Uno de los pilares de nuestro Proyecto Educativo es el Plan de Convivencia, con un modelo de convivencia positiva que abarca diversos aspectos, pero que está sostenido bajo el enfoque de otorgar un lugar primordial a la gestión emocional del alumnado y a la práctica de la comunicación asertiva, cuando hablamos de resolución de conflictos.
El modelo de resolución de conflictos con el que trabajamos en el aula de convivencia del centro trata estos dos aspectos fundamentales y, para potenciar las dinámicas que realizamos en ella, hoy hemos comenzado a trabajar con un maravilloso recursos como es la ruleta de las emociones que permite al alumnado situarse, ubicarse, ponerle nombre a la emoción que está sintiendo en ese momento para, desde la curiosidad (una de las emociones que pueden sacarnos de la rabia o la tristeza…) comenzar a construir el relato objetivo de lo que ha pasado, sin o con los menos juicios de valores posibles.
Desde ese presente en el que nos sentimos “…. “, una vez rebajado el nivel de manifestación de esa emoción desagradable pero necesaria e indicadora de que hay una señal de alerta, viajar al pasado de la manera más objetiva y asertiva posible y construir, de la mano de la otra u otras personas implicadas en el proceso-conflicto, una propuesta de solución al mismo que sea reparadora del daño ocasionado y que comprometa a las partes a mejorar-restaurar la convivencia. Todo en un entorno de seguridad por parte de la persona adulta que inicia ese proceso de mediación.