LA FUERZA ESTÁ EN MIS RAÍCES. MI PATRIMONIO ANDALUSÍ (II)

«al-Andalus», seguro que lo has escuchado alguna vez y habrás pensado que al-Andalus es Andalucía y ya está, pero no. Para un historiador al-Andalus es ese período en el cual los musulmanes conquistaron y gobernaron la Península Ibérica durante casi ocho siglos. Pero para mí al-Andalus representa el período de máximo esplendor de la actual comunidad autónoma que es hoy día Andalucía, porque en al-Andalus convivieron gentes de las tres grandes religiones, sin olvidar las aportaciones posteriores de la cultura gitana, dando lugar a una cultura riquísima que hemos heredado y aún muy presente en nosotros, aunque no sepamos identificarla ni valorarla como se debe. Esa cultura andalusí es lo que define en gran medida lo que llamamos cultura andaluza. 

En el instituto estudié desde la caída del Imperio Romano de occidente hasta el final de la Edad Media. En ese gran período histórico en la Península Ibérica convivieron muchas culturas, pero a pesar de que al-Andalus fue el período más extenso y más intenso en lo que hoy es Andalucía, lo dimos de manera muy general, los rasgos más característicos, pero sin profundizar demasiado. Tanto es así que conocemos e identificamos como «nuestros» reyes castellanos que vinieron del norte peninsular a conquistar y colonizar los territorios andalusíes, pero poco, o nada, sabemos de emires, califas, filósofos, historiadores, geógrafos, matemáticos, científicos, médicos, poetas, etc., andalusíes. Y de las mujeres ni hablamos.

Pero la herencia de al-Andalus va mucho más allá y es mucho más profunda que todo eso, presente en nuestro día a día, desde la forma de hablar, de expresarnos, de comportarnos, de comer, de relacionarnos, etc. Son las cosas que me identifican como andaluz, porque es mi herencia, mi patrimonio inmaterial y mi memoria heredada. Pero que no identificamos. Y eso es lo que me ha impresionado después de haber investigado y consultado las fuentes que nos han proporcionado para realizar esta reflexión:  el hecho de tener lo andalusí tan arraigado en mi piel, en mi manera de pensar, de comer, de hablar sin haberme dado cuenta, porque no lo he identificado. Porque no nos lo han enseñado, en favor de elementos culturales castellanos y cristianos. ¿Cuántas veces me he preguntado por qué hablamos tan diferente el castellano en Andalucía? Y resulta que no es porque seamos catetos y analfabetos y no sepamos hablar, sino porque hemos conservado la fonética árabo-andalusí con la que los moriscos tuvieron que aprender el castellano con la «Reconquista», manteniendo así un legado andalusí a pesar de que se intentó eliminar y asesinar todos los elementos de la «cultura infiel». Así he descubierto que el andaluz que cecea, sesea, hehea o jejea no es que sea tonto, sino que que es una persona que ha heredado, conserva y hace perdurar su cultura y herencia andalusí en su garganta.

Este trabajo me ha hecho reflexionar sobre mi herencia cultural y mi patrimonio inmaterial andalusí, de la cual, como he dicho, yo ignoraba totalmente. Me he dado cuenta de que mi abuela, sin ser consciente de ello, era una resistente andaluza y andalusí, que heredó y conservó el legado de su madre y abuela, que a su vez lo hicieron de las suyas. Y así desde época morisca. Y hablo de ellas porque son las mujeres las que han permitido en gran medido que esto sea así. La tradición de limpiar la casa los sábados o colgar los chorizos en la entrada no son más que una pequeña muestra de elementos que se han mantenido desde su origen en época morisca, cuando judíos y musulmanes, convertidos al Catolicismo forzosamente, tenían que dar muestras evidentes de no ser musulmanes (comer cerdo) ni judíos (trabajar los sábados, el día sagrado). Otro elemento identitario es la forma que tenía mi abuelo de lavarse cuando venía del campo: cara, ojos, orejas, boca y brazos. Un ritual idéntico al que realizan los musulmanes en las abluciones antes de rezar.

Al-Andalus fue, y sigue siendo, una importantísima parte de la Historia de Andalucía y una inagotable fuente de elementos identitarios y culturales andaluces. Pero no sólo de Andalucía, sino también en lo territorios en los que perduró de manera más o menos intensa a lo largo de esos ocho siglos, porque como dice Mariam Gracia-Mechbal en su artículo: «al-Andalus no es Andalucía».

Para nosotros, al-Andalus va de la mano de la llamada «Reconquista» cristiana. ¿Pero es «Reconquista» la palabra correcta? El término «Reconquista» se utilizó intensamente durante el franquismo, si bien tiene su origen en los historiadores del siglo XIX. Todo ello para dar un énfasis nacionalista y católico como elemento único y presente para todos los españoles, generando así odio y rechazo a todo lo que no sea castellano y católico. Pero en verdad España no fue reconquistada, ya que para empezar España no existía antes y no nace con la llamada «Reconquista». Entonces el mal uso de este término, que hasta la RAE reconoció, se utilizó para resucitar figuras como Gonzalo de Lara o el Cid, a los que hicieron héroes de un determinado concepto nacionalista de España y de españoles. Yo opino que está mal formulado, llevando a represiones y prejuicios despectivos respecto a los andaluces y su cultura, creando un concepto de diferencia con los andaluces, aunque después vendan esta cultura como proveniente de la resistencia y de la opresión como la española, o castellana. Porque tú le preguntas a un británico por España y te dice: «flamenco», pero le preguntas por Andalucía y te dice: «¡Flamenco, olé, olé!». Y esa es la diferencia entre la identitaria originaria andaluza/andalusí y la asimilada castellana/española: la chispa de la andauza/andalusí, que una vez la conoces y la pruebas, te cautiva y te hace ser uno más de ella, te integra. Porque Andalucía, la cultura andaluza originaria, no excluye. Como decía Blas Infante: «Andalucía no es una patria, es una Matria. En Andalucía no hay extraños ni extranjeros».

Por otro lado, la multiculturalidad del estado español es inmensa, fruto del paso de muchas civilizaciones, tanto que tenemos nuestro propio homínido: Miguelón. Y esta multiculturalidad especialmente evidente en Andalucía y su cultura, y es eso lo que la hace ser como es. En este sentido el sistema educativo español parece que le cuesta apostar por divulgar y dar a conocer esta multiculturalidad, tanto histórica como actual, parece que tiene problemas pro la forma en la que se ha escrito la Historia, no haciéndonos ver (¿premeditadamente?) la Historia real porque se ha discriminado y menospreciado al diferente, al que no es católico, al que no es castellano.

La cultura andaluza es todo aquello que bien que mal, sabiendo o sin saber, define a un andaluz y una andaluza en los múltiples aspectos de su vida y su manera de vivir y de entender la vida. Más allá del mundialmente famoso flamenco y a pesar de estar infravalorada y ser desconocida por el resto de españoles.

Este trabajo ha cambiado mi percepción de Andalucía porque me ha permitido descubrir muchas cosas que no sabía que sabía, a conocer realmente por qué soy como soy, de dónde vengo y de dónde proceden mis costumbres, mis gestos, mi idiosincrasia. Y los de mi familia, y los de mi pueblo. También me ha permitido descubrir cómo se nos ha reprimido y discriminado desde época medieval con los reyes cristianos y la mal llamada «Reconquista» hasta la actualidad. Y me ha ayudado a darme cuenta de que en realidad, manteniendo nuestras señas identitarias, desde nuestra forma de hablar hasta el modo de entender la vida y las relaciones con los demás, estamos siendo la resistencia y que no se va a cortar ese hilo histórico que ha tejido nuestra tierra, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra identidad. Nuestro patrimonio inmaterial andalusí heredado, en definitiva.

Igualmente este trabajo me ha parecido muy entretenido y me ha aportado mucho aprendizaje, ya que he descubierto y aprendido más a través de la consulta a unas lecturas y la escucha de diversas conferencias, que del temario que en su día nos impartieron en la ESO. Este trabajo me ha hecho descubrir y forjar mi sentimiento identitario andaluz y me ha permitido ver con otros ojos y otra perspectiva mi patrimonio cultural, especialmente el de origen andalusí y que no sabía que tenía. Y el que voy a empezar a descubrir. De esta manera, descubriendo y ayudando a conocer nuestro patrimonio y nuestra cultura, podré contribuir a un mejor futuro del andalucismo.

VÍCTOR JOSÉ RÍOS EGEA

1º Bachillerato-B

Patrimonio

También te podría gustar...