Capítulos 25 a 28 (FIN)

Capítulo XXV
Él se regocijaba con la vista de tanto cañón tomado, de tanta riqueza rescatada, y a cada nueva sorpresa se desvanecía en apologéticos comentarios de la destreza de lord Wellington, encomiando, sobre todo el providente designio del Altísimo, que como padre y ordenador de las victorias, nos había dado aquella tan completa y admirable. «Seguid en vuestra gloriosa, en vuestra santa tarea de limpiar esta cizaña, que no os faltará que hacer en algún tiempo, porque el mal se ha desatado en España y vendrán días de  sangre…»
«Además del paraíso que Dios destina a los elegidos, ha de haber otro paraíso mejor para estos mártires de la patria, para estos defensores de los grandes principios, para estos que en primera línea han peleado por la esposa de Jesucristo, para estos a quienes debe la sociedad su fundamento, para tu  virtuoso y santo padre, en fin.»

-¡Has perdido a tu padre! -prosiguió Baraona con efusión estrechando de nuevo al joven entre sus  brazos-.

-Hace tiempo que tu buen padre me habló de un dulce proyecto que me agradaba en extremo, Carlos -dijo el viejo mirando alternativamente a su nieta y al joven guerrillero-.


Capítulo XXVI
-Es preciso sobreponerse a la tristeza que esos desagradables sucesos hayan podido ocasionar a alguno de los presentes -dijo el viejo Baraona, descuartizando la pava, mientras el capellán de las monjas de Santa Brígida aplicaba su nariz a la boca de las botellas para ver si era justa la fama de las bodegas del señor canónigo.

-Su muerte -dijo Baraona llenando los platos de los demás- debe quedar en la memoria de los buenos hijos de España como un recuerdo santo.

-Tan infame mote -afirmó Baraona frunciendo el ceño y apretando el puño- será escrito con sangre en la frente de los que lo inventaron. -¿Saben cómo les llamo yo? -dijo Baraona con violenta cólera y dando fuerte golpe en la tierra con la botella que en su mano tenía-. El recuerdo del noble mártir que ha subido al cielo…

-¡Oh, sí! -exclamó Baraona, acudiendo en auxilio del capellán de monjas, que se había quedado ya sin pechuga y sin lengua-. Parecía persona de calidad, y al punto comprendieron Baraona y sus amigos que era una víctima del día anterior.

-Así es, en efecto, señora -repuso Baraona.


Capítulo XXVII
-Bien, Genara -dijo Navarro-.

-Aquí es -dijo Navarro viendo la barraca-. 

-Navarro, Navarro, defiéndeme -exclamó con angustiosa voz, corriendo a arrojarse en los brazos del guerrillero y dejando caer en el suelo las viandas que llevaba.

Llegose a él Navarro, dejando atrás y a regular trecho a la atemorizada joven y le observó con calma.
-¿Conmigo?… ¡ah, ya! -añadió Navarro flemáticamente-.

-¡Que eres un farsante, un embustero! -exclamó Navarro perdiendo la serenidad.

-Si yo fuera tú, te delataría… -dijo Navarro dando un paso hacia adelante-. Navarro, recogiendo del suelo lo que había caído, lo arrojó a los pies de Monsalud, que no hizo ademán alguno, dando a entender que no recibía limosna.
-¡Yo delatar! -exclamó Navarro-. Volvieron la espalda Navarro y Genara. -Detengámonos -dijo Navarro a su presunta consorte-.

Genara y Navarro llegaron al fin.


Capítulo XXVIII
Navarro a Monsalud:
-Renegado -exclamó Navarro-, estamos en el campo del convoy.

-No me insultes, no eches más ignominia sobre mí -dijo Monsalud con emoción profunda, y antes que colérico, conmovido y sin aliento-.

-¡Qué miserable cobardía! -exclamó Navarro acompañando sus palabras de un enérgico gesto-.

-Vamos a donde quieras -murmuró Monsalud dando algunos pasos-.
-Gracias, muchas gracias -dijo Monsalud, bebiendo con febril ansiedad en una taza que le presentaron.

-Fernando Navarro, amigo de su familia de usted, ha sido asesinado por los infames renegados. -¡Asesinado! -repitió sordamente Monsalud, engullendo el pan y las magras que le dieron-. -¡Al infierno! -balbució Monsalud-.
Monsalud, sacudido por viva excitación nerviosa, se levantó del suelo en que yacía.

Soldevilla -dijo Navarro con ironía semejante a la del diablo cuando sonríe a las almas en el momento de cargar con ellas-.

-Buen caso haría yo de las hipócritas palabras de ese necio -dijo Navarro sin disimular su ira-.

(Alba Martínez Jiménez, 1º bachillerato)

Capítulos 13 y 14

Capítulo 13
El texto describe a Fernando Navarro, es hombre singular que es conocido en la Puebla. Vivía en una casa de campo y se ocupaba de limpiar su espada, mientras su ayuda doméstica, doña Perpetua, le observaba . Es descrito como un hombre de más de 60 años, de estatura elevada y proporciones corporales adecuadas . Es arrogante a pesar de su edad y tiene una expresión insolente y vanagloriosa, lo que le ha valido el apodo de «Garrote». Se siente superior a los demás y le encanta ser el centro de atención.

Capítulo 14
Un joven que se acerca respetuosamente a su padre y una anciana, y cómo Fernando, el padre, mira con orgullo a su hijo. Luego entra un cura llamado Garrote, quien se entusiasma al hablar sobre la lucha contra los franceses, quienes han llegado para arrebatarles su rey, patria y religión. El cura dice que ha dedicado su vida a la honra del rey, la nación y la religión, y que ahora, aunque tarde, ha decidido unirse a la lucha. El cura dice que ha dedicado su vida a la honra del rey, la nación y la religión, y que ahora, aunque tarde, ha decidido unirse a la lucha.

(Juan Pablo Navarro Jiménez, 1º bachillerato)

Capítulos 11 y 12

Capítulo XI
Navarro asesina al guerrillero de Andía. Navarro les aplacaba y despedía uno por uno, logrando al cabo quedarse solo con la víctima. Más abrumaba a Monsalud la nobleza que demostrara en la referida ocasión su enemigo que los insultos con que le vituperó poco antes.
Apenas dieron algunos pasos en la dirección que indicara Navarro marchando delante, cuando se vieron detenidos por media docena de franceses, borrachos todos como cubas, los cuales reconociendo al punto a Monsalud, le rodearon, y con gritos y vociferaciones del peor gusto le saludaron.

Capítulo XII
Son los corruptores del linaje humano, como dicen Jean-Jean y Plobertin, que presenciaron la revolución francesa. Doña Fermina ocultó el rostro entre las manos. -Señor cura guerrillero -añadió el joven con insolente sarcasmo-, cuidado no le cojamos a Vd. Doña Perpetua se levantó de su asiento como una estatua que de súbito cobra vida para aterrar a los hombres. «Vendré a rescatar a mi madre de las garras del demonio, para llevármela a Francia. Madre, adiós, adiós… Escribiré desde Francia.»

(Alba Martínez Jiménez, 1º bachillerato A)

Capítulos 23 y 24

Resumen capítulo XXIII: Hubo una gran cantidad de personas heridas que fueron asistidas con lo que tenían en ese momento. Cuando emprendieron el camino comenzó a haber una gran confusión ya que la ruta sería por Salvatierra y Pamplona. Se agotaron las necesidades básicas.

Resume XXIV: Los ingleses llegaron enfadados y con ganas de guerra. La menor resistencia suponía la muerte. Había personas que preferían la muerte. Las familias eran desgraciadas debido a su situación extrema. Por otro lado, lo que había recogido gran cantidad de dinero comenzaron a cambiarlo por oro con los ingleses.

(Ana Urbina Márquez, 1ºbachillerato B)

Capítulos 17 y 18

17. Este capítulo presenta a Carlos Navarro y su padres, D. Fernando Navarro, conocido como Fernando Garrote. Los Navarros son conocidos como hombres fuertes y pegajosos, y han recibido este apodo por su tendencia a dominar a los débiles. D. Fernando vivía en una casa de campo, pero decidió cambiar de vida y trasladarse a la Puebla, donde vivía con su hijo y un pariente pobre. D. Fernando está sentado en un sillón de vaqueta, frotando la hoja de una espada toledana. Sin embargo, la vieja lo llama «hombre sin entrañas» y lo acusa de haber pedido su conciencia debido a su relación con al hija del Riojano hace 22 años. 

18.  Describe una conversación entre dos personajes, Salvador y Fernando Garrote. Salvador aparenta estar ebrio y Fernando Garrote se muestra compasivo hacia él. Sin embargo, cuando descubre que Salvador es un joven que sirve en el ejército francés, su actitud cambia, así como su papel en la guerra. A su vez, Salvador se muestra desafiante y cínico sobre la guerra y la religión. Finalmente describe a Salvador como desgraciado.

(Juan Antonio Pozo Carmona, 1º bachiller B)

Capítulos 21 y 22

-Capítulo XXI-

Se describe la vida de D. Fernando Garrote. Su vida ha estado siempre rodeada de desgracias y de lamentables acontecimientos, que lo han acompañado hasta el final de sus días. Ha presenciado todos los furores del ser humano.

Después se narra la marcha de un largo convoy, que toma los caminos reales, con tal de huir a Francia. El convoy se encuentra detenido debido a que se encuentra batallando en diversos pueblos que hacía que no les permitiera pasar.

-Capítulo XXII-

Los integrantes del convoy trazan una ruta desde el camino real de Miranda hasta Vitoria, a orillas del Zadorra. Se narra, además, las características de la guerra: los equipajes, los coches, los botiquines representan la vida y la muerte. Las ruedas se rompen y todos se bajan del convoy.

(Javier Seoane Álvarez, 1º bachillerato B)

Capítulos 19 y 20

Don Fernando Garrote, junto a su hijo y el cura Respaldiza estaban encerrados en la zona de los calabozos, con una muchedumbre de gente queriendo tirar la puerta abajo para acabar con ellos, durante este tiempo de espera en, sabiendo que les espera la muerte, o al menos a Garrote, tienen una conversación con el cura, sobre su fe, su manera de ver el mundo y sobre el mas allá, acabando en la conclusión de que allá donde vallan al morir, tienen fe que sera un buen lugar, acabando el capitulo con la muchedumbre a punto de entrar.

El capitulo 20 comienza hablándonos desde la perspectiva del otro lado de la puerta, como están intentando entrar, para acabar con Garrote en nombre de la nación francesa, contándonos los esfuerzos que realizan para entrar. Salvador consigue entrar en los calabozos y reunirse con el desamparado grupo, y Garrote, sin ninguna disposición a morir des honradamente, le pide un arma a Salvador para quitarse la vida, y así cuando entra la multitud lo encuentran muerto con la cabeza volada.

(Marcos Ramírez Macho, 1º bachillerato B)

Capítulos 15 y 16

El cura habla con Garrote sobre diferentes temas como la muerte cuando ven a lo lejos a un francés estuvieron un rato pensando en que hacer cuando decidieron afrentarlo cogieron el fusil y le dispararon justo en la espalda fueron hacia el y lo capturaron pero un rato después fueron nuestros dos protagonistas los capturados y llevados a Ariñez como prisioneros.

 En Ariñez como prisioneros tuvieron  varios lances importantes  con franceses y españoles afrancesados y tuvieron que hacer varios trabajos forzados por los que se quejaron bastante , más tarde  hablaron con Salvador Monsalud un hombre que reconoció al cura porque vivía en un pueblo próximo.
(Diego Pintado, 1º bachillerato)

Capítulos 9 y 10

En el capítulo noveno se narra la historia de como un hombre llamado Salvador engaña a su amada sobre que no está en el ejército francés. Ambos charlan a través de la verja que los separa y ella le hace prometer que él no se había aliado al ejército enemigo. Él, para no decepcionarla le miente. El problema viene en el siguiente capítulo cuando aparece una persona.

En el capítulo décimo, aparece Carlos Navarro. Éste es un guerrillero español que le es fiel a la patria. Se encuentra con Salvador y comienzan a discutir, ya que Salvador había cometido alta traición. Estaban peleando cuando del otro lado aparece Genera, y cuando ve el uniforme de su supuesto amado, lo llama traicionero y pide al guerrillero que lo mate sin piedad.

(Daniela Martín Paque, 1º bachillerato)

Capítulos 5 y 6

En este capitulo habla acerca de Salvador, un joven español afrancesado que lucha durante la invasión napoleónica en las filas de Jose Bonaparte. Cuando este llega a la casa de su tío , acaba discutiendo con los allí presentes a cerca de su posición abandonando a su patria para unirse a los franceses, Salvador acaba yéndose de la casa.

En el sexto capitulo nos habla que al día siguiente de lo ocurrido en la casa de Salvador, la monarquía francesa acaba abandonando Madrid llevándose con ellos todo los objetos, provisiones y pertenencias que habían traído con ellos, ademas de una gran cantidad de las riquezas que en España habían como las pertenencias de las vírgenes o principalmente las obras de arte. El resto del capitulo nos habla de la vuelta de estos a Francia.

(Rodrigo Luque Belloso, 1º bachillerato)