Lecturas por la Igualdad

Lecturas por la Igualdad

 
 
 
En Laujar de Andarax se ha conmemorado el Día de la Mujer
con el VIII Encuentro de Lecturas por la Igualdad.
En ella ha colaborado el alumnado del IES Emilio Manzano junto con la asociación de mujeres Moraima y otras asociaciones y grupos. 
La organizadora ha sido Ana María Callejón.
 

Entre esas lecturas que hubo, tenemos una muy importante e inestimable con la que participamos:
MUJER Y ENSEÑANZA 
 Mujer y enseñanza. Leo el tema y acuden a mi mente cientos de 
imágenes de mi mamica, de mi tía y de mi madre. Mujeres fuertes y valientes 
que me enseñaban desde que amanecía hasta que anochecía. A mí y a mis 
hermanos. Lo siguen haciendo. 
 De las tres he aprendido la generosidad hacia la familia y hacia los 
demás. He aprendido el valor de la honestidad, del esfuerzo y del trabajo diario. 
Me han enseñado a crecer y a hacer frente a la adversidad, a levantarme 
cuando me siento derrotada o algún viento fuerte me tumba temporalmente. 
 Sin saberlo, sin proponérselo, me han enseñado a vivir con dignidad. Me 
siento profundamente orgullosa de ellas y las admiro como a nadie. 
 A mi mamica, por haber formado una familia numerosa en tiempos 
difíciles y sin tantas comodidades. Por haber hecho de esa familia, junto a su 
marido, hombres y mujeres honrados. Pero sobre todo, por haber sabido 
comprender y apoyar a mi madre cuando dijo “no”. 
 A mi tía, por su infinita generosidad y entrega, por habernos acogido 
como si fuéramos sus hijos. 
 A mi madre. Por su valentía y entrega en momentos difíciles, por su 
saber decir “no, basta”. Por no rendirse nunca. 
 Y mientras escribo esto, no dejo de pensar en otra mujer que se ha 
ganado un lugar enorme en mi corazón. Se dedica a la enseñanza y enseña de 
mil formas diferentes. He tenido la suerte de compartir con ella proyectos y 
tareas diarias durante seis años. Mi compañera “C. la de paz” como la llama mi 
móvil. 
 Y pienso y pienso en otras mujeres que me han regalado su enseñanza. 
Mujeres entregadas y profesionales, con las que he coincidido y sigo 
coincidiendo en el tiempo, en el espacio y en la ilusión por enseñar. De cada 
una de ellas podría escribir un relato. 
 Sin menospreciar a los hombres, una idea se hace clara en mi mente: 
mujer y enseñanza van de la mano. Cada mujer enseña, tiene unos 
conocimientos y unos principios que transmite con su ejemplo. Saben dar y 
recibir, saben luchar por lo que quieren, saben aceptar un revés y 
sobreponerse. A menudo, unidas. 
 Escribo estas palabras sintiéndome afortunada por todas las mujeres de 
mi vida: familiares, amigas y compañeras de labor. Mujeres de distintas 
generaciones que tienen en común que sus enseñanzas son tesoros de 
inconmensurable valor. 
 
R. Isabel Robles Vargas.  
 
 
 
 
Una muestra del  trabajo de nuestro alumnado en este día:
 
 
 
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