Yo estudio, tú estudias, él estudia…

De todos es conocido el dicho de que tan importante es estudiar como saber hacerlo bien. Ahora próximos a evaluaciones, y con el final del curso a tiro de piedra, no viene mal reflexionar sobre la importancia del estudio, las maneras que tienen nuestros alumnos de afrontarlo, y las técnicas de estudio que existen,- que todos conocemos de sobra-, pero que muchas veces cuesta trabajo y esfuerzo poner en práctica.

La mayoría de las veces consideramos el estudio como algo poco agradable, si bien, no podemos olvidar su finalidad totalmente necesaria. Como cualquier otra profesión, la de estudiante, requiere el esfuerzo y el conocimiento de unas técnicas o formas para desempeñarlo lo mejor posible. A veces, estudiar supone una «auténtica lata» y un enorme sacrificio por lo que si lo hacemos de una manera agradable, no solamente nos rendirá más, sino que a su vez y a la larga, nos será más reconfortante y ventajoso.

Cuando se acercan exámenes o el final del curso y se hace más necesario programar bien y dosificar los esfuerzos finales, es tiempo de revisión. Pero si nuestro trabajo ha sido constante y productivo durante todo el curso, al igual que si lo hemos hecho con periodicidad diaria y no se ha dejado todo para el final, no tendremos ningún tipo de problema para afrontar las rectas finales.

Habría que recordar por lo tanto algunos elementos a tener en cuenta:

-Es necesario atender y estar atento a toda la información que se nos presenta por lo que hay que estar preparados para recibirla en unas condiciones de asertividad para ello.

-Hay en segundo lugar que ejercitar la memoria y saber recordar lo trabajado o explicado en clase. Se hace necesaria, la revisión constante de lo que vamos aprendiendo, una buena organización del material y la utilización de reglas o estrategias, sobre todo subrayados, cuadros de resúmenes o esquemas para retener la información que se nos presenta.

-Otro aspecto importante, la organización del estudio, pasa en primer lugar por tomar la decisión de anteponer el hecho de estudiar a cualquier otra actividad que nos pueda distraer, organizando la misma cantidad de tiempo de estudio, lugar y momento del día para crear el hábito.

-El espacio de estudio ha de ser igualmente importante y precisará de una buena iluminación y ventilación, organización de los materiales, sitio fijo y no variable para ponerse a trabajar, y que cuente con una total ausencia de elementos que distraigan a la hora de afrontarlo.

-Otros aspectos como el estilo y la forma de leer, la manera de tomar y organizar los apuntes, la utilización del subrayado y esquemas, la confección de fichas o resúmenes, o el uso de aparatos tecnológicos para ayudarnos, son igualmente importantes a la hora de nuestro rendimiento académico por lo que habrá que tenerlos de la misma manera presentes.

-Por último y a la hora de afrontar los exámenes, como ya hemos indicado, si nuestro trabajo ha sido continuo y diario, tendremos menos dificultades que si no lo hemos realizado con relativa frecuencia. Para ello tendremos en cuenta que es muy importante repasar y organizar la materia a examinar para conseguir su dominio y organización de las ideas principales, y durante el examen y si es escrito, cuidaremos especialmente la precisión y concisión en las respuestas, la forma en expresarnos, las faltas de ortografía y la presentación del mismo en general.

Sin duda, esto no es más que una simple orientación teórica a la hora de afrontar el trabajo que tienen nuestros alumnos, pero que estamos seguros pueden ayudar a realizarlo en mejores condiciones.

¡Ánimo! ¡Os queda un pequeño esfuerzo y vais a conseguir vuestros objetivos!

ALFONSO T. CANTADOR ALIAS.

Departamento de Orientación. I.E.S Galileo Galilei. Montequinto.

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