Sergio, premio extraordinario de bachillerato

Por cada mil alumnos matriculados en segundo de bachillerato, existe un premio extraordinario. En Sevilla había 16 posibilidades y Sergio Egea Bohórquez, alumn@ de nuestro centro, ha conseguido uno según se recoge en el tablón de anuncios de la Delegación de Educación.

No ha sido fácil. No ya porque en esta convocatoria participasen 515 alumnos y alumnas con calificaciones de sobresaliente en bachillerato, ni porque estas pruebas se celebrasen a final de junio, después de las pruebas de acceso a la Universidad y tras un agotador segundo curso de bachillerato. No. Ha sido difícil porque ser extraordinario lo es.

Sergio comenzó hace seis años sus estudios con nosotros. Nada presagiaba en ese pequeño chaval que iba a conseguir tan meritoria distinción. Se distraía en clase y no prestaba atención por sus estudios. Prefería dedicar su taimada inteligencia a buscar formas de liarla en clase, de poner en evidencia a algunos profesores, a quedarse en casa con la excusa de que se le había salido el hombro (algo que Sergio consigue hacer a voluntad). Alguna profesora, incluso, llegó a aconsejarle que no hiciera bachillerato dada su poca consideración hacia los estudios.

Sin embargo, a esta edad tan tumultuosa, Sergio ya empezaba a dejar huella en sus compañeros y compañeras. En cuarto de la ESO ya era el delegad@ de clase. Totalmente convencido de la necesidad de apoyar las causas de los más desfavorecidos, empezó todas las luchas sociales posibles. Cambió el genérico masculino por el femenino en sus intervenciones, escribió algunos artículos en revistas de carácter político y social, se lanzó a las calles en busca de causas por las que mereciera la pena luchar. Incluso abanderó la defensa del mundo animal haciéndose vegano a la temprana edad de 15 años. Igual impartía una charla sobre feminismo en el Centro Social Autosostenido «Otro mundo es posible«· de Montequinto, que daba un concierto de Rock con su grupo de música. Y, con toda esta agitación, con toda esta actividad tan diversa a sus espaldas, sus notas empezaron a volar. 

Todas las ramas del saber le gustaban. Empezó a valorar el arte, sobre todo el contemporáneo, tan difícil de comprender para muchos. Disfrutó con la física y las matemáticas. Le encantaba la música y la ecología. Incluso empezó a mirar de otra manera la educación física cuando conoció la gimnasia acrobática o acrosport (seguramente porque es un deporte construido por y entre compañer@s). Sólo el dibujo se le resistía a esas manos capaces tanto de escribir poesías como de hackear ordenadores.

Llegó el bachillerato y Sergio decidió estudiar ciencias sociales impulsado por la idea de cambiar la sociedad estudiando ciencias políticas y por la necesidad de conocer estudiando filosofía. El doble grado de la complutense sería su objetivo aunque su humildad le hiciese creer que quizás fuera demasiado ambicioso para él. Y como estudiante de ciencias sociales, fue uno de los máximos defensores de la vinculación entre estas y las ciencias naturales, que también le hubiera gustado estudiar, por supuesto.

Vivas nos queremos. Manifestación contra la violencia de género. Sergio aparece en la esquina superior izquierda.

Sergio impulsó la Asamblea de Estudiantes del centro, convirtiéndola en una plataforma de participación del alumnado en la vida del Galileo Galilei. Fue elegid@ por el alumnado como su representante del Consejo Escolar, donde no tuvo reparo alguno en hacerse responsable de coeducación del centro. Fruto de este doble papel surgió una de las actividades más entrañables que se han llevado a cabo en nuestro IES: la protesta contra la violencia de género llevada a cabo por toda la comunidad educativa el pasado noviembre. No es extraño que Sergio se encargase de dar uno de los discursos en la ceremonia de graduación de su promoción. Tampoco que esta, en algo insólito, reconociera el papel de Sergio en el centro y le entregasen un regalo.

Sergio recibe su reconocimiento por parte de sus compañer@s de promoción

Las notas de Sergio las dejamos para el final. No porque sea lo más importante, sino al contrario. La monotonía del 10 ha sido su tónica en bachillerato. Su media, un 9.90. Su nota de acceso a la Universidad tras las PEvAU, 13,655. La nota más alta obtenida nunca por un alumno o alumna del Galileo Galilei. Le permitirá estudiar lo que quiera, incluso ese doble grado en Madrid que tan alta tiene la nota de corte.

¿A alguien le extraña que Sergio haya obtenido el Premio Extraordinario de Bachillerato? Si es así, es que no «la» conoces.

 

 

2 Respuestas

  1. Ana dice:

    Que crack!! enhorabuena Sergio.

  2. Sole dice:

    Un ejemplo a seguir, por todos y todas estudiantes. Un ejemplo de que nunca se debe, desanimar a ningún estudiante, a escoger el grado de estudios, por estar en una etapa de su vida algo más dejado en ellos, he ahi la prueba. Los mayores Y con la experiencia que tenemos de la vida, podemos equivocarnos en nuestras percepciones, no tachemos a la ligera. Enhorabuena Sergio.

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