EMOCIONARIO

La casita de Vanistendael: resiliencia en construcción

¿Qué es la resiliencia?

Os invito a indagar sobre está pregunta y os dejo una definición propia basada en apuntes y bibliografía consultada. Es un concepto que me encanta y que da sentido a mi práctica educativa.

 RESILIENCIA.
Durante años el estudio del ser humano se centra en dar más importancia a los estados patológicos y consecuencias clínicas que en las causas y factores ambientales de tal estado. A partir de nuevas concepciones como el de normalización, integración, inclusión y desarrollo de la persona por capacidades y destrezas se focaliza más en la interacción de la persona con su entorno y en su desarrollo socioemocional. Resiliencia viene del latín “resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, rebotar. Este termino fue adoptado por las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que a pesar de nacer y vivir en situaciones del alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y con éxito.
En la actualidad el término resiliencia tiene gran difusión por distintas causas pero sobre todo a partir de la situación difícil que se dio a nivel mundial con la pandemia del COVID-19. Ha supuesto un cambio en todos los ámbitos y de manera especial en nuestras aulas. En el ámbito educativo se trata de un concepto fundamental y se debe desarrollar pautas que engloben este concepto y sus derivaciones educativas.
Esta situación afectó de manera significativa a los menores que no se encontraban escolarizados de forma normalizada que se encuentran en aulas hospitalarias o recibiendo atención domiciliaria.
Se parte para definir este concepto y su aplicación de la psicología positiva que es una disciplina que busca comprender los procesos y mecanismos que subyacen a las fortalezas y virtudes del ser humano siendo un modelo más optimista que entiende a la persona con capacidades diferentes y habilidades diversas. Una de estas capacidades se da de forma natural para resistir y afrontar la vida a pesar de las dificultades. De ello existen evidencias que demuestran que no todas las personas que atraviesan momentos difíciles y en concreto que sufren alguna enfermedad desarrollan conductas negativas, sino que por el contrario superan dicha circunstancia y salen fortalecidos, es lo que denominamos resiliencia.
Este termino se inicia a partir de los años 70 cuando la psicología empírica empieza a otorgar mayor importancia a los procesos cognitivos y su influencia en el comportamiento de las personas y aunque es algo inherente en el ser humano como demuestran los avances de la investigación su difusión y aplicación en diversos campos científicos parten del mundo anglosajón y francófono donde se le empieza en esta época a dar una mayor importancia. El enfoque de resiliencia surge a partir de los esfuerzos por entender las causas y la evolución de las psicopatologías.
Existen término que pueden ser considerados precursores de este concepto como el de “invulnerabilidad “entendido como el desarrollo de la persona sana en unas circunstancias ambientales insanas; o el concepto que corrige algunos estigmas del anterior denominado “entereza” aportado a partir de las investigaciones sobre estrés y los mecanismos de superación por Murphy y Moriaty en 1976.
A partir de aquí se acepta que la invulnerabilidad es un rasgo intrínseco de la persona mediante el cual pueden resistir el estrés y la adversidad. La resiliencia implica que la resiliencia es ese proceso de capacidad de superación que puede ser desarrollado y promovido.
Otro concepto afín a la resiliencia es el de “robustez “la característica de la personalidad que actúa como reforzadora de la resistencia hacia el estrés y que de forma indirecta tiene un impacto sobre la salud en sentido positivo y afecta a la forma de entender los acontecimientos de la vida.
Son diversos autores y modelos los que explican dicho término y su estudio pero en la mayoría coinciden en características comunes con los que se puede definir dicho concepto como: La resiliencia es un proceso dinámico y ecológico que conlleva tanto factores biológicos como ambientales y que desarrolla la capacidad inherente del ser humano para enfrentar eventos y circunstancias adversas de la vida mediante el afrontamiento , no la eliminación de dicha situación sino a prendiendo de ella y así evolucionar de forma satisfactoria y socialmente aceptable.

Vanistendael sistematizó las etapas pedagógicas de la construcción de la resiliencia a través de la metáfora de la casita. En ella se compara el proceso de construcción o desarrollo de la resiliencia con el proceso de construcción de una casa. Esta analogía permite  simplificar el proceso y que este sea fácilmente comprensible. Sin embargo, antes de entrar en la casita, vamos a conocer la visión de Stefan sobre la resiliencia.

La casita de Vanistendael

Como dice Vanistendael, la casita es una ayuda práctica para simplificar el trabajo y desarrollo de la resiliencia. No es el único modelo posible. En concreto, en el suyo otorga una serie de características a la casita, entre las que encontramos:

  • Permite entender de manera sencilla realidades complejas.
  • Las habitaciones de la casita son los aspectos generales de la resiliencia (los aplicables a distintas personas), mientras que la parte única e individual de la resiliencia de cada persona está representada por los muebles del interior de cada habitación.
  • Es un modelo flexible, facilita la comunicación y permite introducir cambios y mejoras durante el proceso para adaptarlo de la mejor manera a cada persona.
  • Permite poner el foco de atención en las fortalezas y potencialidades de cada persona, y no tanto en sus “traumas”.
  • La casita pretende ser una guía en el proceso y facilitará la visualización de nuestro estado, que zonas necesitan mejoras y qué zonas tenemos más desarrolladas.

Una de las comparaciones más importantes entre una casa y una persona resiliente, es que ninguna de las dos constituye una estructura rígida o inmodificable. Ambas han pasado por un proceso de construcción, han podido sufrir deterioro en determinadas épocas y han podido requerir reformas para mejorar su estructura.

Al igual que en una casa, las diferentes habitaciones y pisos están comunicados por escaleras, pasillos, ascensores… Los distintos elementos o factores de la resiliencia también se encuentran relacionados, siendo interdependientes y alimentándose los unos a los otros.

Como la construcción de una casa, la construcción de la resiliencia se empieza “por los pies”. Vamos a hacer un recorrido ordenado por los elementos que se van construyendo en una casa y sus análogos en la construcción de la resiliencia.

Construyendo la casita de Vanistendael

https://lamenteesmaravillosa.com/

El suelo es el terreno sobre el que empezamos a construir, el elemento básico e imprescindible en toda construcción, incluida la de la resiliencia. Constituyen los mínimos necesarios para avanzar. Es la base de la pirámide de necesidades de Abraham Maslow: necesidades fisiológicas (sueño, comida y bebida, sexualidad…), vivienda, ropa, etc. Si tenemos un suelo estable y resistente, nuestra casa se mantendrá en pie conforme vayamos construyendo. Pero no basta con eso.

Los cimientos representan las redes sociales de cada persona y sus vínculos afectivos, y la formación de una red de apoyos. Son todas las relaciones que establecemos con el entorno: la familia, los amigos, el trabajo, nuestro barrio de residencia… Incluye sentirnos aceptados, queridos, respetados, valorados… y la propia aceptación personal.

En el primer piso se encuentra la capacidad para buscar (y dar) sentido a nuestras experiencias, y a nuestra vida en general. Consiste en ser capaces de responder a “para qué” nos pasan las cosas. Debemos ir más allá del “por qué”, porque no se trata solo de buscar la causa, sino de ver qué nos aporta una determinada situación, qué nos enseña, de qué manera nos puede hacer crecer…

En el segundo piso encontramos las habitaciones. Como explica Vanistendael, están la autoestima, las aptitudes personales y sociales, el sentido del humor – algo a lo que el autor otorga mucho valor -, y la capacidad de relativizar.

Por último, en la buhardilla o tejado está la apertura a nuevas experiencias. Una buena construcción va a permitir una mayor apertura a nuevas experiencias y el abandono de la zona de confort. Además es un espacio abierto para incorporar nuevos elementos que favorezcan el desarrollo de la resiliencia.

 

La importancia de la resiliencia desde la infancia…próximamente.

 

 

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