LA QUEJA NO ES BUENA, NI MALA: ES IMPRESCINDIBLE

La interacción comunicativa en un grupo de profesorado en una aplicación de mensajería instantánea me ha conducido a una reflexión un poco más profunda y por tanto a un claro aprendizaje:

La queja no es buena ni mala: es imprescindible. Nuestra niños y niñas necesitan quejarse y nosotros que lo escuchemos activamente. La queja es una señal. Si un chavea de infantil llora, algo le pasa (de infantil y de la Universidad). Si las familias se quejan del exceso de tareas, algo pasa, si el profesorado alza su voz por la falta de recursos o el exceso de burocracia es que algo está pasando que deberíamos corregir.
Es más si la queja proviene de alguien que se sabe a ciencia cierta que le das un palo y una piedra y construye escenarios de aprendizaje espectaculares, entonces con más atención hay que escuchar.

Ojalá, que que todas y todos los profes que vinieran a las actividades formativas del CEP fueran igual de quejicas. Claro, con la seguridad que aporta hacer las cosas con profesionalidad en sus lugares de trabajo. El día que llegue a un cole llenos de Cármenes y Luises y todos quejándose a la vez, creo que reiría como un loco durante horas. Sabría que nuestros niños y niñas estarían más cerca del éxito educativo total. Sí, si ustedes quejaros que sé que con una piedra y un palo construís maravillas.

Pero no es una excusación. Voy a presentar algunas premisas y corolarios consecuentes. ¿Sabéis cuando aulas tienen pizarras digitales inútilizadas? ¿Sabéis cuál es la mochila ambiental de cualquier aparato electrónico? ¿Sabéis cuantas veces he visto el algoritmo de la división escrito en pizarras clásicas(que me encantan) con pizarras digitales apagadas? ¿Sabéis cuántos crucifijos he visto aún colgando de clases de la escuela pública donde hay niños y niñas de otras confesiones? ¿Sabéis cuántos institutos prohíben aún el uso de Smartphone en clase?

Nos enseña la ciencia que los escenarios de aprendizaje a más duraderos y llenos de estímulos, de más calidad son. La ventana abierta que suponen los recursos digitales es sin duda una de las mejores mediaciones que existen hacia la asimilación y acomodación de conocimientos. Y por tanto, la adquisición de las consabidas competencias. Que menos que para cualquier escenario de formación del profesorado se faciliten esas herramientas, o al menos se aseguren que estén (primera premisa). Hay una cuestión fundamental en la formación del profesorado ¿Cuál es su finalidad principal?. Tanto en el espíritu del tercer plan de formación, como en mi firme convicción pedagógica, tengo claro cual esa finalidad: conseguir el éxito educativo de todo el alumnado (segunda premisa). No, no es conseguir el sexenio del nadie, ni que alguien se divierta con gamificaciones: razones muy loables, por otra parte.

La primera vez que organicé una actividad formativa en el CEP, alguien que iba a venir a esa actividad me advirtió que tuviera preparado los recursos suficientes, que encima que era una obligación prescriptiva de la administración (para el sexenio), no iba a poner él sus propios recursos. Como era una queja perteneciente al imaginario común sobre el CEP que todo el mundo hacia propia, pues yo tuve preparado todo: los portátiles del CEP, pedimos a El Ejido, lo que se llama liarla parda, sin escatimar esfuerzos. Llegado el momento, el profesor que se quejó traía su propio laptop, lógico. La mayoría no, usó los portátiles con linux. Y sí lo que os podéis imaginar, ni me acuerdo de que se trataba aquella actividad formativa, pero estuvo bastante bien porque enseñamos a encender el ordenador, la diferencia entre navegador y sistema operativo, algunos paquetes informáticos interesantes para la pizarra digital…Aquel profesor que se quejó, a su vez se quejó que los objetivos de aquella actividad no se habían cumplido. Que si la administración era esto, o era aquello. En un momento dado le pregunté que si venía de colegio privado: no, venía de la pública. Y tuve un primer aprendizaje. Cuando la queja viene de la cultura del cortijeo, trátala en su justa medida. Hay quien cree, y eso es transversal que las aulas y colegios son cortijos propios y no administración pública. Hacer caso a la queja literalmente sin procesarla puede llevarte a diseñar escenarios de aprendizaje profesional contrarios a los que se pretenden (tercera premisa).

Corolario: ¿Se deben diseñar actividades formativas sin sentido, es decir, sin buscar la aplicación en el aula de alguna manera? ¿Debe el CEP proporcionar herramientas que luego están prohibidas en los institutos?¿Esa prohibición se debe trasladar a las actuaciones formativas? Ya no es que el CEP facilite si no que prohiba que nadie traiga su móvil a los cursillos del CEP no vaya a ser que me hagan una fotografía y realicen un montaje malicioso. Hay unan cuestión en nuestra autoevaluación que nos preocupa como ETF. Cuando el profesorado disfruta de una actuación formativa con juegos, asambleas, grupos interactivos, con el esfuerzo que eso conlleva ¿se lleva al aula? Y por fin, ¿que se facilite ordenadores con linux garantiza que se sepa usar como herramienta de aprendizaje en el aula? Todo el profesorado ha pasado por la experiencia 2.0, por lo formación de pizarras digitales ¿Qué de eficiente fue aquella formación? Recientemente, he leído una investigación sobre la eficacia de que se dieran ordenadores en su momento. Las competencias digitales por parte del alumnado se desarrollaron en aquellas clases en las que se usaba ese ordenador y no lo fue tanto en las que no se usaba. Y no de cualquier manera, si no con metodologías diferentes a la magistral.

En cuanto a la queja sobre que la administración debe facilitar lo imprescindible para poder trabajar las competencias prescritas por ley, no sólo es una queja necesaria si no que hay que trabajar para conseguir ese objetivo. Un centro de profesorado no debe ser un centro prioritario a la hora de dotar de los recursos digitales, al contrario debemos ser los últimos: primero los centros donde están la razón de ser de un CEP, donde está el alumnado. En esa filosofía nos movemos, no tenemos ni si quiera pizarra digital. Es el centro la unidad básica para formación del profesorado, así lo dice el tercer plan de formación y es con aquellos recursos con los que tenemos que trabajar. Lo ideal sería usar los laptop que allí hay, y todos sabemos lo que eso implica, tanto para el profesorado, como para las asesorías.

Disgrego ahora la queja instalada en el imaginario común sobre que la supuesta administración diferente a la propia, de que el CEP tiene que facilitar los recursos para su propia formación. Primero, interpreto que hace falta hacerlo porque no se tiene laptop propio, o porque supone un fastidio transportarlo, siempre es más cómodo el propio. Siempre he admirado aquellas personas que tiene facilidad para trabajar con herramientas diferentes a la propias. Quizá por mi leve dislexia, o manía, siempre escribo con mi pluma, o con mi propio lápiz con punta 0,7, me sale una letra fatídica con otra instrumento que no sea el mío. No te cuento con otro ordenador, me desespero. Esta dimensión de la queja si está en nuestra manos y en la medida de lo posible tratamos de cubrir esa necesidad. La otra dimensión de la queja puede ser el de protesta, el que exige tener lo necesario para trabajar cómodamente, no sólo en la formación sino en su propio centro. Legítima queja que no está está en manos del CEP solucionar aunque trabajamos para evolucionar, por supuesto.

Cualquier actividad formativa que se realice tiene una finalidad la integración en las competencias docentes de lo aprendido. Si tuviéremos laptop apple de última generación sólo para satisfacer a nuestros usuarios principales ¿cómo aplicarían lo que aprendieran con estos aparatos en los centros? Sólo seríamos pura apariencia, algo fuera de la realidad y el sentido de todo CEP que son los niños y niñas se perdería.

Así que sí, recomendamos que el que pueda se traiga su propio laptop, que tiene configurado a su manera, que conoce; con el que estará más cómodo, que suele usar para programar, buscar información, que suele usar en clase, entrar en séneca, etc. Quien no pueda, no quiera o se le haya olvidado pues allí tenemos recursos, no mejores a los que tienen en los centros, diría que más antiguos y peores, pero que cumplirán con la función que se requiere.

Updated: 28 abril, 2018 — 22:29

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