculturas; cambian según la iluminación y la estación del año». Y el pintor, residente en el centro de la capital, se las conoce todas y las ha fotografiado, desde que en febrero comenzase la preparación de esta colección de pinturas: «la serie comenzó con cuatro óleos que presenté en la feria Art Madrid en febrero».

La Gran Vía del siglo XXI apenas se asoma entre los recuerdos de la década de los cincuenta: una precoz gasolinera, el garaje Chrysler Seida, un lujo estridente en medio de la autarquía en forma de tienda Loewe… y aún anteriores (un acorazado de volúmenes rotundos camino de la Casa de Campo, unos espectadores involuntarios de los combates aéreos). «Esa época es la que más me convenía para el toque melancólico que me gusta imprimir en mi pintura», reconoce Flores. Una atmósfera metafísica como la que impregna los óleos de los italianos Morandi y De Chirico, sus referentes, y por supuesto de Hopper, su artista fetiche y el retratista de la soledad y la nostalgia por excelencia.


Damián Flores Llanos: Gran Vía. Galería Estampa (Justiniano, 6). Hasta el 29 de enero.

Combate aéreo.

Callao y el Palacio de la prensa.

Laura Caso | Madrid: Si Hopper paseara por la Gran Vía…, EL MUNDO, 31 de diciembre de 2010

José Guerrero se queda en Granada

Fachada del Centro José Guerrero, en la calle Oficios de Granada. | J. G. HinchadoJosé Guerrero se quedará finalmente en Granada. La Consejería de Cultura, la Diputación Provincial y los herederos del pintor han acordado la creación de una nueva fundación para el mantenimiento y desarrollo del centro artístico, radicado en la céntrica calle Oficios, a escasos pasos de la Catedral de Granada.

Dicha fundación tiene como propósito final «la permanencia indefinida» del legado de José Guerrero en Granada, según el acuerdo alcanzado entre las partes, que evita que las 60 obras del pintor salgan de su ciudad natal, tal como estaba previsto tras el desencuentro surgido entre la corporación provincial y la familia.

El acuerdo establece que los herederos de Guerrero aportarán a la nueva fundación, en comodato, las obras y piezas que integran el actual Centro Guerrero. Por su parte, la Diputación cederá el edificio donde actualmente se ubica el centro, además de una aportación dineraria, personal y otros medios.

Finalmente, la Consejería de Cultura se compromete a una aportación monetaria (aún por definir) y a iniciar las negociaciones con el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Granada y CajaGranada para que se integren en el nuevo organismo como miembros de pleno derecho de su patronato.

El centro seguirá abierto

Hasta que culminen las gestiones para la creación de la nueva fundación, que llevará por nombre ‘José Guerrero de Arte Contemporaneo’, las dos instituciones firmantes del acuerdo y la familia se compromenten a mantener la actividad del espacio artístico, que exhibe desde hace diez años las 60 obras de la colección de la familia Guerrero.

El origen del desencuentro fue la pretensión de la Diputación de crear una Fundación Granadina de Arte Contemporáneo en la que se incluyeran los fondos del Centro Guerrero, a lo que los herederos se opusieron al considerar que debilitaría la identidad del centro. Desde entonces, la Diputación hizo varias propuestas que la familia rechazó, ya que apostaba por la fórmula finalmente elegida, es decir, una fundación abierta a más instituciones.

Organigrama de la futura fundación

Según el acuerdo firmado por la Junta, la Diputación y los herederos de José Guerrero, los órganos de gobierno de la futura fundación están constituidos por un consejo de familia, un patronato y la dirección. El primero estará integrado por todos los descendientes y familiares de José Guerrero y será un consejo de información y consulta sobre todos los acuerdos que afecten al fondo artístico.

En relación al patronato, estará constituido por no más de 13 miembros a razón de seis patronos institucionales, tres familiares y cuatro expertos por consenso entre las partes. Tendrá atribuido el gobierno, administración y representación de la Fundación, el cumplimiento de los fines fundacionales y la administración de los bienes y derechos que integren su patrimonio.

La presidencia será rotatoria entre los patronos institucionales representantes de las administraciones públicas fundadoras, en los términos que se establezcan estatutariamente. Por su parte, el nombramiento de la dirección del Centro de Arte Contemporáneo José Guerrero se realizará mediante concurso y tendrá un periodo de actuación de cinco años.

José María Rondón: José Guerrero se queda en Granada, ElL MUNDO, 29 de diciembre de 2010

Barcelona: Marlborough de 1946 a 2011

La galería Marlborough de Barcelona inaugura hoy la muestra Marlborough: de 1946 hasta 2011, una colectiva que reúne, por primera vez en sus salas, una selección de pintura, escultura y obra gráfica que ofrece una visión panorámica de Marlborough desde 1946, año en el que se creó la primera sede en Londres, hasta la actualidad.

Esta exposición, que forma parte de la conmemoración del XX aniversario de la Asociación de Galeristas de Arte de Barcelona, propone una lectura de la trayectoria de Marlborough a través de una selección de varias generaciones de pintores y escultores, nacionales e internacionales, consagrados y emergentes, que están representados por sus principales sedes.

Preocupado por la construcción del volumen y la ocupación del espacio, Jacques Lipchitz (Druskininkai, 1891-Capri, 1973) busca constantemente la calidad expresiva del material en sí mismo. A través de una escultura en bronce que reproduce la relación entre madre e hijo, se aprecia como la figura humana es tema central en la plástica del escultor.

Lucio Muñoz (Madrid, 1929-1998) explora el material y sus múltiples posibilidades con un retrato abstracto en tonos claroscuros, obra inédita de los años sesenta, que responde al estilo más genuino del artista.

Las obras expuestas de Juan Genovés (1930, Valencia), muestran como, durante los últimos años, el artista ha hecho de su estilo a base de grandes masas de color extendidas de forma dinámica a lo largo de la obra y de multitudes que corren alrededor, un género propio e inconfundible, de fuerte ritmo visual.

Frank Auerbach (Berlín, 1931) pone de manifiesto su personal estilo pictórico a partir de una obra de pinceladas densas y matéricas que enfatizan la caracterización del retrato y agudizan el efecto escultórico de la obra.

A partir del uso del rostro infantil, Antonio López García (Tomelloso, 1936) representa mediante el alabastro y el plomo, cabezas de niños recién nacidos, despiertos o dormidos, que con gran veracidad y detallismo hacen referencia a su personal estilo pictórico.

Manolo Valdés (Valencia, 1942) toma la historia del arte para exponer sus planteamientos estéticos y explora el uso del material y las texturas a partir de una escultura de grandes dimensiones en madera que representa una cabeza con los rasgos enfatizados.

Carlos Franco (Madrid, 1951) se mantiene dentro de la figuración con una serie de ilustraciones que representan escenas de fuerte carga literaria y simbólica.

Con gran simplicidad de líneas, Pelayo Ortega (Mieres, 1956) expone una obra alegórica y poética ejecutada sobre fondo negro que hace referencia al estilo más introspectivo del artista.

A partir de una escultura en madera a tamaño real, Francisco Leiro (Cambados, 1957) ironiza sobre la condición humana evocando un personaje con tintes surrealistas y formas próximas a la figuración, de fuerte gestualidad y policromía libre, abriendo paso a la imaginación.

Juan Correa (Madrid, 1959) hace uso de un particular estilo basado en la superposición de capas y la exaltación del color de forma dinámica pero ordenada para realizar una composición de apariencia abstracta con cuidadas referencias figurativas que componen un personal universo pictórico.

Abraham Lacalle (Almería, 1962), con una pieza de grandes dimensiones que se sirve del color de forma arbitraria, establece una atmósfera casi abstracta con constantes referencias artísticas y literarias.

David Rodríguez Caballero (Dueñas, 1970) utiliza materiales no adscritos a la pintura tradicional sino a la escultura o al diseño industrial, asumiendo el apoyo de la obra como un elemento fundamental y acentuando sus formas geométricas abstractas. Hace uso de las constantes en su trabajo como el tratamiento del material, la geometría, el volumen y la luz.

En la sala de obra gráfica, Marlborough Barcelona propone tres artistas de consagrado renombre internacional para cerrar este recorrido a través de la trayectoria de la galería. La obra de Francis Bacon (Dublín, 1909-Madrid, 1992) presenta una reflexión sobre la fragilidad del ser humano, la angustia y la soledad del hombre contemporáneo.

La singularidad de la obra que expone Lucian Freud (Berlín, 1922) responde a su constante obsesión por realizar minuciosos retratos y composiciones muy meditadas y en la fascinación por captar los cuerpos desnudos de los modelos en ambientes cerrados.

Paula Rego (Lisboa, 1935) participa con dos obras de estilo figurativo e ilustrativo que juegan con el imaginario infantil para crear imágenes fetichistas y traumáticas.

Barcelona. Marlborough: de 1946 hasta 2011. Galería Marlborough. Del 16 de diciembre de 2010 a 26 de enero de 2011.

Barcelona: Marlborough de 1946 a 2011, hoyesarte.com, 16 de Diciembre de 2010

El Bellas Artes de Bilbao expondrá a Antonio López tras su paso por el Thyssen

El Museo de Bellas Artes de Bilbao acogerá el próximo otoño la esperadísima exposición del artista español Antonio López (Tomelloso, 1936) tras su paso por las salas del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Será entre los días 6 de octubre de 2011 y el 22 de enero de 2012, según ha informado la pinacoteca bilbaína.

Esta muestra, comisariada por Guillermo Solana, director artístico del Thyssen-Bornemisza, reunirá una completa representación de la obra de Antonio López a través de una amplia selección de cerca de 100 dibujos, óleos y esculturas que representan sus temas más habituales: los interiores, en los que lo fantástico y lo afectivo irrumpen en la vida cotidiana, la figura humana, los paisajes y las célebres vistas urbanas de Madrid y Tomelloso, y las composiciones frutales.

Aunque se expondrán obras fechadas entre 1949 y 2010, el proyecto está centrado, por una parte, en el trabajo de las dos últimas décadas, por lo que reunirá obras tan importantes como sus primeros retratos familiares surrealizantes, la mítica vista de la Gran Vía madrileña o los dibujos de su estudio. Junto a ello, prestará atención a sus obras recientes, incluso algunas todavía inacabadas y, por lo tanto, inéditas. Todo ello pondrá de relieve el lento y meditado proceso de creación artística de uno de los artistas con mayor prestigio, y que despierta mayor admiración, del panorama artístico español actual.

Artista de culto

Adscrito al llamado ‘realismo madrileño’, Antonio López es uno de los artistas más personales del panorama español posterior a la Guerra Civil. Desde la década de los años cincuenta ha trabajado el dibujo, el grabado, la pintura y la escultura, creando una obra de aire intemporal y gran virtuosismo técnico, centrada en la representación realista de seres y objetos. Su repertorio iconográfico parte siempre de la realidad de lo visual y oscila entre los espacios de la intimidad y la inmensidad exterior: retratos, naturalezas muertas, interiores y objetos domésticos, y grandes panoramas.

En 1992, el director Víctor Erice filmó el largometraje El sol del membrillo, en donde puso de relieve el proceso creativo de López, cuya mirada intensa y concentrada sobre los objetos otorga a la obra un halo de silencio y ausencia de tiempo que mueve al espectador a una contemplación ensimismada y reflexiva. A este aire de ensoñación metafísica, de sugerencia de lo invisible a través de lo visible, contribuye enormemente el personal uso que el pintor hace de la luz.

A pesar de su estilo hiperrealista, ha desarrollado una obra independiente de las tendencias realistas europeas más recientes o del hiperrealismo americano. Busca en la realidad que le rodea aquellos aspectos cotidianos de su interés, con una elaboración lenta y meditada, hasta lograr captar la esencia del retratado o de los objetos o paisajes representados.

Bilbao. Antonio López. Museo de Bellas Artes. Del 6 de octubre de 2011 al 22 de enero de 2012.

El redescubrimiento del arte americano

La masiva emigración de artistas estadounidenses a Europa a finales del XIX y principios del siglo XX parecía augurar un auge que luego no se concretó hasta medio siglo después. Dos exposiciones rescatan a aquellos pintores del olvido

A las seis, en invierno ( 1912), óleo de John Sloan.-Según Kathleen Adler, una de las responsables de la exposición American in Paris 1860-1900, que itineró por importantes museos de Nueva York, Boston y Londres durante 2006 y 2007, en 1888 había afincados en París ¡mil artistas estadounidenses!, de entre los cuales ¡un tercio eran mujeres! Creo que los signos de admiración que acompañan estos datos están más que justificados, no sólo por la asombrosa cuantía del censo, sino, sobre todo, por la absoluta ausencia de huella histórica que dejaron semejante plétora de aspirantes al éxito. En realidad, hasta casi la actualidad, salvo unas pocas excepciones -Winslow Homer, Whistler, Sargent o Mary Cassat-, la mayoría de los artistas americanos seleccionados en la muestra antes reseñada -37 en total- eran prácticamente desconocidos fuera de su propio país y, presumo, que también dentro. Aunque, concluida la guerra civil, Estados Unidos, durante el último tercio del siglo XIX, no tardó en convertirse en la potencia industrial más poderosa del mundo occidental, lo que explica también ese exuberante florecimiento artístico de desplazar a un millar de inquietos aprendices al otro lado del Atlántico, resulta sorprendente su ulterior «desaparición». Pues bien, otro tanto ocurrió con los miembros de las siguientes generaciones, que sucesivamente fueron tragados por el olvido, hasta, por lo menos, la segunda mitad del siglo XX, cuando, casi por ensalmo, no parece haber ningún artista relevante que no sea americano, se haya nacionalizado o, por lo menos, resida en Nueva York.

Es evidente que la historia del arte de un gran país, con dos siglos y cuarto de existencia independiente a sus espaldas, no puede limitarse sólo a las últimas décadas. Aunque más razonable, tampoco es creíble la interpretación paranoica que algunos defienden de que el triunfo del arte americano tras la Segunda Guerra Mundial fue el producto de una conspiración de la CIA durante la guerra fría. Por tanto, a fin de cuentas, lo que sí parece adecuado como explicación es la obviedad de que fueron los propios americanos los que no creyeron -o en muy poca medida- en el valor «moderno» de su propio arte hasta las recientes fechas indicadas. Significativamente, los principales valedores del liderazgo artístico americano a partir de 1950, los críticos y teóricos Harold Rosenberg y Clement Greenberg, no dejaron de insistir en que todo el arte americano anterior era un producto «provinciano».

¿Y hasta qué punto el formalismo promovido por estos críticos como infalible vara de medir lo vanguardista no fue sino la consecuencia lógica del formidable impulso tecnológico de su país, en tanto que la técnica lo simplifica todo en términos de innovación y futuro? Es algo que me permito apuntar para no repetir que el formalismo artístico es la salida natural de una cultura puritana; o sea: que, también en arte, work and progress. Sea como sea, la crítica estadounidense, desde hace unas pocas décadas, ha cambiado su forma de juzgar esa parte del arte que les interesa -su modernidad-, ahora desde una perspectiva más rica y compleja, que incluye también lo simbólico, lo cual, entre otras cosas, les ha permitido recuperar esos dos siglos de su pasado tradicionalmente estigmatizados. Para comprobarlo tenemos un ejemplo muy a mano a través de dos exposiciones, cuya exhibición coincide en Madrid: la titulada Made in USA: Arte americano en la Phillips Collection, que incluye 91 obras de 62 artistas diferentes, en la Fundación Mapfre, y la monográfica dedicada al paisajista Asher B. Durand, en la Fundación Juan March. Aunque la primera es un recorrido histórico, que abarca los siglos XIX y XX, lo chocante en ella es que casi sus cuatro quintas partes están dedicadas al arte americano de antes de la Segunda Guerra Mundial; esto es: a lo hasta ahora prácticamente obviado. Comisariada por Susan Behrends Frank, esta exposición está dividida en 10 apartados, que responden a un diseño académico bastante convencional del tipo de romanticismo, realismo, naturalismo, impresionismo…, pero, cuando estamos convencidos de que continuará la consabida retahíla de ismos de la vanguardia, y justo en el momento en que se habría de enhebrar con los del siglo XX, se produce una cesura y se nos habla de ‘Naturaleza y abstracción’, ‘La vida moderna’, ‘La ciudad’, ‘Memoria e identidad’, etcétera, que son denominaciones genéricas y, por tanto, intercambiables. Luego, tras estos apartados, relativamente se retorna al orden ortodoxo de lo moderno con ‘La herencia del cubismo’ y ‘Grados de abstracción’, para, por fin, y sólo al fin, retornar a lo establecido: ‘El expresionismo abstracto’. ¿Qué está pasando entonces con el relato de lo moderno del arte moderno americano para acudir a todos estos eufemismos, reveladores de una actitud aprensiva, como de quien no sabe aún qué hacer con las piezas del puzle? Por de pronto, que se está cambiando el modelo narrativo; esto es: que se quiere contar la historia del arte americano de otra manera.

En cierto sentido, algo parecido está ocurriendo con el relato general del arte moderno en cualquier parte del área occidental, quizá porque el modelo americano hasta ahora universalmente vigente ha entrado, como se dice, «en crisis». En cualquier caso, el resultado de esta crisis aporta algún rendimiento indudable, como llevar a una zona de visibilidad a un conjunto de artistas hasta ahora poco conocidos y, sobre todo, incomprendidos, entre los cuales, siguiendo la selección de la Colección Phillips, hay algunos de una calidad e interés tan formidables como Albert Pinkham Ryder, Thomas Eakins, Maurice Prendergast, Mardsen Hartley, Arthur G. Dove, Georgia O’Keeffe, Robert Herni, Guy Pène du Bois, Charles Sheeler, Stuart Davis, Milton Avery, etcétera. Se podrían citar otros nombres, que he eludido por ser más reconocidos, como Edward Hopper, sin que ese reconocimiento le haya servido por el momento para entrar en la narración oficial, salvo como «curiosidades» o «excepciones».

En el caso del pintor y grabador Asher B. Durand (1796-1886), que ahora se muestra en la Fundación Juan March mediante 140 obras, no hace falta apuntar al respecto más que lo que se declara en su presentación oficial: «Que es la primera muestra monográfica dedicada al artista fuera del país», una prueba irrefutable de lo que venimos comentando a lo largo de todo este artículo. Es verdad que el relato histórico no deja de rehacerse nunca cada vez de nuevo, pero, cuando se refiere al arte, su reconstrucción siempre es más espinosa. Y es que la belleza, como la rosa, tiene espinas. Florece y se deshoja. Cambia, en resumidas cuentas, sí, pero jamás «progresa». Este redescubrimiento del arte americano es un aleccionador ejemplo.

Made in USA. Arte americano de la Phillips Collection. Fundación Mapfre. Paseo de Recoletos, 23. Madrid. Hasta el 16 de enero. Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886). Fundación Juan March. Castelló, 77. Madrid. Hasta el 9 de enero.

Francisco Calvo Serraller: El redescubrimiento del arte americano,
EL PAÍS / Babelia, 18 de diciembre de 2010

Entrevista a Christopher Makos


Christopher Makos fue el «fotógrafo más moderno de América» según Andy Warhol. Más de ocho pelucas, dos días completos de sesión fotográfica, 16 hojas de contactos y 349 disparos de cámara fueron necesarios para crear Lady Warhol, una gran sesión fotográfica tomada por Christopher Makos, uno de los fotógrafos más influyentes de la época, a Warhol a principios de los 80 en su estudio de Nueva York.

Ahora, esta sesión queda agrupada bajo este título por la editorial La Fábrica y a través de la cual buscaban reflexionar sobre el concepto de identidad cambiante, tal y como indica el propio Makos en el texto introductorio del libro, donde explica que las fotografías de lady Warhol “son una especie de muestrario sobre la identidad; no tratan sobre las drag queens, ni sobre Andy travestido, ni siquiera sobre Andy Warhol: son el registro de una colaboración entre ambos, modelo y fotógrafo”.

Entrevista a Christopher Makos, hoyesarte.tv

Los submarinos del arte británico

Un visitante entre Autorretrato (1969), de Francis Bacon (izquierda), y Reflejo con dos niños (1965), de Lucian Freud. La obra Cascada 3 (1967), de Bridget Riley.. MARCEL·LÍ SÀENZ

En su texto introductorio del catálogo, Andrew Dempsey contextualiza la exposición entre los submarinos grises que en plena posguerra mundial surcaban los mares del Atlántico norte y el irónico submarino amarillo de The Beatles. Es una buena metáfora que puede aplicarse también a buena parte de los artistas que están representados en esta exposición que, hasta el 20 de febrero, en la Fundación Miró de Barcelona, ofrece una mirada al arte británico de entre 1945 y 1968, obra de artistas muy conocidos pero que, en muchos casos, han ejercido una influencia «submarina» en las corrientes globales del arte del siglo XX, frente a la más visible de los «portaaviones» americanos. No es el caso de Henry Moore y Anthony Caro, dos de los referentes de la escultura actual, y sería difícilmente aplicable a los inclasificables Francis Bacon y Lucian Freud, pero las cargas de profundidad que lanzaron creadores como Richard Hamilton, Bridget Ridley, Leon Kossov, Frank Auerbach, Peter Blake y David Hockney han necesitado más tiempo para posarse en el imaginario.

Hombre agarrándose el pie (1954), de Anthony Caro. En esta obra el conocido escultor aún bebía de la influencia de Henry Moore, con el que había trabajado como ayudante en su juventud. Realizó este bronce cinco años antes del cambio que revolucionó su escultura a principios de los sesenta con sus piezas de acero pintado y aire industrial, de la que también hay un ejemplo en la muestra.

La exposición, la apuesta de esta temporadada de la fundación que cuenta con el apoyo de la Fundación BBVA, lleva por título Let us face the future (algo así como Afrontemos el futuro), el lema con el que los laboristas ganaron las elecciones a Churchill en 1945. Para Dempsey, comisario de la exposición junto con Richard Riley, la elección del título buscaba dar una imagen optimista de este periodo, en el que se crearon las bases del Estado de bienestar británico y la variedad de propuestas creativas desembocó en la efervescencia pop, que fascinó a varias generaciones de europeos.

«También fue en este momento cuando se iniciaron dos grandes colecciones públicas, la del British Council y la del Arts Council, que se dedicaban a apoyar a jóvenes artistas que iniciaban su carrera», explicó Riley, que también es responsable de exposiciones del British Council, entidad coorganizadora de la que se presenta en la Fundación Miró. «Están representados 38 artistas con 87 obras, de las que 52 pertenecen a estas colecciones públicas, lo que ha marcado la selección», añadió.

El montaje sigue un recorrido entre cronológico y estilístico que arranca en 1941 con el dramático dibujo Two sleepers, de Henry Moore, realizado aún en plena guerra, y finaliza en 1969 con una pintura geométrica de Jeremy Moon, artista en la órbita de la abstracción y el op art de la época que se ha reivindicado en los últimos años. Entre uno y otro, la exposición recorre las distintas corrientes y personalidades que, en sana mezcolanza, coincidieron en aquel momento.

Estudio para un retrato de Van Gogh VI (1957), de Francis Bacon. Durante 1957, el artista realizó numerosas variaciones de l"El pintor en la calle Tarascon", de Vang Gogh, en lo que se considera una de las escasas ocasiones en las que su obr mantiene cierto parecido cromático y pictórico con el original. La exposición incluye otras dos obras de Bacon, uno de los más grandes artistas británicos del siglo XX.

No hay, o cuesta encontrarla, una tesis clara, pero el impacto viene de la fuerza de algunas obras. Sea un autorretrato de Bacon; el torturado paisaje de Willesden Junction de Kossoff; las serigrafías de la serie As I when, de Eduardo Paolozzi; la hipnótica Cascada 3, de Bridget Riley; los grabados de la serie Evolución de un vividor, de David Hockney, o un dibujo de la mítica serie de Richard Hamilton Swingeing London 67, en la que aparecen esposados el galerista Robert Fraser y Mick Jagger cuando fueron detenidos por posesión de drogas.

Swingeing London 67 (1968), de Richard Hamilton. Esta es una de las piezas más famosas del considerado padre del pop art y forma parte de una serie más amplia inspirada en la fotografía de los diarios en los que aparecían su amigo, el galerista Robert Fraser, esposado al cantante de los Rollings Stones Mick Jagger cuando les conducían detenidos a comisaria acusados de posesión de drogas ilegales.

Rollings, Beatles… la banda sonora de la época sigue siendo actual. Muchos artistas de la exposición también, pero tal vez se habría agradecido un guiño al britart, esta nueva efervescencia que ha emergido a la superficie cual submarino transformado, vía Damien Hirst, en tiburón.

Catarata 3, de Bridget Riley (1967). Es una de las mejores representantes del op art, un estilo que investigaba los efectos dinámicos de los fenómenos òpticos. Cada vez más reinvindicada por las generaciones actuales, Riley representó a su país en la Biennal de Venècia de 1968, en donde consguió el premio internacional de pintura. Esta obra participó en aquella bienal y es una de las primeras en las que introdujo el color en sus obras.

Catalina Serra, Barcelona: Los submarinos del arte británico, EL PAÍS, 26 de noviembre de 2010

Grandes iconos del ‘pop art’, a subasta en Nueva York

El cuadro del conocido artista estadounidense Roy Lichtenstein (1932- 1997), vendido por 27,5 millones de euros.-La obra del conocido artista estadounidense Roy Lichtenstein (1932- 1997) Ohhh Alright se ha vendido este miércoles por 27,5 millones de euros en una subasta de arte contemporáneo y de posguerra organizada en Nueva York por la firma Christie’s. El cuadro, con el que la casa de subastas esperaba superar los 29 millones de euros, muestra una de las mujeres icónicas de Lichtenstein, hecha a imagen de los personajes de cómic, realizada según los parámetros de sus conocidos Benday Tods, estampas realizadas con técnicas de impresión comercial.

Aunque Lichtenstein ha sido el protagonista de la subasta, Andy Warhol, padre del pop art (1928-1987), monopolizó la jornada con 16 piezas diferentes en las que están presentes sus temas recurrentes, como objetos comerciales o personajes populares. No podía faltar uno de los símbolos de Warhol, la famosa lata de sopa Campbell, que en esta ocasión ha conseguido un precio millonario gracias a la espectacular obra Big Campbell’s Soup Can With Can Opener (Vegetable), de 1962. La obra, que partía como una de las más caras de la jornada, con un precio estimado de entre 21 y 36 millones de euros, no ha conseguido superar las expectativas de la firma y se ha quedado finalmente en 15 millones de euros.El artista de Pittsburg creía que el arte se podía mezclar con cualquier aspecto de la vida diaria, desde las marcas comerciales como Campbell o Brillo hasta figuras célebres, como la primera dama de EE UU, Jacqueline Kennedy o la actriz Marilyn Monroe. Las dos han estado presentes en la exposición con sendos retratos y en esta ocasión Marilyn ha sacado ventaja, ya que su retrato fue vendido por 2,8 millones de euros, frente al millón de euros obtenido por el lienzo Jackie, de 1964. Además de estas dos pinturas, Christie’s también ha adjudicado Campbell’s Soup Can (Tomato), de 1962, vendido por 5,7 millones de euros.

EFE – Nueva York: Grandes iconos del ‘pop art’, a subasta en Nueva York,
EL PAÍS, 11 de noviembre de 2010

25 millones por una Coca-Cola

La obra Coca-Cola 4, de Warhol, vendida en Sotheby's por 25,7 millones de euros.- EFELa obra Coca-Cola 4, creada en 1962 por Andy Warhol, se ha convertido también en la estrella de una importante subasta de arte contemporáneo y de posguerra que se ha saldado con una recaudación total de más de 222 millones de dólares (160,5 millones de euros). La obra de Warhol, la cuarta de una serie dedicada a la popular bebida, ha alcanzado un precio de 35,36 millones de dólares (25,7 millones de euros) bastante por encima de los 20-25 millones en que la había estimado la casa de subastas. La puja también incluía obras de Rothko o Liechtenstein. La pieza de Warhol (1928-1987) forma parte de un grupo de cuatro lienzos en los que el pintor reprodujo botellas de esa bebida, con lo que transformó ese producto cotidiano en un sorprendente referente del arte contemporáneo y de posguerra. No es, en todo caso, ni de lejos, la cantidad más elevada que se ha pagado por un warhol. Sin ir más lejos, ayer mismo, The Men in Her Life, un collage con múltiples reproducciones de una fotografía de Elizabeth Taylor, se vendió por 63,4 millones de dólares (45,7 millones de euros) en Phillips.

La de Warhol ha sido la obra abanderada de una gran subasta, que también incluía un trabajo del pintor estadounidense de origen letón Mark Rothko, Sin título (1955), por el que un comprador ha pagado por 22,5 millones, justo en el estimado más bajo en el que lo había valorado Sotheby’s. La pintura realizada en tonos amarillentos y anaranjados, fue creada en uno de los años más importantes de la carrera de Rothko, 1955, cuando realizó 22 obras, la mitad de las cuales se encuentran repartidas en prestigiosos museos, como el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, la National Gallery de Washington y el Museo Ludwig (Alemania).

Otro de los representantes del pop art, Roy Lichtenstein (1923-1997), también estaba presente en la puja, en este caso con su obra Ice Cream Soda. La reproducción monocromo de un vaso de helado con soda ha alcanzado los 12,5 millones de dólares (9 millones de euros), ligeramente por encima del precio estimado más bajo fijado por Sotheby’s. Junto a esa obra, Sotheby’s ofrecía también de Lichtenstein Still life with a lobster, vendida por un total de 5,2 millones de dólares (3,75 millones de euros), y Male head, que encontró un comprador que pagó 1,6 millones de dólares (1,1 millones de euros).

La subasta incluía un par de obras de Gerhard Richter, Abstraktes Bild y Matrosen, que han alcanzado 9,6 y 8,1 millones de euros, respectivamente, así como Figure in movement, de Francis Bacon, que se ha vendido por 10,1 millones de euros. Otro protagonista de la jornada ha sido Jean-Michel Basquiat, de quien la firma ha ofrecido Riddle me this, Batman, adjudicada por 3,9 millones de euros.

Un 91% de las 54 obras que han salido a subasta han encontrado comprador, por un total de 222,4 millones de dólares, incluyendo comisiones, un poco por encima de los 214 millones que preveía la casa de subastas. Cinco artistas alcanzaron récords de precio en la subasta, demostrando la pujanza del mercado del arte contemporáneo. Tobias Meyer, de Sotheby’s, estima que la subasta ha sido «un enorme éxito, en este nuevo mercado», marcado por la salida de la crisis económica.

Agencia, Nueva York: 25 millones por una Coca-Cola, EL PAÍS, 10 de noviembre de 2010

Córdoba inaugura un centro con obras inéditas de Pepe Espaliú

Fotografía de Pepe Espaliú, que puede verse en la nueva casa-museo. | M. CuberoCon años de retraso, Pepe Espaliú regresa a Córdoba. El centro artístico y documental dedicado al artista en su ciudad natal expone de manera permanente medio centenar de obras que recorren todas las etapas creativas de este artista contemporáneo con una fuerte vertiente conceptual.

La familia del artista, nacido en Córdoba en 1955 y fallecido en 1993, es una pieza fundamental del proyecto. De hecho, el padre del artista, José González Espaliú, es uno de los principales impulsores de la iniciativa hasta el punto de donar parte del archivo personal de su hijo (documentos, cartas, fotografías y vídeos) a Vimcorsa, la empresa pública encargada de rehabilitar la casa en la calle Rey Heredia elegida para ubicar el centro dedicado a su hijo. Además, González Espaliú vendió al Ayuntamiento de Córdoba a un precio por debajo del mercado -240.000 euros- una treintena de obras de su hijo para que fuesen expuestas en la casa museo que a partir de este jueves abre sus puertas al público. Se trata de 33 obras, entre las que se encuentran una docena de pinturas, dibujos y esculturas que el artista realizó entre 1986 y 1993.

La casa museo Pepe Espaliú también muestra al visitante otras creaciones compradas igualmente por la empresa pública Vimcorsa en 2005 y otra donada, en enero de este año, por el extinto colectivo ‘Convhida’, una asociación que fue creada con el objetivo de que la ciudadanía se solidarizara con los enfermos de sida. Se trata de un dibujo fechado en 1992, en la última época de Espaliú, que falleció de sida hará ahora 17 años, el 2 de noviembre de 1993. La particularidad de esta obra radica en que representa a uno de sus famosos ‘carrying’ pero, a diferencia de los habituales en los que sólo figura el soporte, en ésta aparecen también la sombra de dos figuras humanas. El ‘carrying’ es, en palabras del propio Pepe Espaliú, una «escultura pública» que consistía en ser transportado de unas personas a otras demostrando así su solidaridad con los enfermos de sida y su lucha para que esta dolencia no causara rechazo.

La planta baja del nuevo centro está dedicada a la pintura, aunque también se exhibe en ella una secuencia fotográfica inédita de 1975, que muestra al artista convertido en diferentes protagonistas de la Santa Cena. Igualmente, en una vitrina se han colocado los catálogos de las grandes exposiciones que diversas instituciones,como el Museo Reina Sofía, han dedicado a Espaliú. En la primera planta se exponen sus esculturas y su serie de muletas además de sus dibujos. Pueden verse igualmente páginas de periódicos a gran escala en las que el artista fue protagonista o leerse citas literarias de él o relacionadas con él.

La esposa del padre de Espaliú, Birthe Albert, se ha mostrado visiblemente emocionada al comprobar cómo ha quedado el centro, pues sabe a ciencia cierta que éste era el sueño de Pepe Espaliú confesado por él en sus últimos días. La mujer recuerda de Espaliú su «amor por el arte» pero, sobre todo, «su lucha contra el sida». Hoy se siente «orgullosa» de que su obra pueda exponerse de forma permanente en su ciudad en un espacio expositivo que lleva su nombre. Su hermano, Manuel González Espaliú, asegura que el resultado le ha impresionado «emocionalmente» y espera que, en un futuro, se puedan exponer más obras de Pepe Espaliú, propiedad de diferentes instituciones, aunque sea de forma temporal.

Toñi Caravaca | Córdoba: Córdoba inaugura un centro con obras inéditas de Pepe Espaliú,
EL MUNDO, 28 de octubre de 2010

Luis Gordillo. Sin título (provisional),

La Fundació Suñol de Barcelona presenta Luis Gordillo. Sin título (provisional), una exposición que recorre desde hoy el proceso creativo de Gordillo, desde el origen de la idea hasta su resolución final. Se exponen obras de los fondos de la Colección Josep Suñol –la que cuenta con mayor presencia de obra del artista–, la mayoría de ellas realizadas en las décadas de los 70 y 80, junto a algunas guardadas por Fernando Vijande, más unas previas y otras de reciente creación aportadas por el propio artista. La amistad entre Luis Gordillo, Josep Suñol y Fernando Vijande determina y facilita la compilación de una serie de obras que, por su innovadora y unívoca expresividad, se ha creído oportuno reunir bajo un mismo espacio para reconocer la trayectoria de un artista cuya obra, de difícil clasificación y definición, conduce por crípticos escenarios.

Si en términos generales la experiencia de poder conocer el proceso de creación de un artista despierta gran expectación, máxime por el ámbito privado al que se accede y del que surgirá la pulsión de convertir en realidad lo imaginado, en el caso de Luis Gordillo esos momentos procesuales son de especial trascendencia, dado el desconcierto emocional por el que nos lleva a discurrir y discernir. Collages, dibujos, pruebas de color, fotografías y otros elementos básicos de trabajo son utilizados y reutilizados en un sinfín de combinaciones, cuya lectura visual pone de manifiesto la tensión del cuerpo a cuerpo del artista consigo mismo hasta sucumbir a su propia interrogación.

El propósito de esta exposición es el de mostrar al público todo este material junto a la obra terminada a la que alude y que ha servido de inspiración o consecuencia. Se asiste, así, a la creación de inusuales situaciones provocadas por Gordillo, cuya multiplicidad de ideas se transforma en una amalgama de imágenes generadas en la intimidad de un mecanismo creativo que no tiene fin, que se desmarca de cualquier tendencia o conceptualismo y que se califica como “provisional” por la inmersión total de Luis Gordillo en una pintura excedida, enfrentada y en permanente estado de cuestionamiento. Se trata, en definitiva, de evidenciar el proceso evolutivo de unas piezas muy destacadas en su producción artística, para que su obra sea leída desde una óptica de acercamiento e indagación de uno de los artistas más influyentes del siglo XX español.

Barcelona. Luis Gordillo. Sin título (provisional). Fundación Suñol. Del 21 de octubre de 2010 al 29 de enero de 2011. Comisariado: Luis Gordillo y Fundació Suñol. Página web de Luis Gordillo.

Luis Gordillo. Sin título (provisional), hoyesarte.com, 21 de Octubre de 2010