Repensar la Ortografía.

REPENSAR LA ORTOGRAFÍA. A propósito de las faltas.

 

La lectura hace al hombre completo; la conversación ágil; y el escribir preciso”

Francis Bacon.

 

Que cometan faltas de ortografía una gran mayoría de nuestros alumnos de secundaria, bachiller e incluso universidad no extraña a nadie. Convivimos inexorablemente con ello sin remedio. Incluso quien suscribe, ha podido apreciar como en alguna que otra defensa de una tesis ante el tribunal de cierta universidad de Sevilla, el doctorando -tal vez por efectos de la premura en acabar cuanto antes el trance- presentaba alguna que otra diapositiva en modo de powerpoint en su alegato sobre su trabajo, no carente de errores gramaticales. Y eso por no hablar de la desconsolada impresión que causa ver un título en prensa, o un encabezado de una noticia en televisión con faltas llamativas.

Las causas sobre las que los docentes queremos proyectar tales hechos siempre solemos relacionarlas  con la ausencia de atención, o la falta de un hábito lector más o menos asentado. Igualmente las justificamos por la existencia o no, de determinados trastornos educativos comúnmente extendidos y a los que rápidamente anteponemos sin analizar nombre y apellidos (véase dislexia). Tampoco es de extrañar en mi opinión, que muchas veces pueda dar la sensación de que no somos capaces de infundirles la verdadera importancia que tiene el asunto, por lo que en ocasiones, una falta de ortografía en determinado alumno no es origen de un análisis lo suficientemente profundo para atajarlas de raíz por el bien, entre otros, de nuestro idioma.

Es cierto que a lectura puede ser la principal herramienta para arreglar tales desaguisados, porque como decía Borges entre otras cosas, hablando de la misma, “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. 

Por otro lado, la tecnología mal utilizada, y el lenguaje mutilado que produce, tampoco ayudan a corregir los efectos devastadores de una mala ortografía. Pero a sabiendas de que no podemos luchar contra algo establecido, y dado que este uso está más que extendido y por hecho, no estaría de más recapacitar sobre el tema y ahondar en el por qué lo siguen haciendo todavía mal nuestros discentes, y en como tratar de hacerlo medianamente correcto.

No vamos a insistir ahora en la necesidad de la lectura porque entre mil cuestiones, cada cual es libre de leer lo que le plazca y cuanto le plazca, aunque no vendría mal recordar una frase del maestro de maestros Cervantes cuando afirmaba que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.

Permítaseme un par de consejos para no alargar en exceso esta perorata y no aburrir relacionados con la buena ortografía; uno para los que los que no leen con asiduidad, y otro para los que si lo hacen.

Para los primeros:

-Uso del diccionario como herramienta de trabajo y no como elemento exclusivamente ornamental.

-Memorización sin remedio de las principales reglas de ortografía (apenas si ocupan poco espacio en el disco duro de nuestro cerebro)

-Uso alternativo de sinónimos cuando se desconocen términos (repasar el concepto aludido si se ha olvidado).

-Ejercicio asiduo de la escritura (preferiblemente manual dado el carácter no fungible de esa parte del cuerpo).

-Si escribimos con medios mecánicos, el empleo de un corrector fiable como poco, y

-Administración a demanda de elevadas dosis de Fundeu (no necesita receta) ante menor síntoma de insuficiencia ortográfica.

En segundo lugar y para los que leen con asiduidad una sola recomendación:

QUE LO SIGAN HACIENDO”. Sin más.

Queda todavía un trabajo por realizar en los Centros Educativos arduo y tortuoso en este sentido. Todos los departamentos de nuestro Instituto, y en especial el de Lengua Castellana y Literatura, nos consta que así lo hacen, y que se esfuerzan diariamente en abordar la cuestión como objetivo prioritario.

Para finalizar: no nos cansaremos a fuerza de ser repetitivos y que nos tomen por pesados, de animar a todos a la lectura, y si se puede, a la escritura para un mejor uso de nuestra lengua.

Que así sea o amén y disculpas por el mitin.

ALFONSO T. CANTADOR ALIAS. Dpto. Orientación IES GALILEO GALILEI. Montequinto.

 

 

 

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