RESEÑA DE LA OBRA «EL CAMINO DE LA DEMOCRACIA», DE BARTOLOMÉ MIRANDA JURADO (editada por ViveLibro)

Bartolomé Miranda Jurado (2021).- El camino de la democracia. Madrid. Vivelibro.

Los primeros datos sobre esta obra nos los facilita el propio editor en estas palabras: Bartolomé Miranda Jurado… comenzó a trabajar como profesor de EGB en 1984 en distintos centros educativos, queriendo destacar, por las influencias educativas y pedagógicas recibidas en el contexto de «experimentación educativa», su paso por el CEIP Carmen Romero de Aguilar de la Frontera, entre 1986 y 1992. Desde 1991 compatibilizó su trabajo en la enseñanza con los estudios de Filosofía en la UNED de Córdoba… Desde 1999 trabaja como profesor de filosofía, primero en el IES Ategua de Castro del Río y, desde el año 2006, en el IES Francisco de los Ríos de Fernán Núñez. Ha publicado diversos artículos sobre enseñanza y otras temáticas en diferentes revistas y medios.

La obra que reseñamos a continuación plantea un detallado estudio de las diferentes formas de organización política y social del ser humano, partiendo desde el Paleolítico hasta nuestros días; y todo ello tomando como eje central del análisis el concepto de democracia, que vertebra la obra en su recorrido histórico por las diferentes civilizaciones y culturas. La obra está estructurada en un prólogo del autor y cinco capítulos.

Ya desde el prólogo, el autor retoma la tradición sobre la democracia que comenzara con Aristóteles, pasando por Kant, Maquiavelo, Rousseau, entre otros, partiendo de preguntas tan certeras como esta: ¿Qué forma de organización política puede hacer que el ser humano se sienta libre, aun viviendo con las restricciones a la libertad que la vida en sociedad supone?

Ciertamente, estamos con el autor en que democracia es mejor que dictadura, si bien ello no significa que no debamos plantearnos si hay alternativas mejores a esa democracia o si es manifiestamente mejorable, tal como la entendemos hoy. Y aquí es donde hay que buscar el germen de este libro.

La democracia primitiva es el título del primer capítulo, en el que resaltan una serie de ideas fundamentales para iniciar el estudio:

  • Tendencia hacia la solidaridad y el dominio con respecto a los demás, desde el Paleolítico hasta nuestros días.
  • Recorrido por las actividades económicas y de organización social desde el Paleolítico y la aparición de las primeras manifestaciones religiosas.
  • El mantenimiento de las estructuras sociales anteriores en el Neolítico. El liderazgo sigue siendo la base, como si fuera una especie de «democracia primitiva», si bien ya hay una mayor complejidad social, al tiempo que surgen las élites.
  • El igualitarismo social da paso a la estratificación con la aparición de las clases sociales, ya desde el Mesolítico…

En el capítulo segundo –La democracia antigua– se entra de lleno en la civilización griega, con la que aparece la llama de la democracia, cuyo concepto aclara el autor, ya que se refiere, como él mismo afirma, al “reducido grupo de ciudadanos que tiene reconocidos ciertos derechos a participar en la vida política de la sociedad en la que viven”. Acto seguido, el autor realiza un breve recorrido por la historia de Grecia y Roma.

La democracia moderna es el título del capítulo tercero, que comienza analizando el sistema absolutista desde el siglo XVI, para pasar posteriormente al proceso de las revoluciones burguesas, centrándose en la Declaración de Independencia de EE.UU y la Revolución Francesa, y así poner de manifiesto que la democracia moderna se ha ido abriendo camino desde diferentes tendencias, para consolidarse ya en el siglo XIX como un modelo de democracia liberal que ya se va aproximando a la que tenemos en la actualidad.

Se analizan también aquí las dos formas de entender la democracia, a saber, la burguesa o capitalista (con el control político de las clases poderosas) y la socialista (la que pretende instaurar el movimiento obrero).

Todo este planteamiento se verá seriamente afectado por las dos guerras mundiales; además, los movimientos revolucionarios que se produjeron tras la caída de Alemania en 1945 trajeron como consecuencia el avance del movimiento obrero, lo que llevó a los países capitalistas más avanzados a desarrollar nuevas estrategias con vistas a mejorar su sistema económico. Y así llegamos al denominado «estado del bienestar», con lo que comienza a imponerse la idea, entre estos países capitalistas, de que este es el mejor de los mundos posibles y que en esto es precisamente en lo que consiste la democracia.

Finaliza este capítulo con el análisis del deterioro de ese estado del bienestar que, como afirma el autor, a España llegó tarde, en la década de los 80 del siglo pasado, pero sin alcanzar el nivel de países tan desarrollados como Suecia, Dinamarca, Francia…

Por último, el autor pone de manifiesto los riesgos de la economía globalizada, que pueden llegar a convertir a los diferentes países en víctimas de manejos financieros y comerciales.

En el capítulo cuatro se analiza El presente de la democracia. Según el autor, “la democracia actual más avanzada se presenta como un estado liberal de derecho”, si bien advierte que es ingenuo pensar en una democracia representativa y funcional como tal, sobre todo por el sistema de elecciones y representación que poseen los ciudadanos.

A nivel mundial, son las grandes corporaciones de los sectores industriales y financieros las que realmente gobiernan el mundo. Por otra parte, se analiza también el papel de los grupos que detentan el poder social, los cuales crean estados de opinión –ideología, en palabras del autor- favorables a sus intereses y a la democracia capitalista, lo que desvirtúa el concepto de la propia democracia, ya que, según el autor, “una verdadera democracia es incompatible con el capitalismo”.

No obstante todo esto, el análisis crítico y certero que realiza el autor sobre la democracia presente está planteado desde un enfoque positivo, en la línea de que supone un avance hacia lo que él llama «la democracia de verdad», sin perder de vista sus fortalezas y debilidades.

El quinto y último capítulo lleva por título El futuro de la democracia. Una vez planteado y analizado el concepto de democracia, así como su evolución histórica, aun reconociendo la necesidad de la democracia como alternativa para solucionar los problemas de la humanidad, sin embargo el autor concede también una vital importancia al hecho de que es necesario reconocer que la democracia es algo que se construye, pese al obstáculo que suponen los grupos dominantes en las diferentes estructuras sociales.

Hay un mensaje positivo en las palabras del autor cuando defiende su tesis de que el ser humano tiene a su disposición lo que él llama «herramientas biológicas y culturales» para desarrollar sociedades en igualdad y armonía, y alcanzar una verdadera democracia, pero hace falta “que una mayoría de la población quiera y desee lograrlo”. La clave está en la evolución cultural, y no en la imposición, pues, como afirma el autor, “toda transformación social tiene que cimentarse desde la base”.

Asimismo, para alcanzar este objetivo, es necesaria una evolución social, un cambio en la mentalidad y así, cuando un sector suficientemente amplio y representativo de esa sociedad abra ese nuevo camino, el resto se verán abocados a seguirles. Para conseguirlo, el autor propone varias soluciones que deben interactuar mancomunadamente: “una mayor participación política efectiva de los ciudadanos, una mayor justicia social, un reparto del trabajo (cada vez más tecnificado) y una mejor redistribución de los recursos (riqueza social), unos servicios públicos de calidad, así como una mejor protección de la salud pública y el medio ambiente”.

Finaliza el capítulo con la certeza, por parte del autor, de que aunque el camino hacia la verdadera democracia sea difícil y presente obstáculos, no es inalcanzable, pues “no solo debemos aspirar a construir un mundo mejor, sino que es nuestro deber contribuir a ello, teniendo confianza en las capacidades del ser humano para avanzar en la civilización. No parece que haya muchas alternativas”.

A modo de conclusión final, podemos afirmar que, tal como ha argumentado acertadamente el profesor Bartolomé Miranda, la democracia no ha tenido una continuidad política a lo largo de la historia, sino que ha sido en una serie de momentos históricos concretos cuando la democracia se ha convertido en el sistema elegido para gobernar determinadas sociedades. Lo que sí podemos establecer es que la democracia es el resultado de unos procesos políticos que se originan en determinadas sociedades y en esos aludidos momentos históricos concretos, adaptándose, en la medida de lo posible, a las necesidades del contexto histórico en que se desarrolla y de la sociedad en la que se va a producir.

Asimismo, el profesor Bartolomé Miranda ha puesto de manifiesto que, cuando el sistema político es una democracia y va evolucionando, se producen nuevas fases del proceso democrático, que tienen su origen en nuevas demandas de la ciudadanía o por las transformaciones sociales, económicas y políticas que se van originando en esas sociedades. Así, las disfunciones y la falta de desarrollos democráticos en el mundo llevan a considerar que podríamos estar en unos de esos momentos históricos que requieren de una nueva fase de avance democrático, enlazando las necesidades y demandas de la ciudadanía y llevando a cabo un proceso de redefinición de la democracia que contemple, entre otros, estos objetivos fundamentales:

  • Superar el modelo neoliberal del capitalismo financiero y el riesgo de exclusión que produce.
  • Avanzar en medidas concretas que posibiliten nuevos desarrollos democráticos para alcanzar mayores niveles de igualdad.
  • Plantear una nueva fase de expansión de la ciudadanía, que haga efectiva una ciudadanía económica, garantizando un mínimo económico a todos los ciudadanos, junto a los derechos políticos y sociales que figuran en las constituciones.
  • Hacer coincidir los deseos mayoritarios de los ciudadanos que son expresados en las urnas con la agenda que desarrollan los gobiernos elegidos democráticamente.

Todo esto es necesario llevarlo a cabo porque debemos establecer el nuevo contrato social para el siglo XXI, solo así alcanzaremos lo que el autor denomina la «democracia ecosocialista», que el profesor Bartolomé Miranda considera como “una nueva forma de vivir y organizarse, basada en un mejor trato entre los seres humanos y a la naturaleza”.

Bartolomé Delgado Cerrillo
Coordinador Provincial de Lectura y Bibliotecas Escolares
(Delegación Territorial de Educación y Deporte de Córdoba)

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