Esta tarde toca hacer algo diferente.
Los cuadernos y los lápices se quedan dormidos en las aulas y dejamos al centro tranquilo, en silencio.
Subiendo por diferentes calles que van a desembocar a la Cueva, nos dirigimos charlando distendidamente a nuestra cita.
Más de cien personas, entre alumnado y profesorado, vamos a visitar la cueva de Miguel Cruz y Ana Úbeda en la que se encuentra la exposición de Miguel Hernández Montalbán.
En la entrada nos esperan, cogemos la llave para abrir la puerta que nos dará acceso al interior.
Pedro, el picador de cuevas, nos saluda y comenzamos a recorrerla.
Muchos de los presentes, los más mayores, empiezan a recordar su niñez, ya que todo lo que vamos contemplando les lleva a ella. Una vida difícil, sin lujos, con carencias, pero en la que fueron muy felices.
La mullida cama, los aperos de labranza, los utensilios de la matanza, los enseres de la cocina, los arreos de las bestias, ollas, platos, lebrillos, cántaras, celemines, cestas de mimbre, el candil,…
A todos se les dibuja una sonrisa al evocar esos recuerdos compartidos.
Y por último llegamos a la exposición “Forjando en femenino”, diez piezas que el autor realiza para homenajear a las mujeres.
Ha sido una actividad bonita y enriquecedora. Gracias a Mari Paz por su amabilidad. Gracias al alumnado por participar y Gracias a mis compañer@s Toñi, Alicia y Miguel por haber compartido esta tarde diferente.
Autora: Luna
Fotografías de Alodia Hernández (alumna del centro)
José Hernández Montalbán
“Forjado en femenino”
” la mujer, al igual que el hierro, ha tenido que volverse resistente y a la vez maleable para hacer frente a multitud de situaciones”
Bastante interesante y muy buenas fotos, gracias por compartirlas.