La música también sirvió para expresar nuestros deseos de paz. Cantamos la canción «De ellos aprendí» de David Rees que les encanta y que se saben perfectamente de memoria 🙂 Después del recreo, llevamos la esencia de la paz más allá de las paredes de nuestra escuela. Salimos a las calles del barrio para distribuir palomitas de la paz de papel. Este gesto simple pero significativo simbolizó nuestro compromiso de acercar la escuela a la comunidad, promoviendo valores de solidaridad y respeto. La actividad resultó ser no solo bonita, sino también efectiva en la creación de puentes entre la escuela y el barrio. Fue un recordatorio de la importancia de construir la paz desde la base, extendiendo la armonía a nuestro entorno más cercano.
En resumen, la celebración del Día de la Paz del Pedagogo este año fue una experiencia enriquecedora que nos recordó la relevancia de cultivar un ambiente de respeto y comprensión en nuestra comunidad educativa y más allá. Estos momentos de reflexión y acción colectiva refuerzan nuestro compromiso con la construcción de un mundo más pacífico y unido. Como dijo Gandhi «No sus peleéis» 🙂