Querida Carmen:
Hoy nos hemos reunido en este patio para compartir un momento muy especial: la despedida de una gran maestra, compañera y amiga, Carmen Medina.
Aunque hablamos de “despedida”, lo cierto es que no queremos decir adiós. Este no es un adiós, Carmen, porque tu huella queda en cada rincón del Clarita, en cada canción que suena, en cada niño y niña que ha aprendido contigo, y en todos los que hemos tenido la suerte de pasar estos años a tu lado.
Eres la maestra que ha puesto música y ritmo en este colegio. Pura inspiración, entrega y pasión. Siempre con una sonrisa, siempre con una energía contagiosa, siempre con el corazón morado por delante.
Desde el claustro, solo podemos darte las gracias. Gracias por tu vocación, por tu compromiso, por tu alegría y por tu humanidad. Has sido mucho más que una maestra: has sido un referente, una amiga, una compañera que ha hecho del Clarita un lugar mejor.
Cada uno de nosotros guarda un recuerdo contigo, una anécdota, una risa compartida… y esa es la mejor prueba de lo grande que ha sido tu paso por este colegio.
Hoy no queremos cerrar una etapa, sino celebrar todo lo vivido. Queremos que te lleves todo nuestro cariño y que sepas que aquí, las puertas estarán siempre abiertas para ti.
Antes de que empieces a disfrutar de tu merecida jubilación, nuestros niños y niñas —tus niños y niñas— quieren compartir contigo este día tan especial. Enhorabuena por entrar en el club de los eméritos. Te lo mereces.