Otra vez, como una llamada de auxilio de la Pacha mama, de Gaia, hubo un encuentro, aparentemente fortuito: frugal, obligado por un amor universal, el de la amistad. Se habló de los avatares laborales y familiares, sin saber que aquella misma noche donde el destino nos unió para trabajar para saber, indagar sobre las posibilidades de poder evitar una situación de catástrofe eterna, cultural, ocurriría otra vez. Sí, la construcción ambiental de la catástrofe, creada por el ser humano y a la naturalizada creencia de lo inevitable. Quizá sea el momento de seguir con el trabajo vertical de investigación y encontrar patrones. No lo sé, no tenemos ni la situación, ni los recursos, pero la llamada de auxilio de la madre naturaleza quedó ahí.