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Consumo de insectos en la UE.

Hasta hace poco, el consumo de insectos no tenía apoyo legislativo en la UE a pesar de que algunos países como Bélgica sí autorizaban la venta de un número determinado de especies. Gusanos, grillos, escarabajos, orugas, avispas, hormigas, langostas, saltamontes o moscas domésticos son algunos de los que mayor potencial tiene como alimento, según la FAO. Desde finales de 2015 han entrado a formar parte de la categoría de «nuevos alimentos» en la UE y, por tanto, su empleo queda regularizado. Aun así, estos cambios serán aplicables a finales de 2017.

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Cómo leer la etiqueta de los huevos.

embryo-544192_1280La Organización Interprofesional del Huevo y de sus Productos inició en enero la campaña «El huevo, de etiqueta» para explicar a los consumidores qué cuenta el código impreso en la cáscara

El huevo es un alimento con una importante presencia en la dieta. Por su versatilidad, resulta un producto apto para numerosas preparaciones culinarias. Por eso, en el momento de su compra, el consumidor debe ser capaz de leer su etiqueta y entenderla. El etiquetado, por tanto, debe ser simple y claro. En los últimos años se han hecho importantes avances, ya que cada vez más se buscan términos breves y de fácil comprensión. Desde enero en España, la Organización Interprofesional del Huevo y de sus Productos (INPROVO) lleva a cabo la campaña «El huevo, de etiqueta«, con el objetivo de explicar a los ciudadanos «cómo identificar las garantías del Modelo Europeo de Producción de huevos en el marcado y etiquetado». El artículo explica en qué consiste esta iniciativa, cómo acerca el Modelo Europeo de Producción al consumidor y qué dice la etiqueta sobre el huevo.

Por norma, los huevos que se comercializan en la Unión Europea vienen con un código impreso en la cáscara que permite rastrear el producto desde su origen, como la ubicación de la granja de la que procede hasta el final de la cadena de comercialización, cuando llega al consumidor. Es decir, este método de marcado posibilita conocer quién, dónde y cómo se ha producido el huevo. Pero, además, ofrece datos sobre el consumo preferente, el régimen alimenticio de las gallinas y el lugar donde se han empaquetado. Este sistema de trazabilidad implantado en la UE facilita la identificación y el registro de cada producto a lo largo de toda la cadena alimentaria. Además, esta técnica de marcado y etiquetado ayuda a actuar de manera rápida en caso de que se produzca alguna incidencia, ya que el origen del problema se puede localizar y se pueden tomar las medidas correctoras oportunas.

Dar a conocer este sistema al consumidor es tan o más importante como implantarlo. Con este objetivo, INPROVO lleva a cabo desde el pasado mes de enero y hasta 2016 la campaña «El huevo, de etiqueta», que el pasado 25 de marzo llegaba a Cataluña.

Acercar el Modelo Europeo de Producción al consumidor

La campaña «El huevo, de etiqueta» informa al consumidor sobre el sistema de producción de huevos y cómo leer la información del código impreso en sus cáscaras

Desde que sale de la granja hasta que llega al consumidor, el huevo recorre un camino en el que están implicados productores, granjeros, veterinarios y transportistas, entre muchos otros. En la UE, la producción de huevos destinados al consumo humano se rige por el Modelo Europeo de Producción. Con el fin de informar a los ciudadanos y líderes de opinión sobre el sistema de producción de huevos en la UE y sobre cómo leer el marcado y etiquetado del huevo, INPROVO recorrerá, a lo largo de este año y el próximo, toda España apoyándose en boletines, folletos, vídeos o redes sociales.

En concreto, quiere dar a conocer el Modelo Europeo de Producción, que es considerado como «la normativa más exigente del mundo» en materia de producción de huevos. Este sistema está formado por normas que incluyen el bienestar animal, la sanidad animal, la seguridad alimentaria y el respeto al medio ambiente.

Así, el consumidor puede saber más acerca de las distintas formas de cría de las gallinas ponedoras:

  • En jaulas. Viven en pequeños grupos para simplificar el control sanitario. Las jaulas son fáciles de limpiar y permiten el acceso directo de las gallinas a la comida.
  • En el suelo. Comederos, bebederos y nidales forman las naves donde se encuentran las gallinas, que tienen libertad para moverse.
  • Camperas. Similar a las anteriores, esta forma de cría deja a las ponedoras acceso al aire libre donde picotean y escarban en el suelo.
  • De producción ecológica. Además de criarse al aire libre, su alimentación se realiza con pienso procedente de la agricultura ecológica.

Otro de los principales objetivos es que el consumidor sepa leer y entender la etiqueta y comprenda qué significa el código que llevan impreso las cáscaras de los huevos.

  • Elprimer dígito (empezando por la izquierda) es un número que da información sobre la forma de cría.
    • 0, producción ecológica.
    • 1, procedente de gallinas camperas.
    • 2, criadas en el suelo.
    • 3, criadas en jaula.
  • Dos letras, que corresponden alpaís de la UE de donde proceden los huevos (ES, España).
  • Ocho dígitos: los dos primeros identifican la provincia; los tres siguientes, el municipio donde se encuentra la granja; y los tres últimos reseñan cada granja dentro de la localidad.

http://linoit.com/users/rgarval517/canvases/Etiqueta%20de%20los%20huevos.

Qué cuenta la etiqueta de los huevos

Cuando se compran huevos, hay que fijarse en la etiqueta y en la información que contiene.

En los envasados, se debe comprobar que indica la fecha de consumo preferente, su categoría, el peso del huevo, el centro donde se han envasado y clasificado, la forma de cría de las gallinas y las recomendaciones sobre cómo conservarlos, según INPROVO.

Para los vendidos a granel, los establecimientos autorizados también deben informar de todos estos parámetros a los consumidores y asegurar su procedencia. Además, deben ir acompañados de una referencia sobre el modo en que deben conservarse, es decir, indicando que deben mantenerse refrigerados después de su compra.

Toda esta información debe estar en un lugar visible. La trazabilidad, es decir, poder seguir el rastro del huevo desde la granja hasta su consumo a través de todas las etapas de producción y distribución, es fundamental para encontrar posibles puntos frágiles que puedan poner en riesgo su consumo.

Este artículo lo puedes ver en: Eroski Consumer.

La eficacia preventiva del lavado de huevos.

eggLa calidad microbiana de los huevos de consumo ha sido una preocupación importante desde que la causa principal de las infecciones de origen alimentario ha sido relacionada directamente con Salmonella enteritidis y con el huevo de gallina. La presencia de este microorganismo se asocia con la existencia de gallinas portadoras, que liberan el microorganismo en el interior del huevo, y con la existencia de la bacteria en la materia fecal de los animales.

Como sistema de prevención, hace mucho tiempo que se ha hablado del lavado del huevo para eliminar los potenciales patógenos. Incluso, en el entorno doméstico, hay muchos consumidores que consideran el lavado del huevo de gallina como una medida higiénica fundamental.

Además de ésta, ha habido diferentes estrategias para intentar solucionar el problema, aunque ninguna medida preventiva se está mostrando aún suficientemente eficaz. Por ello, se han evaluado y estudiado diversas aproximaciones que limiten la presencia de patógenos y reduzcan el riesgo.

Estructura del huevo

El huevo no posee una estructura simple, aunque aparentemente esté sólo formado por una cáscara, yema y clara. Todas sus estructuras han ido evolucionando para permitir su funcionalidad, es decir, llevar a buen término el desarrollo de un embrión de ave. No obstante, existe un peligro potencial, la posibilidad de que el interior del huevo se llegue a contaminar, lo que comprometería la vida del embrión o facilitaría la alteración del huevo como alimento.

El mantenimiento de la cutícula evita el paso de microorganismos patógenos al interior del huevo La cáscara es totalmente porosa, permitiendo de esta manera que pueda haber un intercambio gaseoso a su través. Estos poros no son de pequeño diámetro, más bien al contrario, lo que permite perfectamente el paso de microorganismos. Por ello, existe una estructura de tipo proteico denominada cutícula, que recubre la totalidad de la superficie externa de la cáscara. Esta cutícula posee un aspecto similar al de una esponja, lo que facilita el paso de aire pero impide la entrada de microorganismos.

Mientras la cutícula permanezca intacta, los microorganismos no podrán entrar en el interior del huevo, por lo que todas aquellas medidas que la mantengan intacta garantizarán la seguridad del producto. Es por ello que el lavado, la abrasión, los golpes, la desecación y el envejecimiento, entre otros factores, pueden ocasionar la pérdida de la capa protectora.

Medidas preventivas

Aunque el huevo permanezca con su cutícula intacta, puede ser que la cáscara se encuentre contaminada externamente. Esta situación nos da un riesgo añadido, puesto que al tocar la cáscara con las manos, con las superficies, o al cascar el huevo, puede que parte de los microorganismos de la superficie pasen a los alimentos, con el consiguiente peligro.

La manera en como se ha abordado el problema ha sido diferente según los países. En Estados Unidos, Australia y posteriormente en Japón, se procedió a permitir medidas de desinfección de la cáscara, como el lavado con sustancias desinfectantes e incluso con un posterior parafinado. Este tipo de actuaciones facilitan la eliminación de microorganismos al tiempo que la parafina tapona los poros, por lo que el producto no se deshidrata. No obstante, esto da lugar a problemas, ya que la presión en el interior del huevo suele aumentar con el envejecimiento, produciendo olores extraños.

Sin embargo, en la Unión Europea, no se admite esta práctica, siendo obligado el desarrollar medidas preventivas durante la producción animal y la producción de alimentos.

Ante la prohibición de las medidas de desinfección directa, la Unión Europea ha procedido a estudiar estrategias que lleven a eliminar la presencia de Salmonella en las granjas de aves. Para ello, como primera medida, se ha obligado a que todos los progenitores están completamente libres de este microorganismo. De esta forma, si no existen portadores, la descendencia estará libre en el momento de su nacimiento. Posteriormente, se están llevando a término los estudios necesarios para recomendar técnicas de detección de patógenos en piensos y en heces de pollo y gallina, lo que permite detectar y eliminar a los animales portadores que se encuentren en producción. Con esta política se pretende que en un plazo de tiempo razonable las producciones europeas posean una mínima contaminación.

El lavado como solución inmediata

Recientemente, varios estudios han mostrado que algunos desinfectantes del lavado pueden causar daño físico a la superficie del huevo, rompiendo la cutícula de la cáscara. Esto conlleva una pérdida de la protección natural, lo que puede permitir la entrada de patógenos, con el consiguiente incremento del peligro de contaminación por otros microorganismos que se encuentren en el entorno del producto.

A pesar de estas consideraciones, los resultados de los estudios sobre el lavado son inapelables. Mientras que la superficie de un huevo normal puede tener un nivel de contaminación en la totalidad de su superficie de 9500 bacterias totales, tras el lavado, este recuento de reduce hasta 15 bacterias totales por huevo.

Considerando huevos con elevada contaminación de Salmonella, en todos los casos, se trata de producto manchado con restos de materia fecal. En esta situación, los niveles de contaminación detectados suelen ser superiores al millón de células por huevo. Tras el lavado, los niveles detectables están entorno a 100 salmonelas totales. Estos microorganismos no son detectados en el interior del huevo durante el resto de su vida comercial, por lo que es recomendable el empleo de amonio cuaternario o derivados clorados.

La no entrada de microorganismos en el interior se consigue gracias a que la cutícula se mantiene. Para ello, no deben ser empleados productos abrasivos, ya que el roce continuado con elementos que rallen la superficie del huevo sí eliminarán la capa protectora. Por este motivo, el lavado con desinfectante en frío puede conseguir unos buenos resultados.

ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS

La porosidad de la cáscara y la cutícula puede favorecer la entrada de patógenos en el huevo.

Los resultados obtenidos a partir de los distintos estudios en marcha permiten presentar un conjunto de recomendaciones interesantes. En primer lugar, la evidencia de que la presencia de elevadas concentraciones de Salmonellase asocia a la existencia de materia fecal en la superficie de las cáscaras nos ha de llevar a rechazar cualquier huevo manchado.

Asimismo, si se adopta el lavado doméstico como medida protectora, éste no deberá realizarse sólo con agua o con estropajos. Se deberán lavar sólo huevos limpios, no manchados, mediante inmersión y con una solución acuosa de un desinfectante, preferentemente hipoclorito (lejía), durante un mínimo de 5 minutos.

Este artículo lo puedes ver en: Eroski Consumer.