GENOCIDIO FRANQUISTA Y MEMORIA DEMOCRÁTICA (III)

Como actividad de introducción y contextualización para el proyecto que de historia oral que vamos a desarrollar en la materia de Patrimonio, hemos realizado una Situación de Aprendizaje mediante la cual descubrir y conocer la dura represión y el genocidio que llevó a cabo el franquismo desde el mismo día 17 de julio de 1936, y hasta la muerte del dictador en la cama de un hospital el 20 de noviembre de 1975.  Una durísima represión y un genocidio planificado, sistemático e institucionalizado que empezaron a organizar las fuerzas monárquicas, fascistas y ultraconservadoras desde 1931-1933, lideradas por el propio monarca destronado Alfonso XIII, financiadas por los poderes económicos y financieros conservadores, y contando con la bendición de las altas esferas de la iglesia católica española. Una dura e intensa represión y genocidio aplicado en todos y cada uno de los pueblos y cortijás de España. Era imprescindible, en palabras de Franco a la prensa internacional de la época, «una limpieza necesaria» para la nueva España que iba a nacer y que acababa de despertar.

Os dejamos con la tercera de las diversas reflexiones realizadas por el alumnado al respecto, así como sobre conceptos como memoria democrática, memoria histórica y Ley de Amnistía de 1977 y una pequeña entrevista realizada a sus familiares más cercanos. Como siempre, la selección ha sido difícil…

Para comenzar esta reflexión personal quiero hacer hincapié primero en qué es y cómo afectó la Ley de Amnistía de 1977, la Ley de memoria democrática y lo que para mí es la memoria democrática, ya que me parece un punto importante para conocer y saber algo del tema sobre el que hablan las personas que aparecen en los documentales que nos han propuesto visualizar para esta tarea.

La Ley de amnistía de 1977 establece, por así decirlo, el derecho a liberar presos políticos y, en su momento, el regreso a España de los exiliados durante la guerra y el franquismo. Aunque, eso sí, garantizó una seguridad para aquellos que tuvieron que ver con crímenes durante la guerra y la dictadura. Esto fue un acto muy claro de lo que se llama (y que aparece en los documentales) el «pacto del olvido», o «del silencio», queriendo decir que los hijos y los nietos de los asesinados en la época fascista, que tenían miedo a hablar, o simplemente a recordarlo por traumas, o porque prefirieran olvidarlo, debían callar y olvidar lo que ocurrió, como si no hubiese pasado nada. Esta ley también fue criticada por comparar a víctimas con victimarios, además de por proteger a los violadores de los derechos humanos.

Hablando del silencio de las personas, me gustaría introducir un pequeño paréntesis en el que poner un ejemplo: el de la película-documental «Rocío», realizada en 1980 por el director Fernando Ruiz Vergara (https://www.youtube.com/watch?v=_esOhwj6eEQ ), el cual, junto a su mujer, a finales del franquismo se dedicaban en Portugal a reproducir películas consideradas ilegales en la España de Franco. Cuando Franco murió, Fernando pensó en hacer un documental de carácter sociológico sobre el Rocío, ya que tenía por fin la libertad de poder expresarse libremente una vez muerto el dictador. Pero he ahí la contradicción, y es que el documental no sólo es eso, sino que acaba reflejando el silencio que durante tanto tiempo se impuso a la población, y que se seguía imponiendo en aquella época ya en 1980, obligando a recortar el audio de diversas escenas en las que se entrevista a gente de la localidad que descubren el nombre de la persona que organizó un fusilamiento masivo de cien personas de la región (noventa y nueve hombres y una mujer). Una persona perteneciente a una familia muy influyente en la zona desde entonces. Tanto es así que incluso se llegó a censurar y prohibir el documental en Andalucía (https://deesonosehabla.com/episodios/jornaleros-cara-a-rocio/ ).

Este inciso sobre la censura me lleva a los conceptos de Ley de memoria democrática. La Ley tiene como objetivo el reconocimiento, la reparación y la dignificación de las víctimas y desaparecidos por el franquismo. Pero lo más curioso es que esta idea de ley de memoria, en realidad la inventó Franco, según he podido descubrir a través de un artículo periodístico de los que se nos propuso para la investigación, el artículo publicado por Natalia Junquera en EL PAÍS el 1 de marzo de 2009, bajo el título «Franco inventó la memoria histórica». En ese artículo la autora descubre que esa idea de reconocimiento, reparación y dignificación para las víctimas la creó Franco en mayo de 1939, pero sólo aplicada a la gente de su bando, sólo otorgaba pensiones a las viudas de los caídos por su bando. Él mismo hizo elaborar unas listas de aquellos muertos o desaparecidos durante la guerra para recuperar sus cuerpos y darles digna sepultura por parte de sus familiares, acompañándolos con la frase: «Muerto gloriosamente por Dios y por España». De hecho se recaudaron impuestos que gravaban sobre «las exhumaciones, traslados e inhumaciones de cadáveres por la barbarie roja».

En resumen, y como opinión y valoración personal, para mí la memoria democrática es un derecho que debemos de tener todos y del que no se nos puede privar, ya que sin memoria histórica el mundo quedaría perdido en la niebla, no podríamos reconocer objetos o actos que sean propias este tipo de época a las que tenemos tanto miedo, aunque da más miedo saber o conocer sobre ellas.

Como ejemplo, o metáfora final, diría que lo mismo que recordamos lo que es y cómo se usa el tenedor o un plato, se nos haría casi imposible comer nosotros mismos si no recordáramos o no se nos enseñara a usarlos. Y no creo que queramos que nuestros mayores nos vuelvan a dar de comer como si fuéramos pequeños. Lo mismo pasa con la recuperación  de la memoria histórica, o con el hecho de votar a determinados partidos políticos.

En conclusión, me ha gustado mucho investigar y hablar con mis abuelos sobre el tema, además de aprender cosas como lo de las mujeres rapadas o los bebés robados, y para aplicarme más en la historia de España.

 

ENTREVISTA A MIS ABUELOS

A ellos, de 68 y 65 años, les pregunté sobre qué recordaban de la guerra y del franquismo, y me han dicho que ellos no lo vivieron, pero que tienen recuerdos vagos sobre lo que le contaban sus padres o abuelos. La entrevista es la siguiente:

¿Qué recuerdas, o si te acuerdas de algo que te enseñaran en el colegio sobre el tema del franquismo y la guerra civil? [Aclarar que los dos dejaron la escuela con 12 y 13 años]

SANTIAGO: Pues que sobre el 1932 1934 1936 había una República y muchas manifestaciones para quitar eso y poner una dictadura. La gente iba a la calle a quemar iglesias, a quemar cortijos… Franco puso una dictadura, entonces por aquellas fechas no podía con la República, entonces iban con camiones a las casas por la noche y mentían a los rojos, a lo que en aquellos tiempos le decían rojos, y los fusilaban al lado del cementerio, que ahora es el cementerio pero antes lo usaban de fosas… y ya después de Franco lo que hacían con los rojos eran o matarlos en la cárcel «sin querer» o dejarlos que cumplan su condena.

¿Qué conoces/opinas de la memoria democrática? ¿Qué te parece?

MERCEDES: Cuando ya nos dieron oportunidad, dejaron que el pueblo español vote y pues votamos a la democracia. Desde entonces había muchas manifestaciones políticas. Además en la calle no podías hablar nada porque te podían matar, y si eras de otras ideas u otros partido político, hubo gente que se iban de noche a Francia o por ahí arriba, porque les iban a matar. [Confunden periodos]

¿Qué opinas de la Ley de amnistía?

MERCEDES: Mal, mal, el que hace algo malo tiene que pagar por ello, da igual quien seas.

SANTIAGO: No me gusta, no me gusta, me parece muy mal.

¿Qué conocéis de las mujeres rapadas?

MERCEDES: Yo no sé qué es, sé lo que es pero no lo conozco…

SANTIAGO: Aquí en Iznalloz, las mujeres republicanas cuando ganó Franco, las empezaron a rapar y a atarlas, y se le daba aceite de ricino para que se cagaran encima y que los tonticos se rieran, pero a mi familia, a mi madre, no le gustaba que viéramos eso…

MERCEDES: Ah, bueno, niña, me acabo de acordar que la abuela «Bolicha» (la madre de mi abuelo) le cantaban una canción a las mujeres esas cuando pasaban…

SANTIAGO: Sí, era como un cántico republicano, por así decirlo…

[La canción decía así: «En la puerta de la iglesia hay una perra tendía, o la puta de la reina que estaba borracha perdía…»]

¿Conoces algún fusilamiento, encarcelamiento, fosas o robos de bebés?

MERCEDES: Sí, robos de bebés había muchísimos, sobre todo en las familias grandes, pero así un caso específico no te sé decir…

SANTIAGO: Eso te lo he dicho antes, que las fosas más o menos así que conozco es esa del cementerio viejo, los ponían en la pared del cementerio y allí los mataban.

MERCEDES: De todas formas no se pueden saber muchos más, porque como no se podía hablar, por lo de Franco… [Aquí me susurra la frase, no sé por qué, ya que estaba en su casa, pero supongo que la costumbre de antes]. Antes me contaban mis abuelos historias suyas… Mira al hermano de mi abuelo [su abuelo José Fernández, más conocido como «Pepe Bailón». No se acordaba del nombre completo ni del hermano], era republicano, era de izquierdas, entonces sabía que iban a ir a su casa para matarlo y cuando se intentó escapar lo fusilaron en la puerta de su casa. Mi abuelo decía que no votáramos nunca a derechas, que con ellos nosotros pasaríamos hambre, que votemos siempre a izquierdas.

SANTIAGO: A mí me decía mi madre que había mucha hambre, no había jabón para lavar, que había secuestros de niños y que los ponían a trabajar. En la guerra había una sirena, y cuando sonaban la gente se metía debajo del puente del tren porque las casas eran endebles… y se metían ahí porque era la sirena que sonaba cuando tiraban bombas… Ahí traían ametralladoras, tiros, bombas...

Almudena viola Rodríguez

1º de Bachillerato-B

También te podría gustar...