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Diferencias entre fecha de caducidad y consumo preferente.

  • Fecha de caducidad: a partir de ella, el producto no se debe ingerir, ya que no es adecuado para el consumo. No obstante, se puede consumir el producto hasta el mismo día en el que aparece la fecha. Se utiliza en productos muy perecederos desde el punto de vista microbiológico: leche, yogur y cremas pasteurizadas, carnes y pescados, mariscos,…  Son alimentos de elevado riesgo que pueden suponer un peligro para la salud tras un periodo corto de tiempo. Se indicará la leyenda «Fecha de caducidad» seguida de la fecha (o la indicación del lugar donde se especifica), que consistirá en día, mes y año, en este orden. Estas informaciones deberán completarse con una descripción de las condiciones de conservación del alimento.

  • Consumo preferente: tiempo en el cual el producto sin abrir mantiene sus propiedades en condiciones adecuadas de conservación adecuada. Pasada esta fecha, la calidad del producto puede disminuir, pero en ningún caso conlleva problemas para la salud. Se utiliza en alimentos con poca agua: aceite, legumbres, cereales, purés, sopas, latas y cajas de leche esterilizadas y en huevos. Se comunicará precedida de «consumir preferentemente antes del…», cuando se especifique el día, o «consumir preferentemente antes del fin de o de finales de…», en los demás casos. Si fuera preciso, esta información deberá completarse con las condiciones de conservación que deben respetarse para asegurar la duración indicada. La fecha estará compuesta por la indicación clara y ordenada de día, mes y año. No obstante, en los alimentos cuya duración sea inferior a tres meses, bastará con indicar día y mes. Para intervalos de duración entre tres y dieciocho meses, bastará indicar mes y año. Por último, para alimentos cuya duración supere los dieciocho meses, bastará con indicar el año.

Algunos alimentos no requieren indicaciones de fecha de duración, como frutas y hortalizas frescas sin procesar, vinos, productos de panadería de consumo inmediato, sal de cocina y vinagres, azúcar, productos de confitería elaborados casi de forma exclusiva con este ingrediente o gomas de mascar.

En ambos casos, caducidad y consumo preferente, la fecha indica el momento concreto en que termina el período de comercialización de un producto y, por tanto, de su retirada de las estanterías. Conviene saber que si una persona adquiere un alimento «pasado de fecha» tiene derecho a que el vendedor se lo restituya por uno cuya fecha de caducidad o de consumo preferente no haya pasado.

La normativa vigente relativa al etiquetado y presentación de productos alimenticios (Real Decreto 1334/1999) establece la obligatoriedad de incluir en el etiquetado del alimento la información relativa a la vida útil del producto, entendida como el tiempo que transcurre desde su elaboración hasta su deterioro, y determinar el período anterior a la fecha de duración mínima (consumo preferente) o a la fecha de caducidad.

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«Efecto cóctel» de sustancias químicas.

La EFSA propone métodos para evaluar la exposición de las personas a múltiples sustancias químicas a través de los alimentos.

Hasta hace poco, la mayoría de los estudios toxicológicos se referían sobre todo a los efectos de la exposición a sustancias químicas individuales, es decir, para un solo producto químico. También la legislación europea sobre productos químicos se ha basado siempre en las evaluaciones llevadas a cabo en sustancias individuales.

Sin embargo, la exposición a través de la alimentación no es, en muchos casos, a un solo producto químico, sino a mezclas de sustancias que pueden encontrarse en el agua o el aire, por lo que tanto las personas como su entorno están expuestas a una amplia variedad de sustancias. Este es el motivo por el cual expertos y gestores del riesgo abordan cada vez más el problema, con el desarrollo de programas de investigación y de nuevas metodologías.

Los expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han empezado a realizar nuevos enfoques para evaluar los riesgos que suponen para las personas y el medio ambiente la exposición a múltiples productos químicos en la cadena alimentaria. En concreto, lleva a cabo métodos de evaluación de la toxicidad combinada de grupos de plaguicidas y contaminantes.

Conocer y comprender mejor cómo actúan los compuestos químicos combinados es algo que los expertos consideran una labor compleja debido, sobre todo, a que el número de combinaciones es infinita. Uno de los objetivos del trabajo de la EFSA es crear un grupo de trabajo para elaborar una guía dirigida a armonizar las metodologías que permitan evaluar los riesgos humanos y ecológicos que provocan las múltiples sustancias químicas.

El enfoque que había hasta hace poco sobre el análisis de «sustancia por sustancia», por tanto, ya ha sido cuestionado y se ha considerado insuficiente para evaluar los efectos combinados de las sustancias. Además de necesitar más investigación para mejorar la predicción de la toxicidad de la mezcla de químicos, también se precisan mejoras en las prácticas de evaluación del riesgo actual.

Todo ello debe contribuir a mejorar la comprensión sobre los efectos de las mezclas químicas, conocido también como el «efecto cóctel». Desde un punto de vista toxicológico, la metodología para predecir los efectos acumulativos o para detectar interacciones es limitada. Es necesario, entonces, conocer el modo y el mecanismo de acción de cada sustancia activa presente en la mezcla para poder saber el efecto de la dosis.

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Cómo leer la etiqueta de los huevos.

embryo-544192_1280La Organización Interprofesional del Huevo y de sus Productos inició en enero la campaña «El huevo, de etiqueta» para explicar a los consumidores qué cuenta el código impreso en la cáscara

El huevo es un alimento con una importante presencia en la dieta. Por su versatilidad, resulta un producto apto para numerosas preparaciones culinarias. Por eso, en el momento de su compra, el consumidor debe ser capaz de leer su etiqueta y entenderla. El etiquetado, por tanto, debe ser simple y claro. En los últimos años se han hecho importantes avances, ya que cada vez más se buscan términos breves y de fácil comprensión. Desde enero en España, la Organización Interprofesional del Huevo y de sus Productos (INPROVO) lleva a cabo la campaña «El huevo, de etiqueta«, con el objetivo de explicar a los ciudadanos «cómo identificar las garantías del Modelo Europeo de Producción de huevos en el marcado y etiquetado». El artículo explica en qué consiste esta iniciativa, cómo acerca el Modelo Europeo de Producción al consumidor y qué dice la etiqueta sobre el huevo.

Por norma, los huevos que se comercializan en la Unión Europea vienen con un código impreso en la cáscara que permite rastrear el producto desde su origen, como la ubicación de la granja de la que procede hasta el final de la cadena de comercialización, cuando llega al consumidor. Es decir, este método de marcado posibilita conocer quién, dónde y cómo se ha producido el huevo. Pero, además, ofrece datos sobre el consumo preferente, el régimen alimenticio de las gallinas y el lugar donde se han empaquetado. Este sistema de trazabilidad implantado en la UE facilita la identificación y el registro de cada producto a lo largo de toda la cadena alimentaria. Además, esta técnica de marcado y etiquetado ayuda a actuar de manera rápida en caso de que se produzca alguna incidencia, ya que el origen del problema se puede localizar y se pueden tomar las medidas correctoras oportunas.

Dar a conocer este sistema al consumidor es tan o más importante como implantarlo. Con este objetivo, INPROVO lleva a cabo desde el pasado mes de enero y hasta 2016 la campaña «El huevo, de etiqueta», que el pasado 25 de marzo llegaba a Cataluña.

Acercar el Modelo Europeo de Producción al consumidor

La campaña «El huevo, de etiqueta» informa al consumidor sobre el sistema de producción de huevos y cómo leer la información del código impreso en sus cáscaras

Desde que sale de la granja hasta que llega al consumidor, el huevo recorre un camino en el que están implicados productores, granjeros, veterinarios y transportistas, entre muchos otros. En la UE, la producción de huevos destinados al consumo humano se rige por el Modelo Europeo de Producción. Con el fin de informar a los ciudadanos y líderes de opinión sobre el sistema de producción de huevos en la UE y sobre cómo leer el marcado y etiquetado del huevo, INPROVO recorrerá, a lo largo de este año y el próximo, toda España apoyándose en boletines, folletos, vídeos o redes sociales.

En concreto, quiere dar a conocer el Modelo Europeo de Producción, que es considerado como «la normativa más exigente del mundo» en materia de producción de huevos. Este sistema está formado por normas que incluyen el bienestar animal, la sanidad animal, la seguridad alimentaria y el respeto al medio ambiente.

Así, el consumidor puede saber más acerca de las distintas formas de cría de las gallinas ponedoras:

  • En jaulas. Viven en pequeños grupos para simplificar el control sanitario. Las jaulas son fáciles de limpiar y permiten el acceso directo de las gallinas a la comida.
  • En el suelo. Comederos, bebederos y nidales forman las naves donde se encuentran las gallinas, que tienen libertad para moverse.
  • Camperas. Similar a las anteriores, esta forma de cría deja a las ponedoras acceso al aire libre donde picotean y escarban en el suelo.
  • De producción ecológica. Además de criarse al aire libre, su alimentación se realiza con pienso procedente de la agricultura ecológica.

Otro de los principales objetivos es que el consumidor sepa leer y entender la etiqueta y comprenda qué significa el código que llevan impreso las cáscaras de los huevos.

  • Elprimer dígito (empezando por la izquierda) es un número que da información sobre la forma de cría.
    • 0, producción ecológica.
    • 1, procedente de gallinas camperas.
    • 2, criadas en el suelo.
    • 3, criadas en jaula.
  • Dos letras, que corresponden alpaís de la UE de donde proceden los huevos (ES, España).
  • Ocho dígitos: los dos primeros identifican la provincia; los tres siguientes, el municipio donde se encuentra la granja; y los tres últimos reseñan cada granja dentro de la localidad.

http://linoit.com/users/rgarval517/canvases/Etiqueta%20de%20los%20huevos.

Qué cuenta la etiqueta de los huevos

Cuando se compran huevos, hay que fijarse en la etiqueta y en la información que contiene.

En los envasados, se debe comprobar que indica la fecha de consumo preferente, su categoría, el peso del huevo, el centro donde se han envasado y clasificado, la forma de cría de las gallinas y las recomendaciones sobre cómo conservarlos, según INPROVO.

Para los vendidos a granel, los establecimientos autorizados también deben informar de todos estos parámetros a los consumidores y asegurar su procedencia. Además, deben ir acompañados de una referencia sobre el modo en que deben conservarse, es decir, indicando que deben mantenerse refrigerados después de su compra.

Toda esta información debe estar en un lugar visible. La trazabilidad, es decir, poder seguir el rastro del huevo desde la granja hasta su consumo a través de todas las etapas de producción y distribución, es fundamental para encontrar posibles puntos frágiles que puedan poner en riesgo su consumo.

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La eficacia preventiva del lavado de huevos.

eggLa calidad microbiana de los huevos de consumo ha sido una preocupación importante desde que la causa principal de las infecciones de origen alimentario ha sido relacionada directamente con Salmonella enteritidis y con el huevo de gallina. La presencia de este microorganismo se asocia con la existencia de gallinas portadoras, que liberan el microorganismo en el interior del huevo, y con la existencia de la bacteria en la materia fecal de los animales.

Como sistema de prevención, hace mucho tiempo que se ha hablado del lavado del huevo para eliminar los potenciales patógenos. Incluso, en el entorno doméstico, hay muchos consumidores que consideran el lavado del huevo de gallina como una medida higiénica fundamental.

Además de ésta, ha habido diferentes estrategias para intentar solucionar el problema, aunque ninguna medida preventiva se está mostrando aún suficientemente eficaz. Por ello, se han evaluado y estudiado diversas aproximaciones que limiten la presencia de patógenos y reduzcan el riesgo.

Estructura del huevo

El huevo no posee una estructura simple, aunque aparentemente esté sólo formado por una cáscara, yema y clara. Todas sus estructuras han ido evolucionando para permitir su funcionalidad, es decir, llevar a buen término el desarrollo de un embrión de ave. No obstante, existe un peligro potencial, la posibilidad de que el interior del huevo se llegue a contaminar, lo que comprometería la vida del embrión o facilitaría la alteración del huevo como alimento.

El mantenimiento de la cutícula evita el paso de microorganismos patógenos al interior del huevo La cáscara es totalmente porosa, permitiendo de esta manera que pueda haber un intercambio gaseoso a su través. Estos poros no son de pequeño diámetro, más bien al contrario, lo que permite perfectamente el paso de microorganismos. Por ello, existe una estructura de tipo proteico denominada cutícula, que recubre la totalidad de la superficie externa de la cáscara. Esta cutícula posee un aspecto similar al de una esponja, lo que facilita el paso de aire pero impide la entrada de microorganismos.

Mientras la cutícula permanezca intacta, los microorganismos no podrán entrar en el interior del huevo, por lo que todas aquellas medidas que la mantengan intacta garantizarán la seguridad del producto. Es por ello que el lavado, la abrasión, los golpes, la desecación y el envejecimiento, entre otros factores, pueden ocasionar la pérdida de la capa protectora.

Medidas preventivas

Aunque el huevo permanezca con su cutícula intacta, puede ser que la cáscara se encuentre contaminada externamente. Esta situación nos da un riesgo añadido, puesto que al tocar la cáscara con las manos, con las superficies, o al cascar el huevo, puede que parte de los microorganismos de la superficie pasen a los alimentos, con el consiguiente peligro.

La manera en como se ha abordado el problema ha sido diferente según los países. En Estados Unidos, Australia y posteriormente en Japón, se procedió a permitir medidas de desinfección de la cáscara, como el lavado con sustancias desinfectantes e incluso con un posterior parafinado. Este tipo de actuaciones facilitan la eliminación de microorganismos al tiempo que la parafina tapona los poros, por lo que el producto no se deshidrata. No obstante, esto da lugar a problemas, ya que la presión en el interior del huevo suele aumentar con el envejecimiento, produciendo olores extraños.

Sin embargo, en la Unión Europea, no se admite esta práctica, siendo obligado el desarrollar medidas preventivas durante la producción animal y la producción de alimentos.

Ante la prohibición de las medidas de desinfección directa, la Unión Europea ha procedido a estudiar estrategias que lleven a eliminar la presencia de Salmonella en las granjas de aves. Para ello, como primera medida, se ha obligado a que todos los progenitores están completamente libres de este microorganismo. De esta forma, si no existen portadores, la descendencia estará libre en el momento de su nacimiento. Posteriormente, se están llevando a término los estudios necesarios para recomendar técnicas de detección de patógenos en piensos y en heces de pollo y gallina, lo que permite detectar y eliminar a los animales portadores que se encuentren en producción. Con esta política se pretende que en un plazo de tiempo razonable las producciones europeas posean una mínima contaminación.

El lavado como solución inmediata

Recientemente, varios estudios han mostrado que algunos desinfectantes del lavado pueden causar daño físico a la superficie del huevo, rompiendo la cutícula de la cáscara. Esto conlleva una pérdida de la protección natural, lo que puede permitir la entrada de patógenos, con el consiguiente incremento del peligro de contaminación por otros microorganismos que se encuentren en el entorno del producto.

A pesar de estas consideraciones, los resultados de los estudios sobre el lavado son inapelables. Mientras que la superficie de un huevo normal puede tener un nivel de contaminación en la totalidad de su superficie de 9500 bacterias totales, tras el lavado, este recuento de reduce hasta 15 bacterias totales por huevo.

Considerando huevos con elevada contaminación de Salmonella, en todos los casos, se trata de producto manchado con restos de materia fecal. En esta situación, los niveles de contaminación detectados suelen ser superiores al millón de células por huevo. Tras el lavado, los niveles detectables están entorno a 100 salmonelas totales. Estos microorganismos no son detectados en el interior del huevo durante el resto de su vida comercial, por lo que es recomendable el empleo de amonio cuaternario o derivados clorados.

La no entrada de microorganismos en el interior se consigue gracias a que la cutícula se mantiene. Para ello, no deben ser empleados productos abrasivos, ya que el roce continuado con elementos que rallen la superficie del huevo sí eliminarán la capa protectora. Por este motivo, el lavado con desinfectante en frío puede conseguir unos buenos resultados.

ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS

La porosidad de la cáscara y la cutícula puede favorecer la entrada de patógenos en el huevo.

Los resultados obtenidos a partir de los distintos estudios en marcha permiten presentar un conjunto de recomendaciones interesantes. En primer lugar, la evidencia de que la presencia de elevadas concentraciones de Salmonellase asocia a la existencia de materia fecal en la superficie de las cáscaras nos ha de llevar a rechazar cualquier huevo manchado.

Asimismo, si se adopta el lavado doméstico como medida protectora, éste no deberá realizarse sólo con agua o con estropajos. Se deberán lavar sólo huevos limpios, no manchados, mediante inmersión y con una solución acuosa de un desinfectante, preferentemente hipoclorito (lejía), durante un mínimo de 5 minutos.

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Idean un novedoso sistema para desinfectar alimentos con luz ultravioleta

La imagen muestra muchos matraces con un líquido blanco.Es energía y posee una enorme cualidad: degrada la cadena del ADN de las bacterias. La luz ultravioleta se ha revelado ahora como un aliado eficaz en la desinfección de alimentos, principalmente líquidos alimentarios como la horchata, los zumos y el vino. Seguir leyendo Idean un novedoso sistema para desinfectar alimentos con luz ultravioleta

Superficies para alimentos que se limpian solas

La imagen represente 5 botellas medio llenas de coca cola sobre una superficie escrupulosamente limpia.Expertos españoles desarrollan superficies con propiedades bactericidas y autolimpiables que se activan con la luz del sol o con luz ultravioleta

Por Natalia Gimferrer Morató

Si la superficie donde se prepara la comida no está limpia, los patógenos pueden pasar a los alimentos, tanto crudos como cocinados, de manera inmediata. La cocina es, por tanto, una de las estancias del hogar que debe mantenerse más limpia y que más atención necesita, tanto en su limpieza, como en el orden y desinfección. Para facilitar el trabajo, un equipo del Instituto de Tecnología de Materiales de la Universidad Politécnica de Valencia ha desarrollado un proyecto en el que ha ideadosuperficies de acero inoxidable y cerámica autolimpiables. En este artículo se detalla en qué consisten estas superficies y cómo funcionan. Seguir leyendo Superficies para alimentos que se limpian solas

Higiene, diseño y seguridad alimentaria.

La imagen muestra una vista de una sala de un restaurante.Un diseño higiénico de las instalaciones de la industria alimentaria es fundamental para evitar problemas de contaminación.

Por Marta Chavarrías

El diseño higiénico de las instalaciones de la industria alimentaria es fundamental en materia de seguridad. Las directrices en este campo deben evitar que los equipos perjudiquen a la calidad de los alimentos y, de forma especial, a su seguridad. Deficiencias como la presencia de zonas muertas, soldaduras de mala calidad o grietas en las superficies pueden ser el origen de contaminaciones cruzadas con consecuencias negativas en la seguridad de los alimentos.El artículo explica cómo deben ser las instalaciones de la industria alimentaria y describe qué es el APPCC, otro sistema preventivo. Seguir leyendo Higiene, diseño y seguridad alimentaria.